22.

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Cuando me desperté a la mañana siguiente, había soñado que Mimi y yo nos habíamos besado en la piscina, y que había dormido entre mis brazos aquella noche, me costó diez segundos darme cuenta de que no había sido un sueño, que había ocurrido y que Mimi estaba todavía dormida entre mis brazos. Vi a la señora Doblas prepararse y de camino a la puerta cuando intenté incorporarme, pero me dijo que me quedara en la cama, que ellas iban a desayunar tranquilamente mientras nosotras descansábamos, miró a Mimi con ternura y me dijo:

- Creo que necesita otro rato más de sueño.

Le sonreí, un poco avergonzada por la posición en la que nos estaba viendo, no era nada del otro mundo, pero Mimi estaba entre mis brazos dormida en mi pecho, y normalmente dos amigas no duermen así. Ellas se fueron y yo me quedé un rato allí, acariciando su pelo, viendo como dormía de manera relajada, y entre caricias me volví a quedar dormida.

Cuando me desperté la vi mirándome, todavía con cara somnolienta, pero con una sonrisa dibujada en sus labios.

- ¿Qué haces petarda? – Le dije.

- ¿Sabes que eres preciosa incluso acabante de despertar?

Me tuve que reír, mi mano volvió a su pelo, retirándole algún mechón que me impedían ver la perfección que era su rostro, y me incorpore un poco para besarla, pero esta vez se alejó de mí.

- Ana...que está mi abuela por ahí.

- Se fueron a desayunar hace un rato

- ¿Y tú qué sabes?

- Pues porque yo me desperté antes que tú lista, pero tu abuela no me dejó despertarte y me dijo que se marchaban a desayunar, que ya nos veríamos abajo después.

- ¿Y no van a subir?

- No... me dijeron que cuando despertaras fuésemos a desayunar con ellas, aunque a este paso ya almorzamos, ¿Por qué?

No me respondió, simplemente sonrío y se acercó a mí, acarició mi rostro y cuando me fue a besar me retiré un poco y le dije sólo para molestarla:

- Ah.... Ahora entiendo porque no quieres que suban...

Rodó los ojos mientras protestaba, momento el cual yo aproveché para darle la vuelta y quedarme sobre ella, rocé mi nariz con la suya y sentí como su mano recorría mi espalda.

- Buenos días – Le dije.

- No van a ser buenos hasta que no me beses Ana...

Sonreí, y mi sonrisa fue interrumpida cuando bese sus labios, despacio, no teníamos prisa, su mano se enredó en mi pelo y la mía recorría su costado cuando sentí que un escalofrío le recorría el cuerpo, volví a sonreír esta vez en nuestro beso, y sentí como su mano pasó de enredarse en mi pelo a recorrer mi espalda. Me acomodé un poco mejor sobre ella cuando sonó su teléfono móvil, su abuela, quería saber si ya estaba despierta y nos estaba esperando abajo, así que teníamos que darnos prisa y prepararnos. Mimi dejo un beso rápido en mis labios mientras se levantaba y me decía:

- Ahora si son buenos días.

Y es que era así de boba cuando ella quería, y así la quería yo cada día de mi vida.

Más que desayunar, a la 1 del mediodía decidimos ir a almorzar, la verdad es que a Mimi se le habían pegado las sábanas y yo la había ayudado un poco a que no se le despegaran. Pasamos la tarde paseando por Valencia, de vez en cuando mi mirada paseaba buscando la suya, y cuando se encontraban he de decir que la sonrisa no desaparecía de mi rostro, me hacía poner cara de gilipollas.

Fix YouWhere stories live. Discover now