Fix You

36.

A la mañana siguiente me marché temprano a la facultad, Noelia me llamó y le dije que aún no me encontraba del todo bien, pero que mañana iría sin falta por la tarde a cumplir con mis funciones. Volví al medio día a casa sintiendo cierto miedo mientras subía las escaleras del portal, tenía que hablar con Mimi y no sabía como abordar el tema sin que se sintiera incómoda, pero cuando llegué a la habitación, mi miedo fue mayor cuando no la vi en ella y en la mesita de noche encontré lo único que había dejado, un colgante, y una nota....

Me acerqué con cierta resignación a la mesa de noche y me senté en la cama, todavía olía a ella, podía notarlo, cogí el colgante y sin pedir permiso mis ojos se llenaron de lágrimas, lo sostuve entre las manos, era el colgante en forma de luna que le había regalado a Mimi por Navidad, aquel que tanto había mirado en el escaparate aquella noche de Diciembre cuando fuimos a ver el encendido navideño, sin duda mi mejor recuerdo. Lo sostuve un tiempo entre mis manos, con cierto miedo a leer la nota que estaba a su lado, porque con el colgante allí estaba empezando a asimilar cosas y sentía que mi corazón todavía no estaba preparado para leer sus palabras. Suspiré desdoblando la nota, viendo que era más larga de lo que esperaba y que en ella había derramado varias lágrimas, me acomodé en la cama con nerviosismo y empecé a leer:

Ana...

Sé que uno de tus miedos era que me fuese, que no hablásemos las cosas, y que me alejara de tu lado... pero uno de mis mayores miedos es que pueda ocurrirte algo, y ese algo sea mi culpa. Todas las respuestas que buscas están en mi diario, léelo, es tuyo, yo soy tuya Ana, es algo que me ha costado asimilar y que ya no me da miedo decirlo, soy tuya, y ojalá puedas perdonarme y volver algún día a tu lado, a tus brazos, a tu aroma, a ese beso que aún no te he dado...

No quiero que pienses que te he utilizado estos días para recuperarme y que estando una vez bien me he marchado, puede ser lógico que lo pienses y si lo haces no lo tendré en cuenta, yo también lo pensaría. Me gustaría que me creyeras cuando te escribo diciéndote que me marcho para protegerte, porque soy lo que soy Ana, y por más que te necesite a mi lado no puedo ser la persona que destroce tu vida como yo ya he destrozado la mía y sé que eres lo suficientemente cabezota para seguirme a cualquier lado por mucho que yo cambie de rumbo.

Por favor no me busques, no desperdicies tus días recorriendo calles o perdida en el sofá de tu apartamento, vive, respira, sé la música que eres Ana....porque eres eso...eres música y magia, cuando cantas se ilumina hasta la oscuridad más inmensa, así que sigue luchando por tu sueño. Sonríe, no permitas que el mundo se pierda tu sonrisa ninguno de los días que están por venir. No te preocupes por mí, estaré bien sabiendo que tienes la oportunidad de ser lo que quiero que seas, tú, sin más, tú, sencilla y feliz, eso es lo que quiero Ana... no te aferres a mí, no te aferres al recuerdo de lo que somos, esas dos personas que se enamoraron al mirarse a los ojos...porque si Ana, nunca te lo he dicho pero estoy enamorada...estoy tan enamorada de ti... y yo no sabía lo que era eso hasta que llegaste tú, tú con tu sonrisa y tus ojos marrones para enseñarme este sentimiento, este sentimiento que tengo tan clavado que me duele, y me duele más a cada paso que doy alejándome de tu lado... pero es este sentimiento el que me hace levantarme cada día y pensar que no será un día de mierda...porque tu apareciste en mi vida.

Te dejo este colgante, este colgante que me regalaste tú diciéndome que eran tan yo...pero yo soy tan nuestra Ana...que necesito que lo tengas tú. Siempre dijiste que yo era esa Luna que brillaba en la oscuridad, pero Ana...ambas sabemos que yo soy la oscuridad, y tú la luz que llegó un día para salvarme, tu eres esa Luna que brilla a la que yo tanto me aferro para no seguir cayendo, y mi único consuelo es que cada noche cuando mire al cielo nos veré allí, juntas, yo tan negra y tú tan brillante... y me dormiré de día porque no quiero desaprovechar ningún segundo de la noche sin imaginar que en verdad somos tu y yo, y que el día no nos separa.