Ashley Clayton | Gossip Girl

By gossipstea

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𝐍𝐨 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧 𝐝𝐞 𝐭𝐢... Una escuela privada, pero no vida p... More

Gossip Girl Blog
1.01: Piloto
1.02: El almuerzo salvaje
1.03: Hiedra venenosa
1.04: Malas noticias
1.05: Rompiendo las reglas
1.06: El cuento de la doncella
1.07: Victor/Victrola
1.08: Diecisiete velas
1.09: Un interesante Día de Acción de Gracias
1.10: La alta sociedad
1.11: Fiestas navideñas
1.12: Mentiras escolares
1.13: La delgada línea entre Chuck y Nate
1.14: El proyecto de la bruja de Blair
1.15: Buscando desesperadamente a Serena
1.16: Todo sobre mi hermano
1.17: Una mujer al límite
1.18: Hago mucho de nada
2.01: El verano es algo maravilloso
2.02: Batalla por Marcus
2.03: La noche oscura
2.04: Los expedientes de los ex
2.05: Serena también resurge
2.07: Chuck en la vida real
2.08: Prêt-à-pobre-Jenny
2.09: Podría haber sangre
2.10: La hoguera de las vanidades
2.11: Los magníficos Archibald
2.12: Es una mentira maravillosa
2.13: Adiós a Bart
2.14: En el reino de los Bass
2.15: Lo que el testamento se llevó
2.16: ¡Ya entraste a Yale!
2.17: Conocimiento carnal
2.18: La edad de la disonancia
2.19: El abuelo
2.20: Los despojos de Jenny
2.21: Cambios
2.22: Los caballeros sureños las prefieren rubias
2.23: La ira de mamá
2.24: Chicas del valle
2.25: El adiós a Gossip Girl
Nace una estrella
3.01: Reveses de la fortuna
3.02: Los novatos
3.03: El muchacho perdido
3.04: Dan de Fleurette
3.05: Rufus se casa
3.06: Suficiente de la malvada
3.07: Fracaso fallido
3.08: El abuelo - Parte II
3.09: Cuidado con los Humphrey
3.10: Los últimos días de la aguja del disco
3.11: El tesoro de Serena Madre
3.12: Los que se fueron
3.13: El relicario del dolor
3.14: La dama desapareció
3.15: La virgen de dieciséis años
3.16: El Empire contraataca a Jack
The Tonight Show Starring Jimmy Fallon
3.17: Bass-tardos sin gloria
3.18: La insoportable culpabilidad del ser
3.19: El extraño doctor van der Woodsen
3.20: El mundo de papá
3.21: Exesposos y esposas
3.22: El último tango, luego París
Tres meses, dos encuentros, una decisión
4.02: Doble identidad
4.03: La rechazada
A y O descubiertos por NYC
4.04: El toque de Eva
4.05: Adiós, Columbia
4.06: Tranquila, Jenny
4.07: Guerra en casa de los Rose
4.08: Juliet ya no vive aquí
4.09: Las brujas de Bushwick
4.10: Sobredosis
4.11: Pueblerina - Parte I
4.11: Pueblerina - Parte II
73 Preguntas Con Ashley Clayton | Vogue
4.14: Pánico en el loft
4.15: Otro día de San Valentín
4.16: Mientras no estabas durmiendo
4.17: El imperio del hijo
4.18: Los chicos se quedan en la foto
4.19: Mezquina de rosa
4.20: La princesa y el sapo
4.21: Bass destrozado
4.22: El adiós equivocado
5.01: Sí, luego cero
5.02: La bella y la fiesta
5.03: La joya de la negación
5.04: Memorias de un Dan invisible
5.06: Soy el número nueve
5.07: El sueño no tan eterno
5.08: Todas las bonitas fuentes
5.09: Rhodes a la perdición
5.10: Montando en coches con los muchachos
5.11: ¿El fin del amorío?
5.12: El sacerdote y la novia
5.13: G.G.
5.14: Dan al respaldo
5.15: Loco, Cupido, Amor
5.16: Cruce de Rhodes
Estado de gracia
5.17: La dote de la princesa
5.18: Falsa heredera
5.19: It Girl interrumpida
5.20: Salón de los muertos
5.21: Despreciable B
5.22: En busca del arte perdido
5.23: Los fugitivos
5.24: El retorno del anillo
La Isla de los Dioses
6.01: Lo que fue tal vez no vuelva
6.02: Alta infidelidad
6.03: Escándalos sucios y podridos

4.01: Belles de jour

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Nada se compara con un verano en el extranjero. Pero cuando se viaja lejos de casa, siempre es lindo llevar a un viejo amigo del vecindario.

