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Como un afamado mentiroso literario le dijo a Ophra: "La memoria es subjetiva". Los recuerdos pueden ser adornados. O negados. Pero como James Frey lo sabe muy bien, la verdad siempre emerge.
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Nate y yo salimos juntos hacia Columbia esa mañana, encontrándonos con Dan en el camino. Él estaba de un muy buen humor esa mañana, más de lo normal, demostrando que algo importante le había sucedido para encontrarse así. Y realmente me shockeó cuando nos contó qué era lo que lo tenía tan animado...
— ¿Qué? —las cejas casi se independizan de mi rostro—. ¿Un trío?
No puedo creer esto.
— Oh, sí. Solo yo, Olivia, Vanessa... dos chicas, cuatro pechos y un Dan Humphrey —rió orgulloso—. ¿Qué tan increíble soy?
— ¿Qué tan estúpido eres? —cuestioné al mismo tiempo, Nate asintió a mi lado.
— ¿Qué? —frunció el ceño, deteniéndose en el lugar.
— Amigo, de acuerdo, yo sé cosas —Nate comentó—. He estado en Europa, Chuck Bass es mi mejor amigo... Ashley Clayton es mi novia —le golpeé el hombro, aunque tenía un punto valido—. Y se supone que la tercera persona debe ser un extraño.
— No, el hecho de que fuera Vanessa lo hizo más divertido.
— Sí, pero el problema durante el trío, es que siempre hay un dúo y alguien que solamente ve —argumenté, volviendo a caminar.
— ¿Saben qué? El ver no es tan malo —rió nuevamente.
Oh, por favor. Me sorprende lo lejos que puede llegar la estupidez masculina, de verdad es fascinante.
— Ok, tal vez disfrutaste el show, pero eso no cambia el ahora, y tú se supone que estás en una relación.
— Olivia estaba bien, lo hablamos esta mañana. Y también Vanessa. No la he visto mucho, pero... seguro que sí —respondió, algo inseguro ahora. Viré los ojos, sin creer nada de eso—. ¿Por qué son tan aguafiestas?
— Porque las perderás a ambas por esta estupidez —contestó Nate, deteniéndose frente a un puesto de café.
— No es cierto, no lo creo... Es más, por allí está —señaló hacia adelante, donde Vanessa caminaba—. Mi mejor amiga —sonrió, acercándose a ella.
— Perfecto...
Vanessa nos dedicó una sonrisa a distancia, gesto que respondimos de la misma forma, antes de enfocarnos en nuestro pedido.
— Abrams.
— Hey, Dan —sonrió del mismo modo—. Apenas nos hemos visto. Siento que has estado evitándome desde...
— ¡No! —la interrumpió—. No, no, claro que no —negó nervioso—. Uh, hoy en el Bowery creo que se presenta Morrisey. ¿Quieres ir, solo los dos, por los viejos tiempos?
No hay forma de que esto vaya a funcionar
— Sí, me encantaría —respondió dudosa, aumentando la tensión—. Entonces, ¿hasta esta noche?
— Sí, claro. Sí.
Se dieron un abrazo muy incomodo. Nate y yo nos miramos, aguantando nuestra risa. Una vez que se despidieron, Vanessa siguió su camino, dejando a Dan solo en la esquina con total desconcierto. Así que nos acercamos, después de recibir nuestros pedidos, para hacer nuestro punto.
— Bueno, eso no fue nada raro —ironicé, palmeando su hombro.
— Todo está... bien. En serio.
— Llámanos si nos necesitas —le dijo Nate, tomándome de la mano—. Que así será.
Comenzamos a caminar, escuchando su suspiro por detrás... Sí, estaba jodido.
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No lo olvide, congresista, su matrimonio podría terminar en un millón de pedacitos.
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Las horas pasaron muy rápido ese día. Después de pasar la mañana en Columbia regresamos al Empire. Ahora estaba sentada en el sofá del penthouse, leyendo una revista, mientras Nate habla con su madre por teléfono frente a la ventana.
— Mamá, sé lo mucho que amas al abuelo, y lo entiendo. Yo tuve que perdonar a mi padre varias veces —esa declaración me hizo levantar la cabeza para mirarlo—. Pero no dejes que te manipule. Él estuvo detrás de lo del Hudson. ¿Quién más pudo ser?
