Las vacaciones de pascua llegaron pronto y pasaron aún más rápido. Aquella mañana desperté en un lugar diferente a mi habitación o el dormitorio de Severus. Sin embargo, aquel techo de madera de nogal y con hermosos y delicados tallados con una estética de estilo nazarí me era familiar, sin lugar a duda, estaba en la Mansión Prince.
Me giré con cuidado. Severus, quien ya se encontraba despierto, se volvió hacia mí cuando sintió que me movía a su lado. Alzó su mano y la colocó sobre mi mejilla, acariciándola.
- Buenos días – mi voz sonaba ronca al ser mis primeras palabras aquel día.
El mago se abalanzó sobre mí y me estrechó, como pudo contra él.
- La barba pincha – me quejé, alejando la cara de su mandíbula.
- Me afeitaré antes de bajar – logré hacer que hablara.
- Me gusta cuando te la dejas – pasé un dedo por el corto vello.
- Y sabes que no me importa, pero hoy es el último día de Pascua.
- Y no te gusta que los mocosos la vean, o al menos como a mí me gusta – le parafraseé, depositando un beso bajo su maxilar – Mañana tendrás orientación académica, ¿no?
- No me lo recuerdes – bajó la cabeza, colocando su frente contra la mía –. No quiero estar a solas con esa mujer – su rostro se tornó en una mueca de asco.
Pasé los dedos por su mejilla. Él cerró los ojos, disfrutando del contacto. Aproveché aquel momento para incorporarme con mi otro brazo y robarle un beso.
- Me encanta tu piel – comenté al volver a mi posición anterior.
- Tus gustos son tan excéntricos que dan miedo. Aunque bueno, qué esperar de alguien que se crio entre pavos reales albinos – rodó los ojos, quedando semi escondidos bajo su párpado superior.
- Pero es cierto, siempre me ha parecido fascinante. Una piel madura con los poros abiertos, pero a pesar de ser grasa no hay rastro de marcas en tu cara. Tienes una piel muy bonita.
- Sigo pensando que estás loca.
El pelinegro volvió a acostarse boca arriba, colocando el brazo izquierdo tras su cabeza. Aproveché y apoyé la cabeza entre su pecho y su hombro. Por un rato ninguno de los dos habló, simplemente disfrutamos de aquel tranquilo momento.
- Oye, ¿no tienes frio? – rompí ese agradable silencio.
- No lo tendrías si no estuvieses desnuda.
- Eso no es culpa mía – aclaré mientras me abrazaba a las suaves y agradables sábanas y me escondía en un lateral de su cuerpo, intentando obtener más calor.
- Pero tampoco te opusiste – Severus se volvió, para mí pesar, depositando en el camino un beso en mi frente.
- ¡Tengo fríoooo! – canturreé mientras me tapaba hasta la cabeza.
YOU ARE READING
Dark Shadow ~Severus Snape
FanfictionQuién me diría que esa persona que un día conocí como un desconocido podría despertar en mí tanto interés. No sé en qué momento pasó, ni cómo fue que empecé a sentir aquello. Su nombre resuena siempre como un susurro dentro de mi cabeza... Severus S...