• Adoquines y Café de Flore. Serena se apoderó de Left Bank y se convirtió en una musa.

• Mientras tanto, Blair reina en Right Bank, asaltando las tiendas, consumiendo los clásicos y degustando tentempiés dulces como una Marie Antoinette moderna.

Pero oímos que las historias de Serena son chisporroteantes, mientras que las de Blair son frágiles. Compró en Saint Laurent y cenó en Drouant, pero el único novio que tuvo B este verano... fue su diadema.
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Sostuve con fuerza mi teléfono contra mi oído mientras subía las escaleras.

Eleanor me invitó a una fiesta de planificación de la noche de la moda en el penthouse de Lily, dándole inicio a la nueva temporada. Esa mañana, antes de presentarme allí, decidí visitar a Dan en su loft. A penas habíamos conversado en las vacaciones y la verdad es que tenía mucho para contar.

— ¿Seguro que quieres acompañarme a ese almuerzo? —le pregunté a Oliver, con quién mantenía una llamada—. No creo que sea muy divertido.

A pesar de no compartir siquiera el vuelo de vuelta, habíamos mantenido el contacto desde que llegamos a la ciudad hace un poco más de una semana. Aunque cada uno estuvo ocupándose de acomodarse individualmente, pudimos conocernos más que durante los pocos días que pasamos en Manchester. Y descubrí que era una persona muy diferente a la primera impresión que tuve en el restaurante...

— ¿Canapés y regla de talles? ¿Qué puede ser más divertido que eso? —ironizó, haciéndome reír—. Quiero acompañarte. Además, puedo empezar a conocer a los neoyorquinos en su máxima expresión. Mi padre vive aquí hace unos años, pero jamás tuve la oportunidad de pasar mucho tiempo.

— Y sigo sin poder creerlo, por lo que te daré un tour por los mejores lugares de la ciudad cuando me libere.

Increíble.

Llegué al piso Humphrey, encontrándome con Vanessa parada en frente de la puerta. Parecía estar decidiendo si tocar o no.

— Debo irme, pero prepararte —dije en voz baja—. Y no hablo solo de la ropa... Tengo miedo que huyas cuando conozcas a mi círculo —lo escuché reír—. Adiós.

Nos vemos en un rato.

Colgué luego de disfrutar del sonido áspero de su voz, guardando mi teléfono para continuar con lo que había ido a hacer.

— ¡Vanessa! —saludé animada, llamando su atención de inmediato—. ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue en la pasantía?

— Magnifico —sonrió levemente—. Aunque haya sucedido todo el drama Derena en el medio.

— Lo siento... ¿Has hablando con Dan?

— Estaba por hacerlo ahora.

— Puedo irme si quieres.

— No, no. Está bien —suspiró—. De hecho, me servirá que alguien rompa el hielo.

No estaba segura de querer tomar esa responsabilidad, pero entendía el estado se su relación. Así que lo acepté, asintiendo.

Me acerqué para alcanzar la puerta, dedicándole un pequeño vistazo a Vanessa antes de golpear mis nudillos. Escuché como tomaba aire a mi lado cuando sonaron pasos del otro lado.

La puerta se abrió bruscamente.— ...se los diré, te lo prometo —decía Dan por teléfono.

Sus movimientos, y sus palabras, se detuvieron cuando nos vió del lado de afuera. Parecía que no esperaba encontrarnos a ambas allí, que abrir la puerta solo había sido algo mecánico.

— ¿Decirles qué? —cuestionó Vanessa.

Adiós, hielo.

