Capítulo 111 - Reunión familiar

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Como era de esperar, aquella noche sentí una familiar picazón en la cicatriz con la forma de marca tenebrosa de mi brazo

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Como era de esperar, aquella noche sentí una familiar picazón en la cicatriz con la forma de marca tenebrosa de mi brazo. Era tremendamente molesto.

Norm se enroscó alrededor de mi pierna, cogí mi capa de viaje y ambos nos aparecimos en los terrenos de la casa Ryddle.

A medida que me acercaba a la destartalada vivienda empecé a escuchar dos voces femeninas. Antes de entrar logré reconocer una de ellas. ¿Qué hacía allí mi madre? Me quedé sosteniendo la puerta unos segundos mientras escuchaba la conversación de ambas mujeres.

- ¿Sigues empeñada en eso? – se escuchó la voz de la mujer rubia.

- Shhh... Calla Cissy – hubo un pequeño silencio -. Hay alguien escuchando – su voz era grave -, huele familiar.

- ¿Espiar es uno de tus pasatiempos? – todos los músculos de mi cuerpo se tensaron al escuchar la gélida voz del Señor Oscuro.

La huesuda y blanquecina mano de mi prometido pasó por encima de mi hombro y abrió la puerta. El rechinar de las bisagras oxidadas pareció alertar a las dos mujeres, quienes miraban hacia la puerta.

La rubia se agachó inmediatamente ante aquel ser que sobresalía casi un tercio sobre mi cabeza. La otra mujer, de cabello rizado y aspecto desaliñado quedó petrificada.

- Bella, no seas maleducada – la reprendió el Señor Oscuro.

Mi tía forzó una fea sonrisa y se arrodilló.

- Lyra, ¿pretendes que me quede aquí toda la noche?

- Lo siento, Señor – me hice a un lado para que pasara.

Una vez que él pasó fui detrás. El señor tenebroso paró delante de Bella.

- Cachorro – masculló de manera desagradable mi tía.

- Tu varita – le pidió aquel ser humanoide.

- ¿Mi señor? – preguntó incrédula.

- Y quiero tus manos quietas y donde las pueda ver. No quiero ningún incidente en el camino a la sala – se giró noventa grados -. Señora Malfoy, ¿nos acompañará esta velada?

- Sí, mi Señor – se limitó a contestar mi madre.

Aunque supiera que mi tía no tenía su varita, tenerla detrás de mí no me hacía demasiada gracia por la manera a la que se había referido a mí.

Hacía años que no la escuchaba llamarme cachorro, solo lo hacía cuando jugábamos en la mansión y me perseguía. Claro que, por ese entonces, simplemente huía de ella muerta de risa por el juego.

La última en la fila era mi madre.

Todos en la sala se quedaron mirándonos al entrar, mi tía no tardó en ocupar mi sitio y El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado presidió la mesa.

Dark Shadow ~Severus SnapeWhere stories live. Discover now