Capitulo 22

1.7K 182 113
                                    


"Es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pinchó

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

"Es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños solo porque uno de ellos no se cumplió".

El principito, de Antoine de Saint—Exupéry.

Cerré de golpe el libro, provocando que este soltara un poco de aire que se mezcló con el aroma de la cafetería a la que suelo visitar. Dejé escapar un soplido por esta frase.

En mi cabeza pensé en: «Es una locura temer a enamorarse de nuevo solo porque perdiste a un amor», porque no todos los amores son iguales.

Es cierto que cada quien puede tener algo único que lo hace especial, pero no por miedo se va a renunciar a que el corazón vuelva a palpitar porque una vez sintió que dejó de latir.

Estaba claro que mis sentimientos por Christian iban en aumento, pero no dejaba de pensar en las cosas pasadas, aunque fueran un mero recuerdo. En el fondo de mi corazón la cicatriz recién comenzaba a sanarse. Todo eso venía a mi mente porque esa semana tenía pensado intentar llamar a la señora que había sido donante receptor de Marcos. Debido a esa razón las dudas estaban presentes, eso significaría tal vez recordar ciertas cosas y, en vez de ir avanzando, estaría retrocediendo o simplemente sería una forma de cerrar mi duelo y un ciclo en mi vida.

¿Qué podría hacer? Me sentía confundida.

Dejé el libro sobre la mesa y tomé el menú para pedir algo. Miré la hora en el reloj que colgaba en la pared, Ann debía estar por llegar. Habíamos quedado en juntarnos en la tarde aquí y tener un día de chicas ya que era sábado y hacía tiempo no salíamos las dos.

Llamé a la mesera y cuando se estaba acercando algo me dijo que reconocía ese rostro. Veía a mucha gente en el hospital, pero tengo buena memoria visual y ella no se me olvidaría después de haberla atendido con un tratamiento especial cuando sufrió una quemadura en esta cafetería.

—¿Amanda? —le dije, cuando llegó al lado mío—. ¿Qué tal? ¿Cómo te has sentido?

Ella me miró con cara de asombro.

—Doctora Rowein, un gusto verla por aquí, pues estoy... bien, aunque no he ido con el médico para quitarme la piel de tilapia del brazo.

—¿Cuánto tiempo ha pasado? Está dentro de lo normal el tiempo que debes conservar esa piel, pero deberías ir para revisarte. Recuerdo que tú quemadura fue leve, y ya está listo para retirar.

—Es que me da miedo ver los resultados, quisiera quitármelo porque no es agradable, no puedo usar franelas sin mangas, menos mal que hace frío... Me dijeron que usted ya no trabajaba en el hospital, ¿es cierto?

—Amanda, puedes tutearme, no soy mayor que tú. —me reí y ella hizo un gesto de disculpa—. Pues es cierto, estoy trabajando en otro hospital, es una fundación a beneficio de personas con escasos recursos que necesitan ayuda para el cáncer o que van en proceso de ello... si quieres te doy la dirección y puedes ir a visitarme allí para ver cómo va tú brazo.

Dos Amores Un Solo CorazónWhere stories live. Discover now