— ¿Qué hacen aquí? —ignoró su pregunta con cautela—. Juntas...

— Tu padre me llamó, dijo que no podía localizarte —explicó ella—. Le dije que intentara con Serena, supuse que estarían juntos —alzó las cejas—. ¿Sino que otra posible razón hay para que no hayas llamado en todo el verano? O para que tengamos esta conversación en la puerta.

— No, Vanessa, lo lamento —negó sobresaltado—. Pero sí hay una razón.

— Yo también vine a ver si había algo vivo aquí, pero viendo y analizando la situación actual... —recorrí el loft con la mirada. Estaba sucio y desordenado de punta a punta—. ¿Te volviste ermitaño?

— No debería preocuparme después de lo que hiciste, pero, ¿te encuentras bien? —preguntó Vanessa.

— Yo...

— Estás mejor que bien —volvió a hablar antes de que Dan pudiera hacerlo—. ¿Por eso nos has estado evitando? —señaló con su dedo una canasto, donde había ropa interior de mujer—. ¿Estás viendo a alguien?

De acuerdo, no estaba esperando eso. Un hallanamiento hubiera tenido más sentido.

— No, no lo estoy —negó rápidamente—. No lo estoy.

Dan, ¿hay alguien ahi? —a distancia, se escuchó el grito de una mujer.

Dan suspiró, Vanessa sonrió con ironía. Yo traté de no incomodarme por la tensión.

— Mejor me voy.

— Sí, probablemente esa sea una buena idea, Ash —contestó Dan—. Gracias.

En ese instante se escucharon nuevos pasos. Supuse que serían de la supuesta nueva mujer en la vida de Dan. Y mis pensamientos fueron confirmados cuando otra presencia irrumpió la sala, pero no era del todo nueva...

— ¿Sales con Georgina? —cuestioné, con los ojos abiertos y la mandíbula caída.

— No, nosotros no estamos saliendo.

— Es verdad —Georgina sonrió—. Casi nunca salimos de la casa.

— No, pero no es lo que están pensando...

— ¿Qué otra razón podrá haber en el mundo para que Georgina Sparks deje su ropa interior en tu casa? —lo interrumpió Vanessa, igual de confundida que yo.

Dan se quedó en silencio, demostrando resignación en su rostro. A lo lejos, Georgina levantó a un bebé de un chocecito que no había notado hasta entonces. Mis ojos se abrieron aún más cuando se acercó.

— Conozcan a Milo —murmuró Dan—. Es nuestro hijo.

Tiene que ser una broma.

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Vista: Ashley regresando a la ciudad con algo más que un itinerario de viajes completo. ¿Quién es ese importado que acabas de recibir en tu casa, A? Y si es secreto, quiero saberlo aún más.
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No pude quedarme para escuchar la historia completa acerca de cómo me convertí en tía, todavía tengo que asistir a la fiesta de Eleanor. De todas maneras, supe lo más importante: al principio del verano Georgina apareció en la puerta de su loft con una barriga a punto de explotar, informándole a Dan que durante su tiempo compartido en la NYU había quedado embarazada, dando a luz a Milo. Desde ahí, Dan estuvo tratando de no enloquece.

Ni su padre, ni otra persona, excepto Nate (por lo que dijo) y ahora Vanessa y yo, sabía sobre el tema. Y quería contarlo él mismo, por eso prometí guardar el secreto. No puedo dimensionar el desastre que puede ocurrir si Gossip Girl se entera.

Y sobre ella...

Caminé hacia la sala de mi apartamento, donde Oliver me esperaba.

— Felicitaciones, ya saliste en Gossip Girl. Bueno, en realidad por ahora solo eres "Chico Misterioso", pero no tardará en averiguar hasta tu talla de zapatos —alcé las cejas con diversión.

Le había comentado muy vagamente sobre ella, adelantándome a lo que podría suceder.

— ¿Ese es el blog que te acosa a ti y a tus amigos hace años? —preguntó, haciéndome asentir—. ¡Entonces qué bueno! O no...

— Por suerte no nos tomaron una foto, así que tu hermoso rostro será presentado en persona... Ya estoy lista, ¿vamos?

