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Amor verdadero y traición. Venganza y más venganza. Una heroína con un objetivo imposible. Si Mozart hubiera vivido en el Upper East Side...
Pero puedes quedarte tu flauta mágica, Amadeus. Esta reina solo quiere su billete dorado para Yale.
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Ese día sin dudas iba a ser un desastre. Toda la semana se habían estado enviando las aceptaciones de las universidades. El miércoles llegó la mía de Columbia, lo que me dejó muy tranquila. A pesar de no estar segura en nada que se relacione con mi futuro, por lo menos mis padres estaban satisfechos. No es como si yo hubiese tenido algo que ver con mi aceptación, de todas formas. Un llamado fue suficiente.
El problema de hoy, es que se recibirían las de Yale, y varios están involucrados. Nate decidió no aplicar al final. 1) Porque nunca le interesó; 2) porque básicamente todo el campus lo odia por su padre y no sería bueno para su bienestar; 3) porque entraría con la influencia de su abuelo, al que no recuerda gratamente en este momento. Está en una gran nebulosa.
Sacando eso, ahora mismo me encuentro sentada en una mesa del patio de la escuela junto a Serena, charlando temas triviales. Blair se acercó junto a sus subordinadas, quienes estaban concentradas tecleando sin parar.
— ¿Qué están haciendo? —alcé las cejas.
— No les hables, están trabajando. ¡Actualicen!
Segundos más tarde, el ruido de sus teléfonos resonó por todo el lugar. Sus expresiones después de leer fueron de total asombro.
— Oh...
— Por...
— Dios —concluyó Penélope.
— ¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó Blair desesperada, sacando su teléfono. Entonces su expresión cambió cuando leyó algo—. Lo siento, la letra es muy pequeña —titubeó—. Tendré que mirarlo en una computadora
— Dice que estás en lista de espera —Nelly mostró su teléfono—. En negrita.
Bueno, claramente ella estaba disfrutando esto.
Serena y yo observamos a nuestra amiga sin saber que decir. Sinceramente nunca creí que Blair Waldorf no fuera admitida a la primera.
— ¡Pasé, lo logré! —Dan se acercó entusiasmada—. ¡Entré!
— Dios mío —Serena lo abrazó.
— No lo puedo creer... ¿te aceptaron?
— No —ella suspiró—. No, no. Estoy en lista de espera, como Blair.
Sospechoso. La conocía, ese movimiento de ojos indicaba que hay algo más que no está contando. Lo recordaré para luego.
— No te preocupes, pasarás. Estaremos juntos. Aunque tengas que esperar para saberlo, seguro es positivo. O lo será.
— Felicitaciones, Humphrey —le palmeé la espalda.
— Gracias, Ash —sonrió.
— Tengo que ver a la directora —Blair habló finalmente—. ¡Ahora mismo! —gritó irritada.
Las chicas comenzaron a correr de prisa.
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Dicen que no se acaba hasta que la mujer gorda canta. ¿Pero a quién oigo afinar entre bastidores? Lo siento, B, creo que sube el telón.
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Después de la clase de Inglés, con la nueva profesora, Serena y yo salimos juntas.
— ¿Y cómo está el asunto: mi madre y el padre de mi novio salen juntos ahora? —cuestioné divertida.
— Admito que no es fácil, o comodo... pero Dan y yo estamos seguros, nos amamos —afirmó débilmente—. Así que tratamos de hacerlo funcionar. Mientras no tengamos tanto contacto los cuatro simultáneamente, creo que estaremos bien.
— Sí, sí, seguro —asentí—. ¿Y qué hay acerca de la ópera esta noche? Estoy emocionada, sabes que amo una buena tragedia.
Las dos reímos.
— Por supuesto que estaremos ahí. Hay que celebrar tu admisión a Columbia, y...
— ¿Y...? —indagué.
— Supongo que la mía a Yale —musitó.
— Cielos, ¿entonces te aceptaron? —abrí los ojos—. ¡Felicidades! —sonreí aplaudiendo.
Al parecer eso era lo que estaba escondiendo más temprano.
— No lo digas muy alto, no pueden escucharnos. Especialmente Blair.
Blair, oh, sí.
— Cierto... ¿Ya respondiste?
— No puedo hacerlo —resopló—. Ella está en lista de espera. Será un desastre
Tiene razón en eso, pero generalmente los estudiantes que están en lista de espera logran entrar a la universidad. Más con las calificaciones y la influencia que tiene Blair.
