Dark Shadow ~Severus Snape

Capítulo 67 - Accidente

- Nik, has tardado una eternidad - pronunció el atemorizante profesor descorriendo la tela del probador.

- Vaya, no te queda nada mal - comenté haciendo notar mi presencia.

- Ly... - puntualizó sorprendido.

- Sí que era cierto eso de que era muy Slytherin - comentó Copeland.

- Señorita Quinn - saludó Severus algo molesto e incómodo.

Severus se puso de brazos cruzados involuntariamente. Se le notaba incluso avergonzado.

- Profesor - respondió al saludo la nombrada sonrojada y cohibida.

Aunque intentara evitarlo, se notaba el gesto entre serio y de asombro al ver tantas cicatrices juntas en un cuerpo.

- ¿Por qué tengo que probarme cosas si se puede saber? - preguntó harto Severus.

- Porque los tuyos tienen como 1000 años - contestó Nik como si fuera lo más obvio del mundo.

- Solo me llevaré este, ¿entendido? - dijo el pelinegro rendido.

- Perfecto, ahora solo queda que saques el culo de ahí y vayamos a pagar.

Severus cerró la cortina y nosotros nos quedamos hablando un rato. Y lo esperamos en uno de los pasillos que daban a la salida del probador.

Di un salto cuando pasado un rato sentí unos brazos al rededor de mi cintura. Choqué mi cabeza contra algo.

- Auch - escuché a Severus quejarse mientras Nik y Copeland empezaban a reírse a grandes carcajadas.

- Lo siento... - dije dándome la vuelta para ir a mirar a Severus frotándose la barbilla.

- Tienes una cabeza muy muy dura. No esperaba veros aquí.

- Bueno, es el centro comercial más grande de Londres, no es de extrañar.

- También sé que no eres de compras.

- Cierto. Cambiando de tema, ¿cómo están mis amorcitos?

- ¿Amorcitos?- dijo Nik.

- Unas crías perdidas de kneazle que nos encontramos en la mansión - contestó Severus de manera desinteresada.

- ¿Cuántos son unas crías?

- Cinco.

- Ojalá pudiera verlos - comentó Cope.

- Yo quiero verlos - añadió Nik -. Vamos a verlos.

Mire a Severus a ver que decía. Este no tenía cara de buenos amigos.

- Yo que creía que este iba a ser un día tranquilo - se quejó el mayor -. Salgamos de aquí de una vez.

Fuimos todos a la caja para pagar las cosas. Los hermanos comenzaron a andar delante en silencio, Copeland y yo comenzamos a seguirlos.

- Lyra... Me da corte ir - me susurró mi amiga.