— Estás preciosa, como siempre —halagó, luego de dedicarme un vistazo.

Eso me sacó una sonrisa. No habíamos hablado sobre qué tipo de relación teníamos, nos conocemos hace apenas unas semanas... pero aún así me sentía cómoda alrededor de él, recibiendo sus constantes cumplidos e insinuaciones que pretendían ser inocentes. Me estaba acostumbrando a su actitud despreocupada y atrevida. Y tampoco sentía la necesidad de etiquetar lo que hacíamos. Solo me dejaba llevar.

Mi teléfono sonó, interrumpiendo mis pensamientos.

Mensaje de Lily:
Ashley, querida. Tu madre me dijo que estás en la ciudad. Me encantaría verte, hay algo que tengo que hablar contigo.

Fruncí el ceño.

Mensaje para Lily:
¿Cómo estás? Sí, ya regresé. De hecho iré a tu casa por la reunión de Eleanor. Hablaremos cuando llegué. Besos.

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Vista: B viajando en el asiento de acompañante. Veamos si nuestra aspirante a la realeza tiene la gracia para sobrevivir toda la noche.
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Ni bien entramos al penthouse nos dirigimos hacia la chica que entregaba las credenciales.

— Hola —me sonrió—. ¿Ashley, cierto?

Siempre estuve acostumbrada a que las personas me conozcan por mis padres, pero había comenzado a darme cuenta cuando me conocían por quién era, porque me habían visto en la televisión o en alguna revista. Y no hablo solamente de quienes se acercan a pedirme un autógrafo o una foto, a veces hasta sin conocerme bien. La forma en la que me hablan o tratan ya es distinta. Se vuelve complicado identificar lo real del simple interés, o el morbo.

— Así es. Y él es Oliver —señalé a mi acompañante—. Viene conmigo.

— Un gusto —él sonrió con cortesía.

— Igualmente —respondió ella. Escribió nuestros nombres en dos tarjetas, para luego darnoslas—. Por cierto, amé tu presentación en Ready to Wear Prada.

A pesar de lo que dije, ella parecía genuina.

— Oh, muchas gracias... —miré la tarjeta de su pecho, identificando su nombre— Juliet.

— Un placer —sonrió aún más—. Los tragos están a su izquierda.

Ambos asentímos, siguiendo con nuestro camino. Noté que Oliver me observaba de reojo mientras nos acercabamos a la barra.

— ¿Qué? —interrogué.

— ¿Apenas entramos y ya tienes admiradoras? —preguntó sorprendido—. Creo que los carteles no son demasiados solamente en Manchester.

Viré los ojos, golpeando su hombro suavemente. Mientras él reía encontré a quien esperaba encontrar.

— Lily —la llamé en voz alta, haciéndola girar en mi dirección—. Ya estoy aquí.

— Oh, querida —se acercó para darme un abrazo—. Qué gusto verte... y tan bien acompañada —le dedicó una mirada curiosa a Oliver—. Lilian Humphrey, un gusto.

— Oliver Wembley —le estrechó la mano con una sonrisa encantadora—. El gusto es mio, señora Humphrey.

— Me encantaría que me cuenten acerca de ustedes, pero lo que debo decirte es importante, Ashley —me miró seria.

Parecía de verdad preocupada.

— Bien, mejor vamos a un lugar más privado... ¿Estarás bien? —le pregunté a Oliver, sabiendo que lo dejaría solo en un lugar desconocido.

— Sí, no te preocupes por mí —contestó tranquilo—. Tomate el tiempo que necesites.

— De acuerdo —le dediqué una sonrisa.

Del brazo, Lily y yo nos dirigimos hacia las escaleras, caminando pausado.

— ¿Has tenido contacto con Charles desde que empezó el verano? —me preguntó.

— En realidad no. Intenté llamarlo varias veces pero no respondió. Supuse que era su típico escape de los problemas, ya sabes... emborracharse y perder la razón.