El elevador sonó, abriendo sus puertas para dejar entrar a alguien. Incliné mi cuello, intentando ver de quién se trataba.
— ¿Hola? —se escuchó un eco—. ¿Nate?
Observé como Serena caminaba a continuación, con pasos ralentizados cuando descubrió que ambos estábamos allí. Volví a apoyarme contra el sofá, mirándola con una mueca desinteresada.
— Lo siento, mamá —Nate continuó su llamada, viendo a Serena de reojo—. Sí, me gustaría oír tu nueva información, pero tengo que colgar. Te llamó luego, ¿está bien?
Dejó el teléfono en la mesa de café, sentándose a mi lado y cruzando los brazos en el proceso. Serena comprendió rápidamente que ninguno de los dos iba a ser el primero en hablar, así que suspiró.
— Sé que no soy su persona favorita ahora, pero soy yo... Y no tengo a nadie con quién hablar —tomó aire, mirando el techo mientras se preparaba—. Yo... creo que podría estar involucrada con un hombre casado.
Bien, no esperaba eso, pero tampoco encuentro la correlación con nosotros.
— ¿Por qué tenemos que oírlo? —cuestionó Nate, con la misma duda que yo.
— Porque es Tripp —respondió sin filtro.
Abrí los ojos, con total incredulidad. Nate no parecía tan sorprendido como yo, ya que simplemente suspiró negando con la cabeza, antes de invitarla a sentarse.
Y no es que me asombren los limites, o no limites, de Serena, pero es que me conmociona la capacidad que tiene para avanzar. Pareciera que no puede estar sola, y tampoco evita adoptar características y actitudes de las personas en las que se interesa. Ahora comprendo porque estaba tan conservadora últimamente.
— Simplemente no lo entiendo —sacudí la cabeza—. Quiero decir, ¿Tripp, en serio? Hace dos meses jurabas amor eterno a Carter Baizen.
— Tripp se ha sacrificado mucho por estar donde está, todos lo hicimos. No puede arruinar todo por ti —agregó Nate.
— Sí, y él está luchando, y yo también. Literalmente puedo sentir mi corazón latir cuando lo veo —sonrió—. No me había sentido así desde que tenía 13 años, con Jude Law en "Alfie".
Oh, tiene que estar bromeando.
— Pero ya no tienes 13 años, Serena —la contrarresté severa—. Esto es serio.
Noté su emoción decaer. ¿Estaba siendo demasiado dura? Porque siento que honestamente ha perdido la cordura. Ya la vimos chocar contra el pavimento en muchas oportunidades, nada me quita el aliento, ¿pero intervenir en un matrimonio? No debería existir la propuesta desde un principio, pero que lo haga no significa que ella deba aceptarla. Creo que es lo suficientemente mayor para entender la magnitud de la situación.
— Creí que sin importar lo que pasó podía contar con ustedes, pero veo que me equivoqué —murmuró desanimada.
Ninguno se movió. La observé agachar la cabeza, levantándose para marcharse.
— Hey, espera —Nate la detuvo, parándose también—. Tienes razón, lo siento. Puedes contar conmigo.
Resoplé. Ahí está, San Nate otra vez. Haciéndome quedar terrible. Otra vez.
— Y también conmigo —alcé una mano.
— Gracias —sonrió débilmente.
Nunca tuve un problema con ella, ni siquiera me interesaba la estúpida guerra que tenía con Nate, pero lo que acaba de comentar sí me parece debatible. Y no es que me interese Tripp, ni su carrera... pero sé bien lo importante que es para Nate y tampoco quiero ver todo el esfuerzo que hizo en la basura.
— Bueno, lamento tener que irme en este momento, pero tengo una sesión de fotos para Elle que llevar a cabo —expliqué, levantándome del sofá—. Cualquier cosa que necesiten para esta intervención, ya saben que puedes escribirme —tomé mi bolso, antes de enfrentarlos.
Serena simplemente asintió con una sonrisa. Supongo que aún está insegura de cómo tratarme. Y yo también lo estaría después de que me hayan lanzado crudas verdades a la cara, así que no la juzgo.
— Suerte —me deseó Nate, dándome un pequeño beso—. Saldrás hermosa, como siempre.
— Te amo, Archi.
— Igual yo —acarició el costado derecho de mi cuello—. ¿Cenamos esta noche? Te paso a buscar por tu casa después de que termines con la sesión.
