Quién me diría que esa persona que un día conocí como un desconocido podría despertar en mí tanto interés.
No sé en qué momento pasó, ni cómo fue que empecé a sentir aquello.
Su nombre resuena siempre como un susurro dentro de mi cabeza... Severus S...
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- ¿Qué pasa aquí? - le pregunté a Copeland.
Era extraño que a esa hora de la mañana hubiese tanta gente en la sala común. Por lo general, la gran mayoría estaría en el Gran Comedor o camino a él.
- Cosa de tu querido - se limitó contestar.
Debido al gallinero allí formado, la castaña ni siquiera tuvo que molestarse en bajar la voz.
El jefe de la casa entró en la estancia, llamando la atención de todos. Interés que rápidamente pasó al desconocido joven que iba tras él.
Era mayor, de seguro menos de lo que aparentaba, o no estaría allí a punto de ser presentado al resto del alumnado como uno más. Su pelo castaño, del mismo tono que sus ojos, y ligeramente rizado estaba acomodado de tal manera que su longitud no se correspondía a lo que parecía.
- Kevin Van Denend será a partir de hoy y, hasta final de curso, uno más de los de Séptimo Año. Espero no recibir queja alguna de vuestro comportamiento hacia el nuevo o yo mismo me encargaré de vuestro castigo - se marchó de allí sin decir nada.
La mayoría de alumnos (sobretodo alumnas), se acercaron a la novedad, atosigándolo, una vez se hubo cerrado la puerta.
- Vámonos - cogí la mano de Copeland y la llevé hacia la salida.
- Pero yo quiero conocerlo - su cabeza estaba girada hacia el muchacho castaño -. ¿No te da curiosidad, Ly?
- Ahora no podrás acercarte a él. Además, tenemos más de medio curso para conocerlo, no hay prisa.
- Jo, eres una aburrida - se paró a mitad del camino.
- Cope, si es necesario lo seré, pero una aburrida muerta de hambre - volví a tirar de ella hacia la puerta.
Era extraño ver poca gente por los pasillos. Aún lo fue más ver la mesa de Slytherin prácticamente desierta, solo los pocos que madrugaban estaban allí.
Aprovecharía que no había nadie para pillar las mejores tostadas.
Casi terminaba de desayunar cuando apareció el pelotón de Slytherin, acompañando al nuevo. Simplemente, seguí comiendo, sin tener en cuenta lo que ocurría alrededor.
- ¿Me pasas un poco de pan, por favor? - preguntó alguien a mi derecha.
- Mmmm - hablé con una tostada en la boca y me estiré hacia el cesto con rodajas de pan - Mm mmm - dejé la espuerta frente a su plato vacío.
- Muchas gracias - respondió el chico, con voz rara -. Por cierto - prosiguió tras unos segundos -, ¿cómo te llamas?
Giré la cabeza desconcertada. Allí no estaba el típico alumno de quinto que se sentaba a mi lado usualmente, sino el alumno recién transferido.
- Lyra Malfoy - le extendí la mano -. Disculpa mis malos modales, no esperaba que alguien diferente al habitual se sentara a mi lado - me excusé.
