- ¿Harás algo indecente conmigo?

- No, solo tendremos una noche no apta para menores de 17 - acarició mi pierna.

- Creo que me gusta el plan - le sonreí pícaramente mientras tomaba entre mis dedos uno de los mechones de su pelo negro.

Llamaron a la puerta.

- ¿Estáis visibles? - preguntó el menor de los Snape abriendo la puerta y tapándose los ojos con una mano.

- Sí - le contesté.

- Perfecto - se quitó la mano de los ojos -, ¿nos vamos ya?

- Claro - dijo Severus poniéndose en pie.

Antes de salir de la casa el pelinegro se me acercó mientras el castaño intentaba abrir la puerta con su varita. "Vas preciosa", susurró en mi oído.

Salimos fuera y vi un automóvil muggle. Miré a Severus con confusión, pero el solo se encogió de hombros y se montó en el asiento del copiloto. Me senté en el asiento central de los traseros.

Nikolaj comenzó a conducir y en unos diez minutos aparcamos en un recinto privado al lado de la playa. Bajamos y comenzamos a andar hasta una terraza, donde nos sentamos.

- Aquí no hay lugares apartados, por lo que la única manera era venir en coche - explicó el conductor una vez que leyó la carta -. Mi hermano sabe también conducir, pero no por la derecha, por lo que si se tercia él conduce en Inglaterra y yo aquí.

- ¿Enserio? - miré a Severus, quien se limitó a encogerse de hombros - No me lo esperaba.

Nik se encargó de pedir toda la comida, ya que él era el que conocía mejor la gastronomía de allí. Sin duda lo mejor de todo fue el jamón curado.

Después fuimos a dar una vuelta por la playa. Me puse la chaqueta que llevaba atada en la cintura, ya que hacía un aire bastante frío.

Me descalcé y fui por la orilla, mientras llevaba los zapatos en la mano. En los pies sentía la combinación de la arena fría y el agua caliente de haber estado todo el día al sol.

Ellos dos iban un poco delante hablando y yo disfrutaba del sonido de las olas, la tranquilidad, la oscuridad y el viento en la cara. Mis huellas se marcaban en la húmeda tierra a mi paso, mientras que segundos después el océano se encargaba de borrarlas.

Cuando llevábamos un tiempo decidimos volver, pero por el paseo que había asfaltado e iluminado. Me sacudí bien los pies en un apartadero, me puse los zapatos y seguimos el camino.

Muchas veces se me abría la boca y los dos me miraban de reojo riendo.

- ¿Ya estás cansada? - preguntó Nikolaj - Que poco aguante.

- No, pero a partir de cierta hora siempre comienzo a bostezar, es como una alarma de mi reloj biológico.

- ¿Seguro? - preguntó Severus - Es la primera vez que te veo bostezar tan seguido.

- Seguro, es que este paseo tan lento que mi cuerpo se viene abajo.

- Pues marca tú el ritmo - propuso Nikolaj -, nosotros nos adaptaremos.

- Está bien.

Aumentamos el ritmo mientras íbamos los tres hablando, ellos delante y yo unos milímetros por detrás, entre ambos.

A mitad del camino ellos se quedaron parados, provocando que yo también lo hiciera.

- ¿Chicos? - dijo una voz femenina proveniente de una mujer muy bella delante de nosotros - ¿Qué estáis haciendo aquí? Por Circe, hace siglos que no nos vemos, que casualidad - se acercó y le dio un beso y un abrazo a cada uno -. Puede que no sea de mi incumbencia, pero ¿qué hace una chica tan bella con dos tipos tan idiotas? - preguntó mirándome y luego a los hermanos.

Dark Shadow ~Severus SnapeOnde histórias criam vida. Descubra agora