Capítulo 45

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Mis dedos sentían el peso y el dolor al empuñar mis manos, la tensión subía desde mi estómago, palpitando mi corazón con desasosiego y mi cabeza descargaba ideas, sospechas que inquietaban las dudas cada vez más.

El collar de Marcos en mi mano, estuvo todo este tiempo en esa caja.

Que Christian tuviera el collar de Marcos me parecía imposible o tal vez en mi mente lo creía absurdo. Tenía que verificarlo, di vuelta el collar por la parte de atrás del corazón y decía grabado "NR" mis iníciales.

No era una copia, no era una coincidencia, tenía exactamente el collar que le regalé a Marcos, pero quería oírlo de Christian, necesitaba saber cómo lo había obtenido.

Él me abrazó por detrás y sentí una mezcla de angustia y felicidad, la tristeza me animaba a abrazarlo y contarle la terrible tarde que tuve, la felicidad me provocaba besarlo por estos pocos días que se hicieron eternos sin él, pero ahora, el temor se apoderaba de mí, algo tan extraño que no podía entender la calidad de mis emociones, porque si ahora recibía otra mentira más, estaría a punto de derrumbarme.

Chris me dio vuelta y arrugó el ceño. Se dio cuenta que estuve llorando, ¿cómo no iba a darse cuenta? Si tenía los ojos hinchados por haber llorado toda la tarde.

—¿Qué pasó mi amor? ¿Estás bien? —Acarició mis brazos con sus manos.

Escondí en mi puño el collar.

—¿Alguna vez conociste a Marcos? Christian —le dije, cansada de aparentar.

Él abrió un poco más los ojos, sin entender.

—¿A marcos? ¿A tú ex?

Sé que este lio debía tenerlo cansado ¿a quién no? Si hasta yo me cansaba de ello.

—Si ¿lo conociste o no?

—Claro que no Nico... o sea que yo recuerde jamás me ha sonado ese nombre... Marcos Boyd ¿Por qué me preguntas eso?

—Marcos estuvo a 3 horas de donde tú vivías en Ottawa, acabo de enterarme esta tarde porque su madre me pasó los correos que él jamás envió desde hace dos años, estuvo en las cataratas del Niágara por el lado de Canadá y desde ahí no envió ningún otro correo.

Christian me soltó, su rostro se tornó dudoso.

—Tal vez, Nico, no lo sé, no lo recuerdo —murmuró confundido.

—¿Cómo que tal vez? Tienes que recordarlo —le dije en tono de súplica.

—Nico por favor, ¿sabes a cuantos pacientes he atendido? La verdad no puedo recordar, imagina que lo confundieron de apellidos en un hospital ¿Qué probabilidad tengo de haberlo tratado?

—Entiendo... —Abrí mi puño y dejé caer el collar delante de sus ojos colgando entre mis dedos—. Pero esto no puede ser casualidad, me vas a decir de dónde lo sacaste, porque estoy cansada de que me mientan Christian —le ordené, todavía según yo calmada.

Miró fijamente el collar y su expresión se tornó a preocupación, entonces entendí que nada bueno se veía venir. Rápidamente se quitó la chaqueta como si eso le alivianara la carga que demostraba su rostro, sacó un colgador del armario y dejó su abrigo allí, él se tropezaba hundido en sus pensamientos e intentando poner el colgador en la barra del armario. Podía sentirlo, así como podía sentir que la paciencia se me estaba yendo por la borda.

—No conociste a Marcos o no lo recuerdas, pero tienes su collar ¿te das cuenta? —añadí.

—No sabía que era de él Nico —dijo volviéndose a mi—. Si él me lo hubiera dado en persona, lo recordaría.

Dos Amores Un Solo CorazónWhere stories live. Discover now