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Cada otoño, los confiados preparatorianos se convierten en nerviosos novatos universitarios. Dejan las casas de sus padres por los sagrados pasillos de la educación superior.
Y como toda nueva aventura, la universidad lleva la promesa de oportunidades ilimitadas. La oportunidad de conquistar un nuevo territorio.
Pero el que se estén presentando las oportunidades, no significa que todos estén listos para tomarlas.
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Finalmente llegó el momento de ir a Columbia, aunque todavía no comenzaban las clases, primero sería la semana de orientación. Algo que agradecía, porque no quería estudiar aún. Pero antes de dirigirme a la universidad, me reuní con Chuck a desayunar, era como nuestro nuevo ritual para empezar el día.
— ¿Ya llevaste a Blair a la NYU? —pregunté después de beber un sorbo de mi café
— Sí, tenía que ir temprano para instalarse en su dormitorio. No puedo creer que realmente vaya a hacerlo —comentó disgustado.
— Yo tampoco, creí que correría cuando se enterara de las luces fluorescentes —reí.
— Hm, cómo sea —bebió jugo—. ¿Cómo te preparas para ver a Nathaniel y su novia merodear por el campus?
— ¿Ya son pareja? —alcé las cejas.
De alguna forma eso me sorprendió. Obviamente recuerdo la pequeña conversación que tuve con Nate hace unos días, pero no creí que realmente pasaría. ¿Qué importa lo yo que crea, sinceramente?
— Eso parece. Pero solo sé que están escondidos en una habitación de hotel, nada más.
— ¿Entonces es oficial?
— ¿Por qué tan interesada? ¿Algún problema con que se conviertan en algo? —cuestionó divertido.
— ¿Qué problema habría? Nate y yo estamos bien. Hablamos antes de las vacaciones.
— ¿Huh? —dijo, para nada convencido.
Antes de que tuviera lugar a replica, golpearon la puerta. Suspiré de alivio, en serio no quería continuar con esta charla sin sentido... Me sentía estúpida y me merecía hacerlo después de indagar en el tema como una acechadora. Simplemente ridícula.
Luego de dedicarme una mueca burlona, Chuck se levantó para abrir la puerta. Me incliné ligeramente para observar, sorprendiéndome al ver a Serena allí.
— Hola, hermanita —sonrió—. ¿Supongo que necesitas ayuda para llegar a Brown?
— No, necesito un escondite. No voy a ir a Brown —informó impasible.
Entró a la habitación sin más, lo que generó que Chuck y yo nos miraramos confundidos. Y mayor fue el asombro cuando llegó un empleado con todos sus bolsos y maletas.
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¡Ra, ra, ra, qué felicidad!
Georgina planeó un golpe de Estado.
Bienvenida a la universidad, B.
Esto va a ser buenísimo.
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Después de la conmoción inesperada, Serena y yo nos sentamos en el sofá mientras Chuck caminaba alrededor, escuchando la explicación de
— Estaba empacando y hablando con Blair sobre sus clases y me di cuenta: yo no estaba emocionada por nada —resopló—. No sé qué quiero hacer aún. E ir a un nuevo lugar para descubrir eso... no lo sé. No estoy lista.
— Serena, para nosotros, el tener un titulo es un accesorio. Como un bebé Malawi o un poodle —explicó Chuck.
— Un accesorio que mi mamá quiere que yo tenga.
— Y quieres esconderte de ella hasta revolver eso —fruncí el ceño.
— En la cueva Bass...
— Sí. Si estás de acuerdo —lo miró, recibiendo un asentimiento—. Nadie sabe de esto, ni siquiera Blair. Ella se preocuparía más que mi madre.
— Algo que no respondiste en el juego de polo, es qué pasó con Carter Baizen. ¿Esto no tiene nada que ver con él? —pregunté.
— Definitivamente no. No lo he visto desde entonces.
— Bien. Solo un favor, tengo una reunión esta noche, ¿crees poder salir por unas horas?
— Chuck, puedo ver a tu traficante —rió
— Jesse fue a Saint Barths unos días, esto es algo más legitimo —lo miramos intrigadas, así que sentó a nuestro lado—. ¿Recuerdan el banco art-deco de la calle 72 entre Madison y Park? ¿El que quebró hace un mes? Quiero abrir una taberna —tomó unos planos—. En el frente, un restaurante elegante. Pero abajo, un lugar nocturno dedicado a la indecencia, la mala conducta y toda clase de libertinajes. Un homenaje a la última caída del mercado. La gente busca un lugar así para olvidarse de todo —sonrió.