— Me temo que no sea así —dejó de caminar, obligándome a hacer lo mismo—. Temprano descubrí que no paga el Empire desde mayo, se registró en el Hotel Mandarín pero jamás reportó su salida. El resúmen de su tarjeta es extraño, boletos de tren de segunda clase, celulares prepagos... Es raro.

— Sí que lo es —reconocí en voz baja, comenzando a sentirme paranoica—. ¿Qué puedo hacer?

Sin responderme, Lily dirigió su atención hacia otro lugar. Por curiosidad la imité, mirando hacia la entrada del penthouse. Allí se encontraba Nate, con la piel suavemente bronceada y su cabello, más rubio que nunca, un poco más corto. Conversaba con Juliet, la chica que nos había recibido hace un momento. Pero no parecía desconocerla igual que yo...

No tuve tiempo de analizar la situación. Antes que me de cuenta, Nate estaba cerca, siendo saludado cálidamente por Lily. Cruzamos miradas pero ninguno dijo nada.

— Nathaniel, justo a tiempo. Esperaba que pudieran mirar los papeles de Charles y ver si pueden encontrar algo que yo no haya encontrado... Pero mantengalos alejados de Rufus, ¿de acuerdo?

— Sí —entonamos al mismo tiempo.

Lily nos sonrió con agradecimiento, antes de empezar a subir las escaleras. Recién ahí Nate se acercó, dándome un beso en la mejilla mientras me rodeaba con un brazo.

— No me sorprende reencontrarnos en estas circunstancias —dijo divertido.

— Acerca de encontrarnos... estoy seguro que a esa chica no la encontraste en el libro sucio de Chuck —miré hacia la dirección de Juliet, sin perder el tiempo.

Nate subió las cejas, desprevenido, con un intento de risa apareciendo en sus labios.

— ¿Cómo te diste...?

Antes de que terminara de hablar, otra persona llegó al penthouse, haciendo que los dos movieramos la cabeza para seguirla con la mirada... No puede ser. Georgina, siempre oportuna.

— Eso no es bueno.

— ¿Qué hace aquí? —cuestioné atónita.

Rápidamente nos pusimos en marcha, debíamos evitar un escándalo. Cuando llegamos a su lado, Georgina ya había hecho fondo blanco a una copa de champán, tendiéndosela a una camarera.

— Tienes quince segundos para darme otra o estás despedida —demandó.

Nate la rodeó con un brazo.

— Deberías venir conmigo —murmuró, intentando moverla.

— Eres muy dulce, Archibald —ironizó, saliendo de su agarre—. Pero a diferencia de Ashley, no me gusta la vainilla.

— ¿Dan sabe que estás aquí? —susurré, sin querer causar una escena.

— ¿Por qué lo sabria Dan? —cuestionó Lily, apareciendo a mi lado.

Bueno, supongo que no pasaría desapercibida como queríamos.

— No, pero ya le aviso —Georgina, con tranquilidad, sacó su teléfono y marcó—. Hola, Dan. Me pareció que ya era momento de que todos se conocieron —sonrió con cinismo.

— No lo hagas —pidió Nate.

Ella lo ignoró, enfocándose en Rufus, quien justamente pasaba por ahí y se detuvo cuando notó la presencia de su esposa.

— ¿Te gustaría hablar con tu papá en primer lugar? —Georgina le preguntó a Dan—. Rufus, Dan está al teléfono, quiere hablar contigo.

Rufus lo tomó con el ceño fruncido.

— ¿Hola, Dan?

Mientras me resignaba, sentí unas manos en la cintura, haciéndome sobresaltar. Pero me tranquilicé al reconocer el perfume de Oliver.

— ¿Todo bien? —me susurró.

Asentí en silencio. A pesar de que tampoco dijo nada, no se me escapó la expresión de Nate ante nuestra pequeña interacción.

Pero me enfoqué en lo que estaba ocurriendo. Georgina caminó unos pasos hasta chocarse con un chocecito de bebé, acercándose con Milo en brazos. Yo suspiré por la escena repetida.

— ¿De quién es ese bebé? —preguntó Rufus, más confundido.

— Aquí lo tienes, abuelo —Georgina se lo enseñó—. Este es Milo Humphrey... tu nieto.

