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Me intenté remover un poco en la cama pero noté como una ligera presión sobre mi cuerpo me lo impedía, no sé cuántas horas había dormido pero mi cuerpo sentía que lo hubiese arrollado un tren descarrilado. Cuando abrí los ojos pude ver como Mimi descansaba su cabeza en mi hombro, respirando en mi cuello haciendo que mi piel se erizara un poco en esa zona, y atrapaba mi cintura con su brazo como si en sueños no quisiese que me alejara de ella. Me paré a observarla un momento, dormía con la boca entreabierta mientras su pelo un poco alborotado ocupaba casi toda la almohada, y a pesar de su rostro marcado, era la primera vez desde que la volvía a ver que parecía tener una expresión calmada, en ese momento volvía a transmitir tranquilidad. Dejé un beso en su cabeza y me moví con cuidado para no despertarla, al levantarme miré el reloj, las diez de la mañana, era la primera vez que dormía tanto en días y mi cuerpo lo estaba notando. Fui a la cocina y preparé el café mientras en mi teléfono buscaba el número de Noelia, ya me había saltado las clases hoy y llamé a Noelia para decirle que hoy no podía ir a trabajar.

- ¿Te encuentras bien? – La escuché al otro lado del teléfono.

- La verdad es que no – Mentí, tenía a Mimi en casa, conmigo, a salvo, no podía estar mejor, pero tampoco podía decírselo porque no sabía lo que Mimi quería hacer.

- ¿Necesitas algo Ana? Nunca has faltado al trabajo...

- No, no tranquila... no te preocupes, si sólo es que no puedo ni salir de la cama – Simulé una tos repentina – No he ido ni a la facultad hoy...

- Bueno no te preocupes, ya hoy me quedo yo con la señora Doblas ¿Vale? Tu descansa y recupérate Ana.

- Si Noe Gracias.

Corté la llamada con una sensación de culpa en mi interior, odiaba las mentiras, pero no podía decir que estaba en casa con Mimi principalmente porque su abuela pensaba que se encontraba fuera trabajando y no quería preocupar de más a la señora Doblas, en ese caso prefería hablar con Mimi primero y saber que quería hacer.

Preparé un desayuno a base de café, zumo y unas tostadas con aguacate, sabía que a Mimi le encantaban y la verdad es que yo me estaba empezando a aficionar a ellos. Entré en la habitación y dejé la bandeja al lado de la cama, me recosté un poco y empecé a dejar suaves besos en su hombro para despertarla con tranquilidad, tenía que tomarse la medicación que había dejado el doctor el día anterior.

- Mimi....despierta cariño.

- Mmmmmmmm

- Venga anda – Reí – No te hagas la remolona.

De su hombro pasé a su cuello, y a pesar de que quería pasar todo el tiempo del mundo allí pasé a su mejilla para darle un par de tiernos besos de buenos días, se giró hacia mí y volvió a gruñir.

- Encima que te despierto llenándote de besos ¿Me gruñes?

- Ayyyyy Anaaaa! – Protestaba mientras empecé a hacerle cosquillas.

No tardé sino un par de segundos de cosquillas cuando escuché su risa, entonces me paré sobre ella y abrió los ojos, cruzando su verde mirada con mis ojos y sonreí.

- Buenos días preciosa – Le dije

- Todavía no son buenos.

Sonreí como una tonta sabiendo lo que quería decirme con eso, y sin hacerla esperar porque yo tampoco quería que pasara más tiempo acerqué mi rostro al suyo y atrapé sus labios con los míos en el beso más tierno que nos habíamos dado. Note su mano en mi mejilla y al separarme de sus labios besé la punta de su nariz y me quedé muy cerca de ella mirando el verde de sus ojos.

Fix YouWhere stories live. Discover now