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**MIMI**

Estaba tumbada en el suelo, sobre unas mantas de color rojizo, en una habitación oscura iluminada con una pequeña bombilla en el techo que intentaba proporcionar algo de calor, sólo escuchaba la respiración dificultosa de ese perro que se encontraba a mi lado mientras que cada latido de mi corazón era una pequeña puñalada, dolía, dolía porque sentía que se estaba quedando dormido justo dentro de mi corazón y ver como cerraba los ojos mientras yo acariciaba su cabeza, me partía el alma. No sé cuántas horas pasaron en aquella habitación, perdí la noción del tiempo y del espacio, sólo sentía frio y ya no escuchaba aquella respiración leve que sonaba a despedida, sólo podía escuchar el leve sonido de mis lágrimas que caían constantes por mis mejillas, dolía demasiado y la culpa me arañaba por dentro. Pude notar como una puerta que se encontraba al final de las escaleras dejaba entrar un rayo de luz a aquella fría habitación, escuché pasos mientras mis lágrimas se volvían silenciosas y noté el cálido tacto de unas manos cuando la escuché, ¿Ana? ¿Qué hacía ahí?

Me desperté de golpe, dando un pequeño salto sobre esa cama que en ese momento me parecía demasiado amplia sin ella, miré hacia un lado y respiré al ver que Luna se encontraba a mi lado, respirando con normalidad mientras me miraba con curiosidad. Sequé el sudor de mi rostro mientras intentaba controlar mi respiración y me di cuenta de que estaba llorando, aquella pesadilla había sido diferente a las demás y me había afectado. Me levanté a por un vaso de agua mientras Luna me seguía hasta la cocina y me encontré con la nota que había dejado Tony y que no había leído, no me hacía falta, sabía que una vez más se había marchado, cada vez pasaba menos tiempo en casa, conmigo, ocupado con el trabajo y los negocios del bar. Volví a la habitación para tumbarme una vez más en la cama, cogí el móvil para mirar la hora y me entretuve un poco mirando las redes sociales y las fotos de mi galería encontrando aquella foto que me encogía un poco el corazón. Era una foto sencilla, con algunos destellos rojizos debido a la puesta de sol que se encontraba justo detrás de nosotras, Ana sonreía con su cabeza en mi pecho, sus manos rodeaban mi cintura envolviéndome en un pequeño abrazo mientras yo la miraba embelesada. Era una foto sencilla, sencilla pero preciosa, aunque toda la belleza de aquella foto estaba justamente donde se encontraba la sonrisa de la canaria, que salía resplandeciente y si no fuera mentira parecía estar enamorada. Era una de las primeras fotos que teníamos juntas, una imagen que nos había robado Miriam una tarde en la que fuimos a merendar y formar nuevos recuerdos, recuerdos los cuales yo no podía esconder en algún cajón para cerrarlos con llave y tal vez lanzar esa llave al mar, recuerdos que no podía olvidar y no me permitían olvidar que mi corazón latía por ella.

Me levanté a las ocho de la mañana, era lunes y había quedado con Noelia en ir a visitar a la señora Doblas a su casa, desde que estuvo en el hospital no la había visto y no había podido hablar con ella, quizás podría contarme alguna de sus historias en las cuales yo participaba, tal vez podría contarme mi propia historia.

Llegué sobre las diez de la mañana a aquella casa que ya reconocía, Noelia me recibió con un abrazo y saludó a Luna con cariño, aprovechó mi llegada para ir a hacer la compra mientras yo le hacía compañía a la señora Doblas que se encontraba acostada en su habitación mientras veía una película antigua. En cuanto crucé el marco de la puerta su rostro se iluminó y no pude evitar emocionarme, me hizo un gesto y yo me acomodé sobre la cama, a su lado, cogiendo su mano entre las mías mientras me sonreía. Hablamos de su operación, de su accidente, de su recuperación y de cómo se encontraba, me limité a escucharla porque por alguna razón mi corazón latía nervioso, hasta que una de sus preguntas me hizo volver a la realidad:

- Mimi ¿Qué te ocurre? ¿Está todo bien? Te noto intranquila.

No pude evitar esbozar una leve sonrisa, porque a pesar de cómo podía encontrarse después del accidente, estaba pendiente de mí y de cómo podía encontrarme, y de cierta forma me derretía el corazón. Quería hacerle preguntas, saber sobre mi pasado, mi historia, si era cierto que ella era mi familia... pero no podía preguntarle directamente y no sabía cómo allanar el camino.

Fix YouWhere stories live. Discover now