Capítulo 70 - Desenfreno

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Fuera, cerca de una de las esquinas de la casa, Norm devoró con ganas un buen trozo de carne

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Fuera, cerca de una de las esquinas de la casa, Norm devoró con ganas un buen trozo de carne.

- ¿Quieres más? – le pregunté en parsel.

- No hace falta, con esta forma mi estómago es más pequeño – me respondió la quimera -. Gracias.

- No lo agradezcas – le acaricié y él ronroneo feliz.

Me levanté con algo de trabajo y unos brazos fuertes, pero delgados, me rodearon el cuello cuando estuve totalmente incorporada.

- Hola – susurró Sev de manera delicada y lenta en mi oído.

- Hola – le susurré de vuelta con el mismo tono.

La criatura con apariencia de Kneazle miró al hombre de manera inquisitoria durante unos segundos y luego se relajó y marchó.

Noté como me apartaba delicadamente unos mechones de mi cabello hacia un lado y este, a su vez, caía grácilmente por delante de uno de mis hombros. Luego, unos fríos labios se posaron sobre mi cuello, dejando una agradable sensación tanto de cariño, como de excitación.

Dejé escapar un suspiro de mis labios al sentir tal contacto y cerré los ojos para concentrar mis sentidos en ese pequeño contacto físico. Seguidamente, sus labios cambiaron de posición y paulatinamente fueron bajaron hasta mi clavícula.

Escuchamos un débil maullido y ambos miramos instintivamente hacia la dirección del foco de sonido y nos encontramos tanto a Nik como a Helen asomados a una esquina de la ventana, lugar desde donde se nos veía perfectamente.

Al vernos mirando, ambos se apartaron rápidamente de allí.

- Esos dos – dijo Severus entre dientes y un poco enfadado.

- Tranquilo, no te enciendas tan rápido.

- Como los vuelva a pillar los mato, ya me están empezando a hartar ese par. Dos mentes perversas como las suyas nunca debieron de juntarse.

- Exagerado.

- Vayamos dentro, quiero estar un rato a solas contigo, donde no nos pueda ver nadie.

- ¿Es eso una propuesta indecente, señor?

- Deja que te contesten mis acciones y no mis palabras.

Me ofreció la mano y yo la tomé. Entramos en la casa por la puerta trasera, que daba a la cocina. Cuando pasamos por el salón Nik y Helen estaban cada uno en un sofá, con la vista fija en sendas revistas.

Llegamos a la habitación y Severus cerró la puerta de un portazo. Luego, sacó su varita y conjuró un hechizo insonorizador.

- Mira que tienes mal humor – comenté.

- No me gusta que me anden fisgoneando, ¿tan raro es?

- No, pero es que eres demasiado arisco y ácido, saltas con nada.

Dark Shadow ~Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora