Capítulo 18

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No fue fácil tener que aterrizar del momento en el que estábamos viviendo con Chris. Después de separarnos sentí un vacío que deseaba llenar con él nuevamente, tenerlo demasiado cerca era peligroso porque seguía creyendo que debía controlar mis emociones.

«Tarde para eso», pensé, al mismo tiempo que negué con la cabeza en una lucha interna.

En cierta forma no quería depender de él, que me ocurriera de nuevo lo mismo, enamorarme tanto que perdiera la cabeza y, cuando reflexioné, con ese beso la había perdido literalmente.

Aunque habían pasado cuatro años desde que Marcos falleció, aun lo añoraba, pero se convirtió en un recuerdo, la herida iba sanando a medida que me iba esforzando por pelear en esta batalla.

Luego me pregunté: ¿Acaso el amor no descontrola nuestras emociones? Actualmente, veía cómo poco a poco Christian había logrado cautivarme y llamar mi atención con su forma de ser, había notado cómo se dedicaba con ímpetu en su trabajo, a veces hasta altas horas de la noche, lo amable que era con los demás, siempre estaba preocupado de cada paciente y eso me identificaba, porque era lo que yo quería hacer.

Se convirtió en mi ideal a seguir, inclusive el impulso que necesitaba para trabajar día a día, sentía que no necesitaba cambiar mi forma de ser o intentar agradarle para caerle bien, siempre y cuando todo fuera para mejor.

Ahora estaba en la puerta esperando a Chris, que fue por una chaqueta y sus llaves para ir a comprar los materiales que me comentó, y así llevarlos el lunes para los niños que estaban en el hospital. Miré mi franela para verificar que estuviera seca, ya que con el secador de pelo cuando lo utilicé con Bowie, aproveché para secármela y quedó como nueva.

—¿Vamos? —me dijo Chris, saliendo de su habitación. Mientras se acercaba jugaba con las llaves en su mano.

Eso era extraño, ¿Cómo se suponía que debíamos reaccionar ahora? Digo, nos besamos.

—Sí, claro... —murmuré y abrí la puerta, saliendo de allí.

Luego de que él cerrara la puerta, en el ascensor, nos fuimos en silencio hasta que llegamos al estacionamiento y nos subimos al auto. El silencio me estaba incomodando, pero sentía que si le preguntaba algo sería muy tonto. Pasaron unos minutos, entonces me atreví a hablar.

—Chris... —le dije, en plena carretera.

—Sé que estás pensando en lo que ocurrió en mi apartamento —dijo.

—Pues sí, nos besamos —dije, finalmente.

—Y lo haría de nuevo —confesó poniéndome nerviosa.

—contesté bromeando—, suerte la mía que no conduzco. —agregué, sino en su lugar me habría puesto más nerviosa si me besaba y yo tratando de concentrarme.

Miré hacia la ventana, porque ese era otro tema que tampoco creía tener superado, el volver a conducir.

—¿No sabes o no quieres?

—Sí sé, pero no quiero... tuve un accidente que me mantuvo en coma por varios días —dije en voz baja, recordando en que eso sucedió después de que Marcos se fuera y no volviera a verlo.

—Vaya... parece que guardas algunos misterios —expresó, curioso.

—De hecho, creo que he sido algo injusta, tú has confiado bastante en mí y yo no te he contado qué fue lo que me sucedió —dije, levantando mi mano e indicándole el anillo.

—Tranquila, tengo paciencia, sé que me lo contarás cuando vayamos a cenar en el crucero —admitió, sin derecho a dudas.

—Por lo visto vamos a ir —medio sonreí, incrédula.

Dos Amores Un Solo CorazónWhere stories live. Discover now