Suspicion

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Fui con tranquilidad hasta las habitación de Severus. No estaba por ningún lado.

Me entró el pánico hasta que me dio por golpear la puerta del baño.

- Tranquila pesada insufrible -dijo esa voz ronca tan conocida para mí desde el otro lado de la puerta -, estoy bien, solo tengo algo de diarrea.

- Ya pensaba salir a buscarte a gritos - bromee.

- Ambos sabemos que me necesitas con locura.

- No lo sabes tu bien... - admití.

Hubo un silencio, que duró relativamente poco porque se escuchó una estridente e hilarante ventosidad.

Yo no puede aguantar la risa y comencé a carcajearme con todas mis fuerzas.

- ¡Oye, sinvergüenza! - gritó él - ¿Tanta gracia te hace que tenga el estómago malo?

- No, solo es que tu aire interno suena graciso.

- Ya puedes ir corriendo, porque cuando salga de aquí desearás que no te pille.

- Pues entonces me voy, te reto a que me encuentres.

Me senté en su cama a esperarlo. Al cabo de unos segundos me tiré en la cama y me puse a mirar el techo mientras canturreaba una canción que a saber de donde habría sacado.

Varias canciones después salió Severus. Me incorporé un poco para mirarlo. Tenía cara de pocos amigos.

Se acercó a mí sin cambiar la expresión. En ese momento solo tenía el presentimiento de que debía salir corriendo.

Se tiró encima mía y comenzó a hacerme crueles cosquillas.

- Así que la señoría se divierte de que su novio esté malo...

Yo no podía contestarle por la risa.

Le daba manotazos, patadas... Literalmente intentaba de todo para apartarlo de mí, hasta que sin querer mi pierna salió disparada hasta su entrepierna.

Se echó a un lado con una mueca de dolor en el rostro.

- Lo siento mucho - dije casi de inmediato incorpotandome hacia él y con la respiración alterada.

- No creo que lo sientas, solo has conseguido que no tenga que usar el hechizo anticonceptivo.

- Exagerado - me dejé caer en la cama a su lado.

- Si no se me levanta que sepas que es culpa tuya.

- Exagerado, seguro que mi amigo está estupendamente y como si nada.

- Si tu lo dices... - comentó distraidamente.

- ¿Has vuelto a devolver? - cambié de tema.

- No, la fatiga se me pasó por completo desde aquella vez.

Me acerqué un poco más a él y deposité un delicado beso en sus delgados y frágiles labios.

- ¿Me vas a tener encerrado aquí todo el fin de semana? - me preguntó.

- Eres libre de salir, pero no creo que ni tengas ganas ni te vaya a sentir bien.

- Eres una manipuladora.

- Solo sé lo que es estar enferma y, aunque Hogwarts es mi segundo hogar, siempre se siente raro cuando me enfermo aquí.

- Que ideas tan bonitas tienes - soltó irónico.

- Solo espero en un par de años tener un hogar fijo

- ¿Y donde estará ese hogar?

- Allá donde estés tú.

Dark Shadow ~Severus SnapeWhere stories live. Discover now