— De acuerdo —sonreí, inclinándome para otro beso—. Hasta luego.
Suspiré, antes de darme la vuelta con dirección al elevador. Que Nate se encargue del asunto Serena/Tripp ahora que quiso involucrarse.
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Oh, oh, dramaturgo. Mejor limpia tu pluma. Este cabaret se ha vuelto show de un solo hombre.
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Estaba en el camerino, preparándome para la sesión de fotos. Todo mi equipo trabaja simultáneamente mientras yo me siento allí, admirando su trabajo. También conversaba con Dan por teléfono, ya que me había dejado unos mensajes preocupantes, por lo que tuve que accionar,
— Está bien, entiende esto. Tenía planes con Vanessa esta noche, ¿sí? —asentí, aunque no puede verme—. Pero entonces Olivia me inscribió para hacer esto del cabaret con ella y Blair.
— Ah, sí, es la etapa uno post trío —meneé la cabeza lentamente, mientras una brocha me hacía cosquillas en la piel—. En donde una, si no ambas, tratarán de probar a quién le perteneces.
— ¿Hay etapas? —sonó completamente perdido, de tal manera que se volvió tragicómico. Tobi, mi maquilladora, rió por lo bajo junto a mí—. ¿Qué hago?
— Probarle a Olivia que tú y Vanessa aún son solo amigos —alcé los hombros—. A pesar de que se hayan visto sus asuntos —sonreí con malicia—. ¿Entiendes?
— Sí, gracias...
— Parece que eres la terapeuta de todo el mundo hoy —murmuró Owen, mi estilista de cabello, preparando accesorios.
— Bueno, aventuras con personas casadas, triángulos amorosos... Da la casualidad de que los problemas de todos están dentro de mi circulo desde mi nacimiento.
Sí, había estado hablando sin parar sobre mi complejo día desde que llegué al camerino. Pero estas personas ya me conocen bastante como para tener una opinión solida. Y los chismes de detrás de escena pueden ser muy interesantes.
— ¿Con quién estás? Escucho mucho ruido.
Ya me había olvidado que Dan estaba escuchando.
— Hm, estoy trabajando...
— ¿O sea que escucharon nuestra conversación?
Podía imaginármelo con una expresión neurótica ahora mismo.
— ¿Para qué hablar en pasado? —bromeé
— Oh, qué buena amiga —ironizó.
No pude sostener la risa. Pero justo en ese momento mi teléfono sonó, recibiendo una notificación. ¿Y quién puede ser?
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Vistos: S y N caminando por el Central Park, con helados en mano. La cita sería romántica si Nate no estaría ya en un romance.
Me pregunto qué pensará A de esto...
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— Ash, ¿sigues ahí?
La voz de Dan me sacó del trance, en el que ni siquiera sabía que estaba hasta que no lo escuché llamándome. Ciertamente me había paralizado leyendo el post. Observando la imagen, más precisamente.
— Sí, lo siento. Me distraje...
— ¿Leyendo Gossip Girl?
— Uh huh —afirmé, cerrando el blog.
— ¿Todo bien?
— Sí, sí, por supuesto. Serena nos visitó hoy y se disculpó, necesitaba ayuda... Nate debe estar ayudándola —respondí, aclarándome la garganta.
No sé si estoy buscando convencerlo a Dan o convencerme a mí misma.
— ¡Seguro! Sabes cómo Gossip Girl exagera las cosas, no te preocupes.
— No estoy preocupada —negué riendo.
La realidad es que no tengo contexto de la foto, y Gossip Girl solamente existe para destruir nuestras vidas, así que no quiero hacer un gran asunto de una estupidez. Probablemente tenga una explicación... Aunque no hay nada para explicar. Solo son dos amigos que se arreglaron recientemente, teniendo una charla amistosa mientras toman helado y casualmente limpian los lugares donde se derramó... con una mirada de cariño que le das a solo una amiga.
— Debe ser eso —Dan estuvo de acuerdo. Maldita sea, ¿acaso dije todo eso en voz alta? Vergonzoso—. Bueno, uh, gracias por escucharme. Tengo una obra en la cual trabajar.
— Sí, de nada... yo también tengo que ocuparme en lo que estoy haciendo —miré a mi alrededor, obteniendo sonrisas calculadas de todo mi equipo.
— Éxitos. Nos vemos.
— Adiós.
Colgué, mirando mi reflejo en el espejo.