— ¡Chuck, es una excelente idea! —lo empujé por el hombro—. ¿Por qué no me contaste al respecto?
— Nadie sabe, ni siquiera Blair. Quería esperar hasta saber qué se va a hacer... Nuestros padres tuvieron sus primeras ganancias a los 22, yo espero hacerlo cuando cumpla 21.
— Seguro lo harás —aseguré contenta.
Sonrió agradecido. Ah, soy puro orgullo por mi mejor amigo criminal.
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Vista: Blair Waldorf pasando de VIP a ignorada. Pobre B, ¿cómo te vas a curar de esto?
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Mensaje de Papá:
¡Buen comienzo! Estoy orgulloso de ti. ¿Ya entraste a tu primera clase?
Corrí por el medio del campus, dando todo de mí para intentar no llegar más tarde de lo que iba. Me retrasé por todo el asunto de Serena, y el tráfico no jugó a mi favor. Así que aquí estoy, confiando en mis habilidades atléticas.
Las puertas del salón estaban cerradas, pero con la inyección de adrenalina que había en mi cuerpo, prácticamente me arrojé sobre ellas abriéndolas de par en par. Y ganándome la mirada de decenas de personas, sumando el silencio forzado del profesor. Hablame de una entrada triunfal.
— Hola...
Literalmente no había nadie que no estuviera observándome como si fuera una maníaca. Seguramente hasta las moscas habían detenido su trabajo para hacerlo.
— Tarde, señorita Clayton —pronunció severo el profesor, ganándose un tímido asentimiento de mi parte—. Tome asiento. Recién comenzaba, de todas formas.
Respondí con un bajísimo y casi inaudible "Lo lamento", impulsado por la vergüenza, antes de girar mi atención al resto de los alumnos, que seguían mirándome. Todos los bancos estaban llenos, menos uno, en la última fila. Y no me quedó más remedio que comenzar a caminar hacia allí, rápidamente, para no alargar más la situación.
Sé lo importante que son los ubicaciones en la universidad, porque si te sientas muy atrás probablemente no escuches ni veas nada, debido a la cantidad de estudiantes. Pero no tengo opción, y tampoco comenzaron las clases formales, así que hoy está bien.
— ¿Te molesta si...? —empecé a preguntarle al chico que tenía la silla vacía a su lado, pero me callé cuando lo miré bien.
De acuerdo, era muy lindo con su cabello peinado y camiseta universitaria bien acomodada, pero lo que me distrajo fueron sus ojos. Eran impresionantes... marrones y azules, uno de cada color.
— Señorita Clayton, ¿puede tomar asiento así puedo continuar? —escuché al profesor.
Me sobresalté ante eso, porque me había perdido estúpidamente analizando los ojos del chico. Automáticamente me senté en la silla de su lado, sin saber si me había dado el permiso, ya que no oí más nada al verlo. Pero el profesor prosiguió, y la atención de todos finalmente dejó de estar en mí.
El chico de mi lado se movió en el lugar, y ahí noté que estaba sonrojado. Tierno.
— Lo lamento, no quería hacerte sentir avergonzado por mi culpa —le susurré.
— Heterocromía —también susurró.
— ¿Disculpa? —fruncí el ceño.
Podría no ser la única maníaca presenté.
— Mis ojos —respondió como si fuera una obviedad—. El color del iris cambia durante los primeros años de la vida, siendo azulado en el recién nacido, por la escasez de pigmento y delgadez en el estroma. No se establece la coloración definitiva hasta uno o dos años después. Y también algunos estados patológicos pueden producir una diferente coloración entre ambos iris —explicó diplomático—. Supuse que querías saber, ya que básicamente te congelaste al verlos.
Ahora fue mi turno de sonrojarme, provocando una suave risa de su parte. Oh, más tierno aún.
— Soy Zachary Davis —me tendió la mano debajo del banco.
— Ashley Clayton —sonreí estrechándola—. Y lamento haberte quedado mirando como una demente, es que nunca había visto ojos así es persona. Son muy bonitos.
— Llevás aquí menos de diez minutos y ya te has disculpado tres veces... ¿Eres de meter la pata con frecuencia? —preguntó con gracia.
— Teniendo en cuenta que no soy tan buena corriendo para no llegar tarde, quizás mis pies solo sirven para eso —bromeé.
