Capitulo 4

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Los días pasaban, y nuevamente estábamos de lleno con nuestras clases, y la organización para la bienvenida, una fiesta o más bien una recepción para los novatos, sería el próximo viernes y se realizaría al aire libre.

Para la comida propusimos preparaciones mediante un servicio de coctelería todo tipo y buffet dulce y salado, ya que como esto implicaba gran trabajo nos ahorrábamos tiempo; además, la universidad se ocupada de los gastos. Y para la diversión teníamos presentaciones de música, canto, baile y karaoke. Lo que por supuesto no podía faltar era la historia de la universidad de Harvard, así de lleno entraban en materia y se daban cuenta que esto no les sería nada fácil.

Suerte que ya me faltaba menos para salir.

De quien no sabíamos nada era del profesor Bradley su supuesto gran proyecto. Ya era viernes y lo estuvimos esperando toda la bendita semana, cada quién hacía sus especulaciones. Sí nos enteramos de que no todos los de la carrera entraríamos en el dichoso proyecto, de hecho no era sencillo, pero no teníamos la más mínima idea de por qué era así, solo que comenzábamos las prácticas en tres semanas y yo lo único que quería era que todo eso pasara rápido.

—¡Por fin es viernes! —dijo Harry, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Así es, amiguito —le dije, guiñándole un ojo—. ¿Tenemos planes para el fin de semana?

—Yo ensayar y ensayar, no me queda otra —dijo Ann, terminando de desayunar. Se paró y fue a lavar su taza.

—Sí... ya volvimos a la normalidad, trabajo más estudio, pero bueno, si no nos dicen nada del proyecto o para estudiar, ¿podríamos ir al cine? Ann, tú puedes salir, tres horas máximo no te afecta.

—Cuenta conmigo —respondió Harry—. Vamos, Ann, te hará bien distraerte un rato.

—Vale, vale, iré, luego lo planeamos que estamos atrasados. —Se fue corriendo a su habitación a coger sus cosas.

—Yo me voy después de limpiar esto, Nico, porque pasaré a buscar un libro a la biblioteca.

—¿Te dije que eres mi mejor amigo? —me reí—. Gracias por limpiar.

—Uhm. Parece, ¿eh? —se rio también.

—Bueno, nos vemos en psicología.

Aún me faltaban veinte minutos para irme. Fui a sacarme el pijama y, como todavía hace calor, me puse una franela sin mangas color burdeos, un blue jeans, y metí la franela por dentro de este, y unos botines negros que fueran cómodos, ya que luego de la universidad tenía que ir a trabajar y eso significaba estar toda la tarde de pie. Me maquillé sencilla para verme decente y me peiné el cabello dejándomelo suelto hacia el lado izquierdo. Por último escogí una chaqueta color crema para la tarde y el bolso.

Para cuando vi la hora, los veinte minutos habían pasado volando; de hecho, iba cinco minutos atrasada, eso en mi mente indicaba: «¡Corre!», y eso hice.

Me fui al ascensor y, a pesar de presionar el botón varias veces, las puertas no se abrían nunca. Si alguien me viera en este preciso instante, pensé, creería que estaba a punto de hacerme pis por la forma en que movía mis pies con desesperación, como si de esa manera se fuera a abrir más rápido el elevador. Pero cuando había decidido bajar por la escalera, justo se abrieron las puertas.

—Agh —reclamé.

Entré y presione el botón para ir al primer piso, creo que en todo eso tardé cinco minutos más.

«Diez minutos atrasada», repetía en mi mente.

Lo peor es que de aquí a la universidad me demoraba otros veinticinco con todo el tráfico, así que, por hoy, descartado el autobús y bienvenido el taxi, que me llevaba directo.

Dos Amores Un Solo CorazónKde žijí příběhy. Začni objevovat