58 ”Una solución” (Heechul)
Dos meses. Parecía mentira lo rápido que pasaba el tiempo. Dos meses ya desde que había conocido a Jin Sook, la chica de la discoteca, o mejor dicho, la mujer de la discoteca. Sí, era mayor que yo y aunque me reventaba tener que hablarle con respeto yo a ella, la realidad era que me sacaba tres años, pero no los aparentaba para nada. Habíamos empezado muy mal la verdad. El día de la discoteca habíamos terminado peleándonos, pero al día siguiente volví y aunque no lo reconocí, fue por ella, por el mero hecho de impactarme de encontrar una persona tan parecida a mí. Y allí estaba. Así, poco a poco habíamos ido “acercándonos” y ahora me agradaba estar a su lado ya que aunque terminaba poniéndome de los nervios, habíamos conectado bastante bien.
-Mira ese vestido. Es perfecto. Me quedará genial.-dijo señalando el escaparate.
-Creo que me quedaría mejor a mí.-bromeé.
-Mi cuerpo no lo supera nadie.
-A ver si dices lo mismo cuando empiecen a llamarte “ahjuma”. Que te queda nada y menos.
-¿Me estás insultando? ¿Acaso no sabes respetarme?
-Perdona noona.-remarqué el noona- Perdona si tu dongseng más joven cree que eres mayor.
Me miró fulminándome con la mirada y yo me reí. Ahora entendía la gracia que le hacía a Kyuhyun hablarme sin respeto. A mi me enfurecía pero él se lo pasaba pipa. Y ahora era yo quien se lo pasaba bien.
-Vamos, me lo vas a comprar tú.
-¿Yo? Estás de broma.-respondí.
-No, no bromeo. Tú tienes dinero. ¿No?
-Tú lo has dicho, yo tengo dinero. Pero no quiere decir que me lo vaya a gastar en ti.
-Rancio. No sabes tratar a una mujer.
-Dirás a una ahjuma. Lo que debes hacer es invitarme a comer algo. Tengo hambre.
-Primero el vestido. Luego yo te invito a comer.-propuso.
-Hecho.
Entramos en la tienda y ambos nos probamos cosas. Había encontrado mi yo femenino. Era genial. Tras comprar unas cuantas prendas, entre ellas el vestido, fuimos a comer y me invitó como había prometido. Nos pasamos toda la comida metiéndonos con la gente que veíamos, sacando sus defectos y diciéndonos que nosotros les dábamos mil patadas a todos.
-He de ir al baño.-dije.
-Claro. Aquí espero.
Me levanté de la mesa y me fui al lavabo. Cuando terminé me lavé las manos y me dispuse a volver, y fue entonces cuando vi la primera señal. Estaba como ida, mirando hacia una mesa. Miré en esa dirección y me encontré a una chica comiendo sola. ¿Estaba mirando a la chica? Quizá la conocía. Volví a la mesa y me senté. Entonces pareció volver en si.
-¿La conoces?
-¿Eh?
-A la chica.
-No. No la conozco.
-¿Entonces? ¿Por qué la mirabas tanto?
-Ah, nada. Me gusta su falda.-dijo tranquila.
La verdad que la falda no era nada del otro mundo, pero bueno. Terminamos de comer y fuimos a su casa. En la mía siempre había o uno u otro, pero ella vivía sola. Trabajaba en un banco y realmente tenía buen gusto y buen sueldo. El piso era una pasada. Me senté en el suelo, apoyándome en e sofá y ella trajo un poco de zumo. Era su día libre y yo había pedido ese día en el ejército.
-¿Y el resto de tus amigos?-inquirí- ¿Nunca quedas con nadie más?
-No tengo amigos.
-¿Y tus compañeros de trabajo?
-No quiero amigos en mi trabajo.
-¿Por qué no?
-Porque si tengo amigos en el trabajo sabrán sobre mi vida privada. No quiero mezclar.
-No lo entiendo. ¿No será que eres tan insoportable que nadie quieres ser tu amigo?
-Por esa regla de tres tú estarías más solo que yo, idiota.
Me reí. Tenía razón. No podía negárselo.
-¿Esta noche salimos?
-Claro. Voy a elegir lo que me pondré y a ducharme. No toques demasiadas cosas. ¿Me oyes?
-Voy a probarme de nuevo yo también lo que he comprado.
-Hazlo en ese baño.-lo señaló ya que habían dos.