Carcajeamos, hasta que la mirada seria del profesor durante su discurso nos hizo callar a ambos. Rápidamente saqué un bolígrafo para escribir una pequeña nota y mostrarsela a mi nuevo compañero.
"𝙻𝚘 𝚕𝚊𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘 :)"
Él simplemente sonrió, conteniendo otra risa.
•••
El resto de la jornada intenté mantener la boca cerrada. Afortunadamente no recibí más advertencias del profesor, pero si recibí notas de Zachary. Estuvimos escribiendo en la hoja de mi cuaderno, hasta que nos cansamos de comunicarnos a la antigua y decidimos charlar luego, y de esa forma prestarle atención a la clase.
Cuando pasó una hora y media, el profesor nos despidió, y todos nos paramos tomando nuestras cosas. Pero justo cuando Zachary y yo íbamos a hablar, por la boca y sin susurros, dos chicas se pararon frente a mí.
— Ashley —habló la pelinegra—. Soy Zoe, y ella es Jessica —señaló a la rubia de su lado, que me sonrió enormemente—. ¿Nos preguntábamos si querías almorzar con nosotras?
Creo que comprendo de dondé viene esta propuesta. Estaban bien vestidas, con diademas en sus cabezas, todo indicaba que serían perfectas aspirantes a Blair. Y yo no quiero seguir con esos juegos.
— Me encantaría, pero en realidad ya tengo planes con él —sonreí en dirección a Zachary.
Las chicas automáticamente dirigieron su atención al mencionado, analizando de pies a cabeza antes de enfocarse en sus ojos y esperar una explicación.
— Eh, sí, claro, almuerzo —titubeó desprevenido—. Hay un gran puesto de falafel cerca de aquí.
Las tres lo miramos estáticas. Bien, era un terrible mentiroso, bueno saberlo.
— ¿Otro día? —les pregunté a las chicas, que seguían con una expresión disgustada.
— Por supuesto.
Solté la más grande risa cuando se marcharon, tomando mi bolso y caminando a la salida. Zachary me imitó.
— ¿Falafel? ¿En serio fue lo mejor que pudiste pensar?
— ¡Ey, no lo esperaba! —contestó, actuando ofendido—. Y no sé qué comen ustedes los ricos.
— ¿Ustedes? —alcé una ceja—. Estás en una universidad de la Ivy League, ¿me dirás que no eres rico, Davis?
— En realidad no, Clayton, obtuve una beca por ser el mejor de mi escuela —contó sorprendiéndome—. Vengo de Nevada.
— Wow, eso es algo alejado. Supongo que te quedas en los dormitorios.
— Exactamente.
— Aunque he ido a Las Vegas alguna que otra vez, no conozco mucho sobre Nevada. ¿Qué dices si me cuentas de ello mientras comemos el falafel?
Se detuvo en el lugar cuando dije eso, así que yo también lo hice. Su expresión era extraña.
— ¿De verdad comerás eso?
— Dijiste que conocías un puesto —me encogí de hombros—. A menos que haya sido tu mentira para escapar de las chicas.
— No, no, es real. Ha sido mi distribuidora de comida desde que llegué. Pero, hablando de las chicas, ¿acaso eres una especie de celebridad? Sabían tu nombre, al igual que el profesor, y sin duda es el primer dia de todos. Además, me están fulminando por estar contigo —movió los ojos, y era cierto que todos nos observaban.
— Vamos por ese falafel y te contaré lo que pidas, Nevada —volví a caminar.
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Vista: Ashley siendo escoltada por un apuesto chico hacia... ¿un puesto callejero? Bueno, ¿quién dijo que el romance ha muerto?
¿Pero será un nuevo interes lo que estamos presenciando? Quizás sea bueno para A olvidarse de cierto rubio desaparecido.
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Zac, como me dijo que lo llamara, era realmente divertido y amigable. La pasé muy bien en el almuerzo, y hablamos de mucho. Despejé sus dudas sobre mi fama, desde el peso de mi familia hasta mi carrera como modelo. Pero también sobre Gossip Girl, que es la razón principal por la que la gente de Columbia me conoce, ya que en el Upper West Side también leen el blog. Se asombró con eso, ya que en Nevada no existe nada igual.
Y también hablamos de su vida allí. Vive, o vivía, con su madre y su hermana siete años menor. No llegó a conocer a su padre, ya que sufrió un accidente automovilístico cuando era apenas un bebé. Eso me entristeció un poco, por su familia, pero luego me aseguró que estaban bien. Su madre conoció a un hombre maravilloso en su trabajo, con el que luego tendría a su hermana. Fue bueno escuchar eso.