— Sé que es una decisión complicada, pero es algo importante que afectará tu futuro. ¿Quieres ir a Yale? Porque recuerdo por qué aplicaste en primer lugar, y no era necesariamente por el futuro académico.
Irónico que aconseje sobre esto cuando no tengo idea de que hacer con el mío. Siempre es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
— Sabes, eres la primera persona que me lo pregunta —comentó afligida—. Y la verdad es que no lo sé —suspiró—. Honestamente, creo que B tiene razón. Fui aceptada por razones equivocadas.
— Es una gran oportunidad, pero tal vez tienes que escoger la universidad adecuada. Y solucionar esto antes de que explote.
Justo en ese momento, Blair apareció a nuestro lado.
— Aquí están, ¿supieron que aceptaron a alguien de Constance? Seguro es la pequeña Nelly. Cuando la encuentre lo lamentará —hizo un ademán de estrangulación con las manos.
Nosotras nos miramos automáticamente.
— Si vas a la caza de brujas significa que no estás muy angustiada, ¿no? —interrogué esperanzada.
— La caza de brujas son mis Valiums, Ashley, solo trato de calmarme —tomó aire—. ¿Y qué hay de ti? —miró a Serena—. Me sorprende que Yale haya omitido las relaciones públicas de aceptar a la "It Girl" Serena van der Woodsen. Tienen más clase de lo que pensaba.
— Como tú dijiste, obviamente no me querían por mí —sonrió nerviosa.
Mi teléfono sonó en mi bolso, haciéndome perder el rumbo de la conversación.
Mensaje de Mamá:
Tienes que venir a casa ahora mismo.
Maldición. Sabía que el planteo llegaría en algún momento u otro. Me rasqué la cabeza antes de subir la vista nuevamente.
— Debo irme —avisé—. Espero que resuelvan sus asuntos... ambas —le dediqué una mirada a Serena.
Aunque lo demorara una eternidad, tarde o temprano iba a saberse la verdad, y yo no quería estar ahí para presenciarlo. Yale es, por público conocimiento, el sueño de Blair desde que la conozco. Realmente durmió con una sudadera de la universidad hasta que se desintegró. Que Serena, quien sintió como su máxima amenaza toda su vida, sea aceptada antes que ella, podía ser el comienzo de la Tercera Guerra Mundial.
El auto ya estaba esperándome afuera, así que subí para dirigirme a casa. No tardó muchos minutos en llegar, dejándome frente a las puertas del infierno. Caminé hasta la sala, donde mi mamá se encontraba sentada con los brazos cruzados y una cara de no felicidad. Dejé mi bolso antes de acercarme cautelosa.
— ¿Qué pasó? —por supuesto me hice desentendida—. ¿Papá?
— No, tú —respondió seria—. No puedo creer que mantuvieras esto oculto.
Miré hacia el costado.
— ¿De qué hablas?
— ¿Cuándo pensabas decirme que vas a desfilar para Victoria's Secret?
— Es que no voy a desfilar para Victoria's Secret —resoplé—. No por ahora.
— Miembros del Consejo de Nueva York me preguntaron al respecto en la mañana —se levantó—. Claramente no sabía nada, pero tuve que fingir que lo hacía.
— Y ahora que lo sabes...
— Ahora que lo sé, puedo negarte el permiso personalmente —dijo sin más.
El aire se atascó en mi garganta mientras giraba la cabeza para mirarla a los ojos. No, no, no. Dime que es broma.
— ¿Disculpa?
— ¿No escuchaste? —cuestionó sarcásticamente.
— No puedes hacer eso.
— Sí puedo. No lo haces desde los 12 años, no entiendo el propósito de hacerlo ahora.
— Cuando desfilé para Eleanor me sentí muy bien —me defendí—. Desde ese momento que recibo invitaciones a grandes fiestas y proyectos fascinantes... como éste —mi madre suspiró negando—. Es una oportunidad única para mi futuro. ¡Deberías estar orgullosa!
— La oportunidad única para tu futuro es entrar a Columbia, lo cual hiciste y estoy muy orgullosa por eso —contestó dura—. Se terminó la conversación.
— Tal vez terminaste tú, pero yo no. Por fin se fijan en mí por mí, y no por quiénes son mis padres, o porque alguién intervinió para que lo hicieran —me referí a la universidad—. Esto es algo que estoy haciendo por mí misma y para mí, y voy a aceptar aunque no te guste...
— ¿Estás amenazándome? —alzó las cejas—. Se lo contaré a tu padre.
