En medio del campo y en lo que buscaba a Crouch para gritarle mil y un cosas, Severus se quedó quieto al sentir nuevamente una presión en el pecho y luego, como si lo hubiesen golpeado, se echó un poco hacia atrás y su mirada se perdió por un segundo. No era un presentimiento, estaba pasando. Algo le estaba advirtiendo un peligro más allá de los Mortífagos que estaban Merlín sabría dónde. Miró el castillo y, aun con la lejanía, logró distinguir una luz.

Se volvió hacia Dumbledore y Minerva y después se sumaron Lupin y Black, quienes se miraron, pasmados.

—Harry...—susurró Severus antes de correr por donde Moody se lo había llevado. Oyó a Minerva decirles a los otros dos que se quedaran con los demás alumnos y ella y Dumbledore lo siguieron.

¿Dónde pudo haberlo llevado?, se preguntaron. No muy lejos, seguro. Su propia oficina era la mejor opción que tenían. A pocos metros de llegar, oyeron voces amortiguadas y nuevamente, una luz se asomó por debajo de la puerta. Dumbledore se adelantó a los jefes de Casa y gritó: « ¡Expelliarmus!». La puerta se abrió bruscamente y la luz golpeó a un sujeto que parecía estar en plena mutación. Harry estaba contra una esquina, atónito, y Alastor estaba recuperándose de un ataque.

Los tres recién llegados le apuntaron a quien parecía ser Crouch, aunque su rostro se estaba transformando de manera grotesca. Sus ojos comenzaron a cambiar de forma (de repente parecieron más grandes), su pelo se volvió más abundante y alborotado, notando un estilo salvaje, nada parecido al que tenía siempre, sus labios se volvieron un poco más gruesos y finalmente, su contextura física también cambió; les pareció más grande y con hombros anchos. Sin dejar de apuntarle, Severus se acercó a Harry y comprobó que, más allá de las heridas con las que apareció, no parecía tener nada más. Le puso una mano en el hombro, cosa que instantaneamente causó que el joven se pegara a él. Ellos y Moody se acercaron a Dumbledore y Minerva.

El impostor tenía la cabeza baja, mas al notar que Severus y Harry se habían acercado levantó la cabeza con tal fuerza que resultó increible que no se desnucara. Los presentes se echaron un poco hacia atrás.

—Barty Jr—declaró Dumbledore, sin poder creerlo.

El mencionado jadeaba constantemente, pero no lucía cansado ni nada. De hecho, se veía maravillado por alguna razón.

—Sabía que había algo raro—gruñó Moody—. Lo siento, Albus. Llegó de la nada, ni siquiera pudimos reaccionar.

—No importa ahora, Alastor.

—Todo salió bien—gruñó el llamado Barty Jr, igual que una bestia que está frente a una criatura indefensa—. Aunque hubiese salido mejor si tú no regresabas—dijo mirándo con odio a Harry, que seguía pegado a su profesor.

—Di-dijeron que... que estaba muerto—murmuró Harry, sintiendo las piernas debilitadas.

—Muerto...—se burló Barty Jr, sonriendo de forma espeluznante—. Nadie puede con nosotros. La muerte jamás podría alcanzarnos.

— ¿Dónde está tu padre? ¿Cómo él no hizo nada?—vociferó Alastor.

—Estaba furioso cuando se dio cuenta de que me fui... Pero no deben preocuparse—respondió, sin cambiar su expresión—. Ahora mismo está en una foza en lo profundo del bosque. Tomé varios de sus cabellos antes de que se enfriara. Ingenioso, ¿verdad?

McGonagall revisó uno de sus bolsillos y encontró una pequeña botella con restos de una poción. Se la pasó a Severus y al olerla, confirmó que sí, era Poción Multijugos.

—Lo viste, Potter, de lo que somos capaces. El Señor Oscuro estaría tan orgulloso.

Alastor, furioso, lanzó un hechizo y Barty Jr acabó en el suelo, inconsciente. Todos miraron al Auror, sorprendidos.

Siempre contigoWhere stories live. Discover now