-No soy exhibicionista. Si me vieses tendrías que darte una ducha fría luego. Mi cuerpo perfecto causa…
-Vómitos. Eso me causaría. No te preocupes, no eres para tanto. Podría soportarlo. –hizo una mueca.
Se marchó a su cuarto y yo entré al lavabo. Me quité la ropa y me puse lo que me había comprado. Me miré en el espejo y me gustó. Me quedaba perfecto. Escuché ruido fuera y quise enseñárselo a ella. Así que salí y justo la encontré en ropa interior en medio del pasillo. Me la quedé mirando boquiabierto y ella metió un grito.
-¡Joder que suto!-se quejó- ¿No tenías que estar en el baño?
-Pensé que… Quería enseñártelo…
-¡No mires!
Cerré los ojos pero no me moví.
-¿Quieres un striptease o algo? ¿Qué haces ahí quieto?
-Perdón. Ya me voy. Pero tampoco eres para tanto tú.
Me giré y volví al baño. La verdad que había sido una situación extraña. Me había dado algo de vergüenza pero por el hecho de verla en ropa interior, pero en cambio, mi cuerpo no había reaccionado.
Cuando ambos terminamos, no volvimos a hablar del tema. Cocinamos entre los dos, ya que ninguno quería hacerlo, decidimos que entonces nos tocaba a ambos y luego nos fuimos de fiesta. Había quedado allí con Jia y Hongki. Ellos también se llevaban bien con Jin Sook y ella con ellos.
-¿Cómo os va?-inquirió Jia abrazándome por la espalda.
-¿Irnos? ¿A qué te refieres?
-Tenéis algo. ¿Verdad?
-Somos amigos.
-Pero hay algo más.-insistió.
-Me gusta estar con ella…
-¿Por qué no le pides para salir?
-No creo que sea eso lo que siento. –negué.
Jin Sook se acercó con un par de bebidas y me dio una.
-¿Vamos a bailar?
-¡Claro!
Me cogió de la mano y me llevó en medio de la pista. Nos pusimos a bailar y me fijé bien en ella. ¿Me gustaba como para salir con ella? Pero entonces llegó la segunda pista… De nuevo sus ojos se habían desviado hacia una chica del pódium.
Intentaba disimularlo, pero estaba claro que a mí no me miraba. Me acerqué a ella, a su oído para hablarle.
-¿Te gusta?
-¿Eh? ¿Quién?
-La chica.
Me aparté y me encontré con su cara pálida. Negó con rapidez, pero supe que había algo de cierto en mi pregunta.
-¿Podemos hablar?-le pedí.
-¿Tengo opción?
-No.
La cogí de la mano y me la llevé a la azotea de la discoteca. No había nadie, así que sería perfecto. Nos sentamos en el suelo y fui yo el que empecé a hablar. Confiaba en ella y sabía que si yo no hablaba, no lo haría ella.
-Salí con un chico…
-¿Cómo? ¿En serio?
-Sí. He estado con otros chicos…
-¿Eres gay?
-Bueno, quizá no del todo, pero mas bien si.
-Por eso no te excitaste cuando me viste hoy…-ató cavos.
-Seguramente.
-A mi me gustan las mujeres.-confesó.
-Creo que lo he notado. Deberías ser más discreta.
-Llevo mucho tiempo sin poder estar con ninguna…-dijo triste- Es tan difícil encontrar a alguien en esta sociedad… Y además me he propuesto ser “normal”, al menos ante los ojos de los demás.
-Yo también quiero eso. Pero no me veo casado con una mujer… No podría hacerla feliz. Sería falso.
-Eso me pasa a mí con los hombres que me presentan mis padres. No puedo vivir ocultándole esa parte de mí a mi marido…
De golpe ambos nos miramos y sonreímos. ¡Era perfecto! ¡Éramos perfectos!
-¿Quieres salir conmigo?-inquirimos al mismo tiempo.
Nos echamos a reír y aplaudí divertido.
-Esto podría ser raro, pero es la solución perfecta para los dos. O sea… No me importaría que trajeses a algún hombre.
-Ni a mí que trajeses a mujeres.-comenté.
-Y engañaríamos a todo el mundo.
-Y no sería tan insoportable. Somos iguales, nos llevamos bien, ¿quién mejor que nosotros?
El destino había empezado a tejer sus hilos. Lo que había empezado como una coincidencia iba a terminar siendo mucho más. Siendo un estilo de vida para nosotros. Una solución.