— Oh, por favor, cuéntaselo —sonreí con toda la ironía del mundo—. Sus estúpidas influencias no van a detener que haga lo que me gusta, para variar. Tú luego puedes decidir si quieres estar de su lado o del mío, por alguna vez en tu vida.
Se quedó callada con los brazos cruzados, yo la miré enojada antes de dirigirme a las escaleras.
Eso no salió exactamente como pensaba, pero se sintió bien. Y ahora sabía que debía sufrir las consecuencias, lamentablemente.
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Vista: B, atacando a la profesora. Lástima que la señorita Carr no recuerde que el demonio está en los detalles.
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Nate y yo nos encontramos en el parque. Compramos un café para ir bebiendo mientras caminábamos, pero el mío claramente se enfrió. Estaba ocupada hablando sin parar sobre lo que sucedió hace un rato.
— Espera, espera —Nate alzó las manos—. Ve más despacio. Me perdí en la parte de... ¿Victoria's Secret?
— Es genial, ¿cierto? —pregunté con la respiración pesada—. Perdóname por no decirte, Archi, estaba tratando de descubrir qué hacer. No quiero que sea una cosa de una vez, ya sabes, "persona pública invitada".
— ¿Y ahora que tu madre lo sabe, lo aceptarás solo para fastidiarla?
Me detuve en el lugar al escuchar la desvalorización en su voz. Lo que faltaba.
— ¿Eres mi novio o el suyo? —cuestioné molesta.
— Solamente quiero saber si es realmente lo quieres.
Me tomó la mano, obligándome a caminar de nuevo.
— ¡Por supuesto! Me encantaría volver a hacer algo así. Quizás hasta dedicarme en algo así... ¿Estás preocupado por mí o por la lencería? —bromeé.
— ¿Es un chiste? ¿Una novia modelo? Seré el chico más popular de la escuela —contestó irónico.
Negué antes de echarme a reír. Nate levantó mi mano y le dio un pequeño beso.
— ¿Qué querías decirme antes de que comience a parlotear?
— Te pedí que vinieras porque...
El ruido de mi teléfono lo interrumpió. Moví los labios en un "Disculpa" mientras lo tomaba para averiguar de qué se trataba.
Mensaje de Mamá:
Espero que tu berrinche no te haya hecho olvidar de la ópera.
Viré los ojos instantáneamente. Pero, de todos modos, sí, me había olvidado
— Lo lamento, mi madre molestando, otra vez... Quiere recordarme la ópera —dije guardando mi teléfono.
— ¿Tu familia irá? —preguntó curioso.
— Otra cosa más que olvide decirte —me golpeé la frente—. Tenemos boletos, y aunque definitivamente no quiero verlos, contigo será mejor.
— De hecho, iba a decirte algo que no sé si va a gustarte ahora...
— ¿Arreglaste en secreto con ella?
Pregunté eso graciosa, pero al ver su expresión, deseé con todas mis fuerzas que no fuera así. Lo asesinaría en tal caso.
— No, tengo esto —dijo sacando dos boletos—. Vi un DVD en tu casa de El anillo del nibelungo* y creí que sería buena idea.
Mis labios se curvaron al escucharlo. No puedo creer que haya planeado eso.
— Por tu bien, me alegra que no lo hayas mencionado antes, o te hubiera obligado a verlo todo sin subtitulos. Si viste La Naranja Mecánica, ya sabes cómo termina.
— ¿Qué es eso? —preguntó. Los dos reímos—. En serio, Clay. Durante un tiempo no pude llevarte a casi ningún sitio lindo por el tema del dinero.
— Sabes que amo ir a cualquier lugar si es contigo —le golpeé el hombro—. Arreglamos que no tenías que hacer esto.
— Lo sé, pero pensé que querrías champán en el palco de mi familia. Nosotros dos, sin ninguna madre o padre molesto...
— Bien —sonreí—. Solo porque adoro la ópera.
— ¿Solo la ópera?
— Y el champán —agregué. Nate entrecerró los ojos—. Pero, más que nada, a ti —lo tomé del rostro con ambas manos—. Gracias por este gesto, me encanta.
Le di un beso.
— Magnifico —sonrió, para luego volver a besarme.
•••
Finalmente era de noche, lo que significaba que la función iba a comenzar. Llegamos a la ópera, que se realizaría en uno de los teatros más bellos del país. Todo del lugar emanaba prestigio, y me sentía más que lista para ver el espectáculo. Generalmente es imposible de creer que una chica "cómo yo" disfrute de estos entretenimientos, pero soy mucho más nerd de lo que parezco.