Pero por otro lado, ya era un nuevo día. Anoche Serena durmió en mi apartamento, porque al parecer tuvo una pelea con Chuck. Eso fue sorpresivamente rápido, pero no dije nada. Le aseguré que podía quedarse cuánto quisiera, ya que no tenía otro lugar. Nadie sabe que no fue a Brown.
— Buenos días —me acerqué al desayunador donde se encontraba—. Te pedí tu café favorito y una porción de pastel de fresas, debería estar por llegar. Tengo que irme.
— Eres la mejor. Gracias por dejarme estar aquí —me dio un abrazo de lado.
— ¿Esconder una fugitiva de la Ivy League? Siempre soñé con hacerlo —reímos—. Soy tu amiga. Y necesito un poco de compañía.
— ¿Ya empezaron las clases?
— No, es solo orientación, y recién mañana debo ir de vuelta. Pero ahora voy a una sesión de fotos para la próxima colección otoño-invierno de Prada —sonreí—. Tengo que buscar los espacios para equilibrar las dos cosas.
— Me imagino. Y al mismo tiempo saber que una incluye a tu ex...
— ¿Disculpa? —alcé las cejas.
— Nate y Bree en la universidad. Compartí secundaria con el mío, ahora somos parte de una retorcida familia —rió vagamente—. Sé que es difícil.
Cierto, ya me había olvidado de esos dos. Ayer tuve un buen día y a penas pensé en ese pequeño asunto. De todos modos, ¿por qué todos tienes la necesidad de recordarmelo?
— Sí, cómo sea. Nate y yo ya aclaramos las cosas al principio del verano. Somos amigos, es lo mejor para los dos. Y ahora él está con esta chica... Parece agradable.
— Sí, parece. Pero ya lo conoces. Estoy muy segura de que no todo está perdido —contestó sugerente—. Solo un consejo.
— Ya que estamos dando consejos, creo que debes hablar con Rufus —cambié de tema con éxito—. Por lo que lo conozco con Dan y Jenny, parece ser bueno en la materia paterna. Y ama a tu mamá.
— Lo pensaré.
No es la respuesta que esperaba, pero lo intenté. Miré mi reloj, ya se me hacía tarde.
— Bien. Adiós.
— Suerte.
Le sonreí por última vez antes de dirigirme hacia la salida. Hora de trabajar.
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Olvídate de los cuatro jinetes. ¿La verdadera evidencia de que el mundo está llegando a su fin? Blair Waldorf necesita a Dan Humphrey para rescatarla de la extinción social.
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Ya era de noche y estaba desocupada, por fin. Decidí darme un baño relajante: prendí velas, hice espuma, música tranquila... hasta me serví una copa de champán. Quizás es demasiado, pero me lo merezco.
Serena salió esta noche, no me dijo exactamente a dónde fue, pero supongo que tampoco es de mi incumbencia. Aproveché la soledad para pensar en el día de ayer, y lo genial que fue encontrar a alguien como Zac para equilibrar la desastrosa llegada a clase.
Sonreí al recordar sus pasatiempos favoritos, que no tenían nada que ver con la vida nocturna que se asocia con Las Vegas, ya que me dijo que no vivía allí, sino más bien en una ciudad a las afueras. Mayormente tienen que ver con el estudio, y entonces comprendí el por qué de su beca en una de las mejores universidades del mundo. Es un nerd.
La música lenta fue interrumpida por el sonido de mi teléfono. Y cuando abrí los ojos para ver, me acordé que estaba en la bañera, y que era realmente extraño que pensara en Zac -alguien que apenas conozco- en esta situación.
Llamada entrante: Blair.
Despejé los pensamientos atendiendo. No esperaba la llamada de Blair ahora.
— Hey, B. ¿Cómo estás? ¿Quieres quejarte de las camas de la NYU otra vez?
— Ojala estuviera durmiendo en este momento. Estoy en una fiesta llena de raritos y ratas de biblioteca —bufó.
— Tu hábitat natural. Debes estar pasándola genial —bromeé.
— Genialmente horrible. ¿Dónde estás?
— Recién llegó a mi casa. Fue un día agotador lleno de trabajo.
Elegí omitir el detalle de que estoy en la bañera. Suficiente raro fueron mis memorias hace unos momentos.
— También fue agotador para mí, y todo por esa maldita bruja...
— ¿De quién hablas? —pregunté confundida.
