18.

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No tuve noticias de Mimi durante el fin de semana, la verdad es que después del tortazo que le di en el baño tampoco esperaba tenerlas. Me pasé el fin de semana como un alma en pena por la casa, ni si quiera por la casa, más bien por mi habitación porque no quería hablar con Miriam ni que me viera en ese estado tan patético, la verdad me apetecía estar sola, llorar, y no levantarme de la cama en 3 años. Lo último no fue posible porque ya era lunes y yo tenía que volver al trabajo, a su casa, a cuidar de su abuela, no podía sentirme más patética.

La semana pasó como la anterior, no me encontraba con Mimi, si la semana pasada parecía que me estuviese evitando ésta ya me lo confirmaba. El jueves no aguanté más y por la noche decidí esperarla en su habitación, sin importarme la hora a la que volviese. Cuando me senté sobre su cama vinieron a mí recuerdos que parecía que esos días había intentado guardar con todas mis fuerzas, pero por lo que se ve no lo había conseguido. Me fije en la mesita que tenía al lado de la cama y vi la nota que yo tan bien conocía:

Dicen que en la noche, no son las estrellas las protagonistas, sino La Luna, esa luna que tan única como es, consigue hacer que brille la oscuridad. Tú no eres la oscuridad Mimi...sino esa Luna que brilla en ella.

Era la nota que yo le había escrito cuando le regale aquel colgante que había visto el día más especial que tenía grabado en mi memoria. No pude evitar sonreír al sentir que lo tenía allí para leerlo cada noche, como si lo necesitara. Junto a la nota, tenía un pequeño cuaderno, lo abrí para echar un ojo, pero lo cerré inmediatamente cuando leí las primeras palabras:

-Querido diario...

¿Mimi escribía un diario? Me preguntaba que había en esas hojas de papel, pero era incapaz de leerlas. Me distrajo de mis pensamientos cuando entró en la habitación y pegó un brinco al verme.

- Joder Ana, no gano a sustos contigo ¿Qué quieres? – No empezábamos bien.

- ¿Podemos hablar Mimi?

- Si me vas a volver a estallar la cara preferiría que no.

Bien, estaba a la defensiva...aunque para que engañarnos, me lo merecía.

- Lo siento por eso, no tenía derecho a...

- No, no lo tenías.

- Mimi...estoy intentando pedirte perdón... – Se me empezó a formar un nudo en la garganta, creo que lo notó ya que con más calma me respondió.

- Vale.

- Mimi, lo siento mucho de verdad, no sé qué me pasó, pero sí sé que no merecías que te pegase, de verdad que lo siento, ¿Qué te está pasando Mimi? Déjame ayudarte...

- No me está pasando nada.

- Mimi por favor, no me mientas, que ya nos conocemos... - Intenté buscar su mirada, pero no dejaba de moverse de un lado a otro - ¿Puedes estarte quieta un momento? Me estás poniendo nerviosa.

- Vale – Dijo parándose frente a mí.

- Mimi, ¿Qué te ocurre?

- No me ocurre nada Ana.

- ¿Es por el beso? ¿Es por qué te bese en la fiesta de año nuevo? ¿Por eso te has alejado de mí?

- Ana, no digas tonterías. Fue un beso sin importancia, un beso de amigas borrachas para salvarme de aquel tío, no significó nada.

Fix YouWhere stories live. Discover now