Luego de unas fotografías, Nate y yo caminamos tomados del brazo. Por ahora todo marchaba bien, pero aún no había visto a mis padres. Prefería no hacerlo sinceramente.
— Creo que debo reconsiderar mi respuesta sobre el modelaje —murmuró en mi oído—. A penas entramos y ya voltearon a mirarte cinco personas.
— Supongo que miran el vestido.
— Que se ve increíble en ti, con esos ojos que tienes.
Sonreí a su dirección.
— Gracias, me alegro de verlos aquí —se acercó Dan suspirando—. Serena y yo tuvimos que vernos con nuestros papás antes. Pasé de Enredados de Familia a Faulkner en un cóctel —los tres carcajeamos. Entonces me miró—: ¿Estás contenta con tu palco?
— ¿Sabías? —alcé las cejas.
— Bueno, Nate estaba nervioso, así que hablamos.
— ¿Estabas nervioso, Archi? —mi voz se agudizó al mirar a mi novio— ¡Qué adorable! Y me alegro de que por fin vuelvan a hablar.
— Yo también, aunque me haya expuesto de este modo —bufó Nate.
Acaricié su brazo.
— Allí está tu familia —Dan señaló a mis padres—. ¿Ellos tienen un palco?
Cuando los miré, mi madre clavó sus ojos en mí con una expresión seria, antes de codear a mi padre, que bebía una copa de champán. Tragué saliva.
— Mejor nosotros vamos a acomodarnos... ¡qué disfrutes la función! —le dije a Dan rápidamente.
Entonces arrastré a Nate fuera de escena. Se quejó al principio, confundido, pero me siguió por el salón al poco tiempo.
No tenía ganas de enfrentarme a mis padre, quería disfrutar la función dentro de lo posible.
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Los palos y las piedras pueden romperte los huesos, pero no hay mejor venganza que una pluma venenosa.
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La ópera ya había empezado. La miraba extasiada, olvidándome de todo. Mis padres y yo íbamos todos los años, desde que era muy pequeña, ya que mi bisabuela era actriz y cantante. Así desarrollé mi pasión por esta música y las películas clásicas. La admiraba muchísimo porque era independiente y siempre seguía lo que le gustaba, a pesar del camino que debía seguir. Y de la época.
— Amo esta parte —susurré emocionada.
Nate no emitió ni una palabra al respecto. Probablemente ni siquiera estaba prestando atención, podía sentir su mirada en mi perfil.
— Aún me sorprende esto —deslizó una mano por mi pierna—. ¿Quién pensaría que Ashley Clayton disfruta la ópera?
— Estoy llena de sorpresas —alcé los hombros.
— Por eso te amo.
— Yo te amo por invitarme, aunque sé que no entiendes absolutamente nada —moví la cabeza para mirarlo—. Y tampoco te gusta.
— ¿Cómo...?
— Vamos, ¿el deportista Archibald escuchando clásico? —reí—. Gracias por hacer el esfuerzo, Archi.
— No es un esfuerzo si estás involucrada, Clay —murmuró suavemente. No pude evitar sonrojarme—. Además, ¿sabes lo bueno de un palco?
Acercó más su cuerpo hacia mí. Lo miré con atención.
— ¿Qué?
— Cuando la ópera se vuelve aburrida...
Despacio giró la cabeza, uniendo nuestros labios tiernamente.
Si había algo o alguien por lo que me perdería una función de ópera, estaba 100% segura que solo podría tratarse de él y sus besos embriagadores. Me sentía completa, por primera vez en el día, con una sensación de calidez indescriptible.
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La cosa de los nuevos comienzos es que requieren algo más para terminar.
Algunos finales tardan mucho tiempo en revelarse, pero cuando lo hacen, son casi demasiado fáciles de ignorar. Algunos principios son tan silenciosos que no los notas. Pero la mayoría de los finales llegan cuando menos lo esperas, y presagian cosas más negras de lo que imaginabas.
No todos los principios son causa de celebración. Hay muchas cosas malas que empiezan. Peleas. La época de gripe. Y lo peor de todo... la guerra.
Quiero empezar algo.
XOXO, Gossip Girl.
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*El anillo del nibelungo es un ciclo de cuatro óperas épicas, compuestas por Richard Wagner y libremente basadas en figuras y elementos de la mitología germana, particularmente las sagas islandesas, así como del Cantar de los nibelungos medieval.