Capitulo 31

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Aconteció una semana desde el último incidente en el que todos estuvimos con los nervios hechos añicos. Ese día en la sala de tribunal creí que nada resultaría a nuestro favor ya que las mentiras iban una tras otra, sin sentido. Ahora me alegro profundamente de que tal como le dije a Chris, la verdad siempre sale a la luz.

No recordaba un día de este invierno en que las personas se quejaran tanto del frio como hoy. Algunos acunaban sus manos en sus bocas para soplar el aire desde el interior hacia ellas, otros frotaban sus manos cubiertas por guantes activando la circulación de su sangre, logrando capear un poco la baja temperatura, inclusive al hablar, de nuestros labios se desprendía un vaho tibio.

Mientras yo acarreaba el carro del supermercado escogiendo que echar, pensaba en el invierno pasado, y ante pasado, si tuviera que comparar el frío que he sentido anteriormente, diría que desde hace mucho tiempo no me sentía tan a gusto como en este instante, eso era debido a que el invierno en mi corazón fue mucho más intenso y crudo en comparación a sentir el frío físico, porque el frío en el corazón no tiene solución inmediata, te mantiene postrado sentimentalmente, cala los huesos desde el interior, congela los pensamientos negativos y los mantiene ahí, la sangre se estanca y el cuerpo se paraliza, todo se convierte en un simbolismo de negatividad y ya no tienes esperanza de que la primavera vendrá a ti.

En cambio el frio físico ataca de afuera hacia adentro. Una taza de café no viene mal junto a una tarde al lado de la fogata, y para mí en este preciso momento Chris logró romper el hielo en mi corazón, el invierno que congeló mi cuerpo por varios años, él era mi primavera la cual creía perdida.

Suspiré algo fuerte, que a más de alguno debió sorprenderle, me sonrojé un poco intentando volver a la realidad en donde me encontraba.

Era miércoles por la tarde, salí antes de mi trabajo porque hoy en la noche llegaban mis padres, y debía comprar un par de cosas para preparar la cena, quería hacer algo más elaborado, además les presentaría a Chris.

Mi celular comenzó a sonar, lo saqué de mi bolsillo y vi la pantalla, era Ann, contesté y lo sujeté con mi mejilla en mi hombro para ir con el carro del supermercado a pagar las cosas.

—Hey —le dije.

—Hey —se rio—. ¿Estás en el hospital?

—No, en el supermercado ¿Por qué?

—Porque estoy haciendo una tarta de limón y ya tengo lista mi habitación para que tus padres se queden allí

—Oh muchas gracias, ¿de verdad no te incomoda prestar tú habitación?

—No para nada —soltó unas risitas—. Aunque pensándolo bien debí decir que no así tú te quedabas con Chris.

—Ah pero que ocurrente eres —me reí, puse las cosas del carro en el mesón para pagar todo—. Para la otra a ver si piensas más rápido —bromeé.

—Aush, si estaré más despierta.

Mi celular empezó a sonar avisándome de otra llamada entrante.

—A puesto que es Chris —me dijo.

—Adivinaste —me reí cuando vi la pantalla—. Bueno nos vemos en un rato amiga.

—Dale, besos.

Nos despedimos y le contesté a Chris sacando mi billetera para pagar.

—Aquí reportándome —dije sonriendo aunque no me viera.

Pagué las cosas y me las pusieron en bolsas de tela. Escuché su risa.

—¿Dónde estás amor? ¿Aun en el supermercado?

—Si, voy saliendo a buscar un taxi y ¿tú?

—Entrando al estacionamiento del supermercado.

Dos Amores Un Solo CorazónWhere stories live. Discover now