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Oye, Príncipe Encantador. Creo que ya es tiempo de que veas el espejo mágico...
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Cuando terminamos ya era tarde. Solamente quería llegar a casa para darme un ducha caliente, cosa que hice, antes de empezar a prepararme para mi cita con Nate.
Nate. Le había enviado como mil mensajes... cuáles no respondió ni uno. No iba a ponerme paranoica. No. Para nada.
Llamada entrante: Tripp Vanderbilt.
Salté cuando escuché el inconfundible ringtone de una llamada entrante, pero mi emoción decayó cuando leí el identificador. Aunque me sorprendió bastante.
— ¿Hola? —atendí.
— Ashley, ¿cómo estás? —Tripp preguntó, con su característica tranquilidad.
— Bien... ¿Quieres hablar con Nate? Porque no está conmigo.
— Sí, lo sé.
— Oh, ¿entonces? —fruncí el ceño, aún más confundida por esta llamada sin sentido.
— No sé cómo decirte esto, pero... supe que Nate estaba en un bar, con Serena, y cuando llegué... bueno, estaban por besarse.
Silencio.
No fui capaz de formular una palabra luego de escuchar eso. Simplemente no sabía que pensar, mi cabeza estaba yendo a mil kilómetros por hora y así y todo ni siquiera una respiración era expresada.
— Sé que no tienes por qué creerme, pero quería advertirte —continuó Tripp.
— ¿Por qué? —murmuré finalmente—. Se supone que es tu primo.
Y es una de mis inquietudes. ¿Qué gana Tripp contándome esto? Estoy completamente segura que no tenemos una relación en la que podamos hablar de corazón a corazón y ayudarnos en momentos delicados, así que no comprendo el acto de bondad que está teniendo ahora conmigo.
— Sí, lo sé, pero no por eso voy a obviar la verdad... Nate se puso muy nervioso cuando me vio ahí, debe estar arrepentido, sé que es un buen tipo, probablemente tenga una explicación —comentó despreocupado—. Al menos eso pienso.
— Sabes... no necesito saber más detalles. Si realmente algo pasó, lo hablaré con él. Buenas noches —colgué, sin detenerme a escuchar si tenía algo más para decir.
Y me quedé en blanco por unos momentos, viendo nuevamente mi reflejo en el espejo. Mi cabeza era un lío de pensamientos. Recuerdos corriendo, escenas reproduciéndose... Todo es tan invasivo que debo ocuparme de regular mi respiración, sosteniéndome del lavabo y tomando grandes bocanadas de aire, para evitar marearme aún más.
Mensaje para Archi:
No vengas a buscarme.
Tiro el teléfono a la cama, antes de hacerlo yo también.
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Blanca Nieves está viva, ¿pero Dan y Olivia están muertos? Bueno, parecen no ser los únicos en este cuento de hadas.
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Estaba acostada en posición fetal, con las luces apagadas, cuando sentí que alguien entró a mi habitación. Cerré mis ojos, en un patético intento de actuar como si estuviera durmiendo. La cama se hundió cuando se sentó al borde, solo a unos centímetros de mi cuerpo. No podía verlo porque estaba boca abajo, pero sabía exactamente quién era.
— Clay, ¿duermes? —susurró despacio.
Resoplé, prendiendo el velador en un vago movimiento, pero mi rostro seguía oculto contra la almohada.
— Lo intento... ¿No te dije acaso que no vinieras? —mi voz era amortiguada, así que no podía escucharse totalmente la ronquera.
— ¿Qué pasa? —su mano recorrió el costado de mi cuerpo, logrando tensarme automáticamente—. Hey, mírame.
Finalmente me rendí, tomando aire mientras extendía mis brazos y piernas, dándome vuelta en la cama. Su mueca de horror fue gigante cuando pudo observarme. Sabía que lucía mal por la hinchazón en los ojos, pero no creí que era lo suficientemente mal como para espantarlo. Casi que veo las terribles posibilidades corriendo por su cabeza.
— ¿Estás bien? —preguntó preocupado—. ¿Te hicieron algo?
Intentó tomar mi barbilla, pero me alejé antes de que su mano entrara en contacto con mi piel. Su confusión solo creció más.
— Te dejé veinte mensajes —musité, evitando el contacto visual.
— Sí, lo sé... Los vi una vez que estaba en viaje. Lo siento, estaba ocupado.