El asombro fue gigantesco. Mientras Lily se cubría la boca, Rufus palidecía.

— ¿Daniel? —preguntó al teléfono—. ¿Dan?

Le dediqué una sonrisa amistosa a Milo, que miraba los rostros sin comprender.

— Debe estar en camino —dijo Georgina.

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Vista: Georgina Sparks, un cochecito y el papá de Dan con el ceño fruncido. Parece que el Chico Solitario tiene un bebé.
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La fiesta había tenido que mudarse por culpa del espectáculo de Georgina, asi que todos los invitados estaban yéndose del penthouse.

— Um, desafortunadamente, ha surgido un imprevisto —explicó Lily—. Pero Eleanor ha dicho que está más que feliz de continuar la fiesta en su casa.

— Y tenemos un bebé también —dijo Eleanor, refiriéndose a la hija de Dorota—. Una cosita absolutamente adorable. La amarán.

Resoplé. Estaba junto a Oliver, apoyada en una columna cerca de la salida, esperando a que la mayoría de invitados se fueran para poder hacer lo mismo.

El sonido del elevador, seguido de pasos rápidos, indicó que la persona más buscada en ese momento había llegado: Dan.

— ¿Quién lo hubiera visto venir? —musitó.

— ¿Conoces a Georgina? —cuestioné, sabiendo que todos lo hubiéramos visto venir.

Suspiró, aceptando que tenía razón.

— Buen punto... ¿Dónde está?

Le hice una seña para que siguiera adelante, ya que ella y Rufus lo estaban esperando en la sala de estar. Junto a Milo.

Cuando Dan continúo con su camino me dirigí a Oliver.

— Sabes, no tienes que ir conmigo si no quieres. Creo que ya me acompañaste lo necesario.

— ¿Crees que desperdiciaría la oportunidad de estar en un apartamento lleno de champán y modelos? Me siento como una estrella de rock —bromeó.

Me reí, negando con la cabeza. Pero me detuve cuando vi que alguien más se había acercado, otra vez.

— Entonces...

Nate tenía una expresión seria mientras se posicionaba frente a nosotros, observándonos con cautela. Primero me miraba a mi, para luego hacer lo mismo con Oliver, repitiendo el recorrido.

Me aclaré la garganta.

— Nate, él es Oliver Wembley, un... amigo de Inglaterra —comenté, sin saber bien cómo presentarlo. Los dos hombres se miraron entre ellos—. Oliver, él es Nate Archibald, un amigo de Nueva York.

Ambos se dieron la mano.

— No solo de Nueva York —agregó Nate, sin dejar de observarlo.

No hacia falta la aclaración. Oliver ya sabía parte de mi historia con Nate, se la había contado cuando hablamos de quiénes conformaban nuestro entorno. Además, sabía que tarde o temprano no enfrentaríamos a una situación así, quise adelantarme.

— Todavia tenemos que ver esos papeles, ¿no? —cambié de tema.

— Sí. Podemos ir a... —su teléfono lo interrumpió—. Disculpen —murmuró, alejándose para atender.

Lo seguí con los ojos antes de girarme en dirección a Oliver, quien ya me miraba.

— ¿Necesitas que me vaya?

— Creo que sí. Mi amigo, Chuck, del que tanto te hablé parece estar en problemas. Generalmente no me preocuparía, pero esta vez parece ser serio.

— Está bien —contestó tranquilo—. No tienes que darme explicaciones.

— Gracias —le tomé la mano—. Y perdón por todo lo que pasó hoy.

— ¿Siempre pasan estas cosas? —preguntó, medio divertido medio asustado.

Solté una pequeña risa. Le había comentado que vivo en un constante caos, pero no es lo mismo escucharlo que experimentarlo por tu cuenta.

— Bienvenido a Nueva York —entoné, con una sonrisa culposa.

Iba a ser admirable si no salía corriendo a los días de estar aquí, pero estoy entre emocionada e inquieta por ver cómo transcurren las cosas...

Después de unos segundos, Nate se volvió a acercar a nosotros, aún con la mirada en su teléfono mientras escribía un mensaje con la otra mano.

