-Yo le dije al profesor Snape que estabas viendo ese espejo muy seguido-admitió, mirando el suelo-. Estaba muy preocupado por ti. Creí que el propio espejo podía hacerte algo malo. Sé que querías ver a tus padres, pero no creo que esa sea la forma apropiada.

Al no obtener una respuesta, se preocupó aún más. No debería haberle dicho.

Pero por su lado, Harry estaba... sorprendido. ¿Ron se había preocupado por él de verdad? ¿Tanto como para decirle al profesor que necesitaba que lo sacaran de ahí? No pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios. Ningún niño ni adolescente se había preocupado hasta ese punto por él. Y jamás creyó que alguien realmente lo haría. Pero Ron le demostró lo equivocado que estaba. Incluso si antes le había pedido que no le dijera nada a nadie, entendió rápido que su amigo sólo se lo dijo al profesor Snape por eso, porque temía que algo le pasara si seguía viendo el espejo, tal y como el hombre se lo dijo esa noche.

Se acercó a su amigo y le puso una mano en el hombro.

-Ron, no tienes que preocuparte. Está bien. Fue lo mejor-asintió, conmovido-. El profesor Snape dijo que querías hablar conmigo de nuevo, igual que yo lo quiero.

Ron levantó la cabeza y le sonrió, contento de nuevo. En el sofá, Scabbers escuchaba atentamente, sentado en el brazo del mismo y con las orejas levantadas.

-Gracias por eso. De verdad necesitaba que me sacaran de ahí.

Ambos compartieron el mismo gesto y se dieron un abrazo. Para dos niños pequeños, estar las vacaciones sin hablarse puede ser eterno.

Al separarse, Ron le preguntó:

- ¿Qué dijo el profesor?

-Pues... primero me sacó de ahí y me llevó a su oficina. Nos sentamos y me dio una charla sobre el tema de romper las reglas y que haber llegado hasta ahí me costaría diez puntos de nuestra Casa-Ron hizo una mueca como de lastima, pero siguió escuchando-. Luego, dijo lo del castigo y...

Harry pensó un momento lo que Snape le había dicho. No sabía si debía contarle eso también a Ron. Recordó plenamente que, luego de regañarlo, quitarle los puntos y asignarle la detención, su profesor suspiró y se levantó de su silla para agacharse a su altura y sujetar sus hombros con gentileza. Luego, con voz tranquila concluyo:

-Hace muchos años, cuando yo era estudiante, también pensaba mucho en mi madre y deseaba con muchas ansias verla aunque fuese una vez más. Pero un día, mientras me perdía en mi propia mente, un hombre muy sabio me dijo-y citó la frase casi con un tono de suplica para el niño-: «Soñar no te hará ningún bien... si olvidas vivir».

Harry sonrió levemente ante el recuerdo, aunque omitió la charla que su profesor y el director tuvieron minutos después, cuando el anciano arribó en la oficina para verlo y se topó con él ahí. Entonces miró a Ron y concluyó:

-Y... eso. Me espera el lunes a la noche.

-No hace falta que le digamos a los demás lo que pasó. No por lo que pueden decir en sí, pero todos se molestan cuando alguien pierde aunque sea cinco puntos-le avisó Ron, sacudiendo la cabeza.

- ¿En serio?

- ¡Pero por supuesto!-gritó una voz cargada de burla desde las escaleras.

-Y no sólo eso-siguió otra.

-Nuestro hermano Percy...

-Es el primero...

-En quejarse. Y luego dice...

-Que no le importa.

Los gemelos acabaron de bajar y Fred se ubicó al lado de Ron para estrecharlo con fuerza y George hizo lo mismo con Harry, aunque muchísimo más sutil.

Siempre contigoWhere stories live. Discover now