— ¿Bebiendo con Serena?
No pude morderme la lengua. Sé que sonó como un reclamo, cerca de lo controlador, pero fue imposible evitarlo. La furia superaba a la angustia ahora que estaba aquí.
— ¿Cómo sabes eso? —cuestionó, genuinamente sorprendido.
— ¿Entonces es verdad? —alcé las cejas.
La duda en su expresión fue suficiente para responder mis preguntas. Suspiré, queriendo levantarme de la cama para marcharme, pero el agarre de su brazo en mi hombro impidió que pusiera un pie en el suelo.
— Escucha, Serena estaba mal por lo de Tripp y... —se calló, frunciendo el ceño—. Tripp. Él te lo dijo, ¿cierto?
— Sí, y tampoco se perdió la parte del beso. O casi beso, ¡lo que sea! —bufé, alejando su mano de mi hombro.
— No pasó nada, ¿de acuerdo? Estábamos hablando de la boda de los Shepherd y le confesé que estaba enamorado de ella en ese momento, después reaccionó impulsivamente, nada más —explicó exasperado—. No dejé que nada pasara... No te haría eso —susurró la última parte, pero así y todo captó mi atención.
Me froté los ojos, agachando la cabeza por un momento antes de volver a verlo. Es una eterna batalla entre sus ojos y sus acciones.
— En serio quiero creerte...
— Mira, Tripp se enteró que Maureen estuvo detrás de lo que pasó en el Hudson —fruncí el ceño. ¿Qué tiene que ver con lo que estamos discutiendo?—. Resulta que quiere divorciarse. Quiere estar con Serena. Seguro está celoso y por eso te habló. ¿No te parece raro que te llamé contándote algo así?
Tiene un punto valido, pero no es como si fuera a admitirlo.
— Pensaba que, no lo sé, tal vez tuvo un gesto de gentileza —titubeé, solo para escucharlo reír—. No es gracioso.
— No, pero me causa gracia cómo sacas conclusiones absurdas —sonrió, tomándome las manos—. Te amo, Clay. Yo solo quiero estar contigo.
Me observó con brillo en los ojos, pero yo estaba concentrada en otra cosa. No podía dejar de pensar en lo que ocurrió. No tuve mucho tiempo para reflexionar seriamente antes de que un ataque de sensibilidad se hiciera presente, así que me estaba tomando el tiempo para hacerlo. Y hay una cosa en particular que sigue sin cerrarme del todo.
— Algo que no entiendo, ¿Serena efectivamente intentó besarte? —cuestioné, mientras él besaba mis manos—. ¿Después de lo que dijo hoy sobre su corazón entrando en paro y nuestra increíble amistad?
— Te dije que reaccionó impulsivamente. Como un reflejo.
— Huh, qué buenos reflejos que tiene, sinceramente —bufé—. Pero tengo que cerciorarme de que no haya nada más.
— Luego, ahora vayamos a cenar, ¿qué te parece? —preguntó, yo continuaba en otro universo. Entonces me besó los labios en un movimiento rápido, el cual ni siquiera tuve tiempo de objetar—. Ya que aclaramos todo...
Eso solo me hizo regresar a nuestro estado. Y no pido demasiado, solo quiero saber que lo que dice, hace y siente, es honesto. No quiero que me bese, diga que me necesita, me dé vueltas y vueltas, o me ilusione para luego decepcionarme. Estoy completamente dentro, comprometida con lo que tenemos. ¿Es descabellado esperar que sea reciproco?
— Tienes mi confianza, pero solo si lo que dices lo sientes de verdad. No quiero un corazón dudoso —advertí, obteniendo un asentimiento de su parte.
Entonces sonreí, para luego levantarme de la cama y comenzar a prepararme.
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A veces, es después de cerrar las cortinas cuando se recapacita realmente.
Ya sea sobre quiénes desearíamos ser, sobre quiénes desearíamos poder ser o sobre a quién queremos.
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N/A: Holaa! Bueno, por fin tuve tiempo de sentarme a escribir. Por favor. Entre que me fui de vacaciones y estuve haciendo trámites para la universidad, no paré un segundo.
Sé que este capítulo no fue el mejor, pero grandes sucesos se acercan y esto es solo un adelanto. Así que, díganme qué les pareció en los comentarios. ¿Alguna idea de lo que puede pasar?
Hasta pronto. 🤞🏻