— Lo lamento. Hay una "emergencia" en el Empire —explicó cuando terminó de escribir, haciendo comillas con los dedos.

Entonces levantó la vista, mirando hacia abajo con intensidad. Ahora su expresión contenía algo nuevo que no supe descifrar.

— ¿Está todo bien? —pregunté con curiosidad.

Nate sacudió la cabeza, enfocándose en mis ojos, pensando antes de volver a hablar.

— Sí, pero tengo que irme para allá. Puedo escribirte más tarde... digo, si no estás ocupada —carraspeó, regresando por un segundo la vista hacia abajo.

— No lo creo. Escríbeme. De todas maneras le pediré los papeles a Lily, ver si ya puedo adelantar trabajo.

— Bien, nos vemos —me dedicó una mueca amistosa. Traté de no prestarle atención a su repentina distancia—. Y, supongo que a ti también te veré —le dijo a Oliver.

— Seguro, estaré un tiempo por aquí —él asintió—. Un gusto conocerte, Nate.

— Lo mismo digo —contestó, dándose la vuelta para enfrentar el elevador.

Una vez que subió cerró las puertas, sin darnos otra opción más que esperar al siguiente.

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Nos han dicho que Baccarat ha actualizado su menú. En lugar de gateau du jour, uno se come el orgullo.

Bon appétit, Blair.
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Ya era tarde. Oliver y yo habíamos cenado juntos luego de que terminó el evento, y ahora me encontraba sola en mi apartamento mientras él se quedaba con su padre.

Nate no me había escrito. Según Lily, él tenía la mitad de los recibos e información de Chuck que me entregó, así que supongo que debe estar trabajando en eso.

Estuve un largo rato revisando y leyendo minuciosamente los papeles, pero aún no encontraba nada que sirviera. Ni una pista. Los movimientos eran tan confusos que no había un lugar concreto por el cual empezar.

Bebía un sorbo de café cuando mi teléfono sonó, interrumpiendo el silencio.

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Estas son palabras de la mismísima señorita B: Serena van der Woodsen se dirige a Columbia. ¿S y B juntas otra vez? ¿Sumando que A ya es una alumna regular? Parece que nos morimos y llegamos al cielo. O al menos al Upper West Side.
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Me sorprendí ante las nuevas noticias. No tenía idea de que Serena había aplicado para Columbia, y eso que habíamos hablado estos meses. Aunque nuestra relación no sea nada parecida a cómo era antes, de a poco íbamos acercándonos otra vez. Al menos ella lo intentaba, enviándome uno que otro mensaje para preguntarme cómo estaba, o con fotos de lugares de París que amamos.

Yo también estaba trabajando, tratando de enfocarme más en el presente. Y a pesar de que no pensaba olvidar el pasado, quería pasar de página. Para mí bien.

*Omnisciente*

Lily estaba por acostarse a dormir cuando el teléfono de la sala comenzó a sonar sobre su escritorio. Corrió de su habitación hasta allí, siendo acompañada por su esposo en todo el proceso. Se arregló la bata de dormir mientras leía el identificador.

— Es de Francia —le avisó a Rufus, tomando el teléfono para atender—. ¿Hola? Sí, habla ella —su rostro se transformó cuando el hombre del otro se identificó—. Dios mío, ¿es Serena? ¿Se encuentra bien? —esperó a que terminara—. Bueno... Lo haré.

Rufus la miraba con expectativa cuando colgó, preocupado por su expresión afligida.

— ¿Qué? —le acarició el hombro—. ¿Qué pasó?

Lily tragó saliva, agachando la cabeza antes de volver a hablar.

— La corriente arrastró un cadáver hacia la orilla en París... con un disparo. La identificación que encontraron decía... que se trata de Charles Bass.

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Napoleón una vez dijo que los secretos viajan rápido en París, pero Gossip Girl viaja más rápido.

Bisou bisou.
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N/A: Holaa, ¿cómo están?

Por fin pude publicar un nuevo cap. Cuéntenme en los comentarios qué les pareció, y también qué esperan para esta nueva temporada!

Hasta la próxima actualización. ❤️

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