Dark Shadow ~Severus Snape

Mom

Sobre las 6 de la mañana noté como algo me estaba zarandeando un poco. Abrí los ojos somnolienta.

- Un ratito más - dije intentando abrazar algo, pero al notar que no había nada me desperté.

- Buenos días, linda - me dijo Severus cuando lo estaba mirando.

- Buenos días amor. No te vayas - dije haciendo un puchero.

- Sabes que lo tengo que hacer.

- Está bien.

- Cualquier día de estos envíame una lechuza con la fecha en la que quieras verme.

- Vaaale.

Se sentó al otro lado de la cama y se acercó para depositar en mis labios una cantidad de besos imposibles de contar. Cuando nos separamos en mis labios se quedó la sonrisa que se había formado en medio de esos besos.

- Nos vemos más tarde. Duerme un rato más, dormilona.

- Lo intentaré.

Severus se lanzó un hechizo desilusionador y salió por la puerta sin hacer un mínimo ruido.

Me quedé en la cama dando vueltas, sin poder pegar ojo alguno, hasta que a las 7 apareció con un "puf" una nota en mi mesilla.

" Te espero dentro de 15 minutos en el sótano.

Mamá"

Eso sí que era raro. Comencé a vestirme pensando en las posibilidades.

Mi padre no se despertaría hasta las 9 o así, pero si quería que fuera al sótano es porque no quería que nadie más se enterara de lo que hablábamos.

Me puse unos vaqueros negros y una sudadera muy abrigada verde que tenía bordado con hilo plateado el símbolo de Slytherin.

Al bajar me quedé estática al ver en medio de la habitación a mi madre y Severus.

Intenté no hacerme ideas, hice como si nada y caminaba hacia ellos con un estrangulante nudo en el estómago. Sentía en corazón en la garganta.

Llegué y fingí una sonrisa. Snape me miraba con su máscara de frialdad e indiferencia.

- ¿Y bien? ¿Que querías?

- Es que hay algo que me da curiosidad - dijo con una sonrisilla la rubia mayor - ¿alguno de los dos me puede explicar como habéis acabado acostándoos? - su sonrisa desapareció y su voz sonaba molesta.

Iba a abrir la boca pero Severus elevó su mano delante de mí, pidiendo que se lo dejara a él.

- No nos hemos acostado - contestó el pelinegro.

- No serás capaz de negarme algo que he visto, ¿no?

- Primeramente, no has podido ver nada porque no ha ocurrido. Segundo, es una falta de confianza e interrupción muy grave hacer lo que sea que has hecho para ver dentro del dormitorio de Lyra - la voz de Severus era calmada.

Mi madre apartó la mirada avergonzada un momento.

- Pues si no ha pasado nada, entonces ¿qué vi?

- Dormimos juntos, pero no nos acostamos - interrumpí yo tratando de sonar tranquila mientras el mundo se me venía encima.

- Pero... - dijo mi madre aún sin estar convencida.

- Parece ser - empezó a decir Severus - que no te cabe en la cabeza que ella tenga la suficiente confianza en su pareja - recalcó las dos últimas palabras - para dormir como ella se sienta más cómoda, en este caso, sin pijama.