— ¿Dónde te metiste estos días? Georgina Sparks estudia en la NYU y, peor aún, es mi compañera de cuarto.
— ¿Georgina? —abrí los ojos—. No la veo desde lo que pasó con la estafadora de Poppy. ¿Sigue creyendo en Dios?
— Parece que dejó la religión para seguirme y causarme un infierno personal. ¿Puedes creer que se hace pasar por buena? De repente todos la aman y a mí me odian. Hasta tu amigo de Brooklyn y su amiga también forastera —reí.
— Soy una afortunada por no estar ahí, pero tal vez es cierto. Quizás Jesús le ablandó el corazón... Si tiene uno.
— No creo ni una palabra de lo que dice. Estoy segura que solo quiere molestarme.
— No vas a averiguarlo si no haces el esfuerzo. Estás rodeada de oportunidades para volver a empezar. Aprovéchalas. Y déjame relajarme —suspiré—. Adiós.
— Espera, Ashley, no...
— Hablamos luego —colgué.
Dejé sonar otra vez la música, sumergiéndome más en el agua.
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Oh, B, parece que tu nuevo rebaño ha sido descarriado, y nada menos que por Dan Humphrey. Creo que ellos reconocen a un falso profeta cuando ven a uno.
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El siguiente día llegué de Columbia y Serena estaba sentada en el sofá, cabizbaja. Dejé mi bolso y me acerqué sigilosa.
— Hey, no viniste a dormir anoche. Me preocupaste.
— Tuve que estar sola para pensar. Lo siento por no avisar —sonrió débilmente.
— Hablé con Chuck, me contó lo que hiciste con Carter.
— Debe estar enfadado —hice una mueca, afirmando su suposición—. Me había molestado, o al menos eso creía. Solamente quería vengarme.
— Te equivocaste. ¿Por qué actúas así?
— No hay un porqué...
— Mira, me preocupo por ti —le toqué la mano—. Y te conozco, últimamente pareces perdida.
— En serio no era mi intención que todo esto pasara —resopló.
— Puedes decirme lo que sea, S. Estoy para ti.
— Llamé a Brown y lo diferí un año —me sorprendí—. Quizá por razones equivocadas al principio, creo. Bueno, no. Sé que fue una decisión correcta. Habría ido solo porque mi mamá quería que fuera. Aunque es buena razón, no es suficiente.
— Comprendo, también me pasa, pero al final del día tengo otra actividad que me llena ese vacío que no logré llenar. Eso me motiva.
— Yo desearía saber qué buscar, pero espero que si me tomo ese tiempo, lo descubriré. El problema es que todavía no sé qué voy a decirle a mi madre —se tomó el rostro.
— Tengo una solución para eso. Le escribí a Rufus, con el riesgo de ser arruinada como Chuck —reímos—. Quiere verte. Está preocupado y piensa que es su culpa.
— Gracias, A —apretó mi mano.
Sonreí, negando con la cabeza. Charlamos un poco más hasta que decidió alistarse para ir a su casa y así conversar con Rufus. Yo me hundí en el sofá.
Me aburría un poco leyendo una revista, hasta que mi teléfono sonó distrayéndome.
Mensaje de Desconocido:
1, 2, 3, probando... Espero que este sea realmente tu teléfono, Nueva York.
Sonreí al leer de quién se trataba. No tardé en agregarlo a mis contactos.
Mensaje para Zac:
¿Me estás tratando de mentirosa? Golpe bajo, Nevada.
Mensaje de Zac:
Cuando te fuiste de la cafetería, un grupo de personas me preguntaron si era tu representante. Así que, sí, prefiero evitar la humillación.
Mensaje para Zac:
Espero que hayas respondido que lo eras, o estaré muy decepcionada.
Mensaje de Zac:
¿Dos días desde que nos conocemos y todavía no estás segura de que claramente lo hice? Yo soy el decepcionado aquí.
Reí echando la cabeza hacía atrás. Tal vez la universidad no será tan mala como creí...
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Aparentemente, la educación superior no permite tomar decisiones más inteligentes. Así que saquen sus cuadernos y afilen sus lápices, niños, Gossip Girl va a la universidad. Y esta clase tiene mucho que aprender.
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N/A: I'm back 💃🏻
Ahora, ¿qué les pareció este cap? Tuve muchas dudas al escribirlo y también por eso me retrasé. Espero que les haya gustado el resultado.
¿Y Zac, qué opinan de él?
Pronto nueva actualización. ❤️