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Aquí Gossip Girl. Bienvenidos al nuevo año, cuando los que huyeron al sur vuelven a posarse en Park Avenue. Lo que significa que tengo que ponerme al día...
• Se dice que Serena bailó el tango en año nuevo en las plazas de Buenos Aires. Supongo que el Chico Solitario estaba solo cuando dieron las doce.
• ¿Y la pequeña J? Se rumorea que deja las pasarelas por las clases. Adiós alta costura, hola secundaria.
• Han visto a Blair Waldorf abriéndose paso hacia el Colony Club. Con el fin de la secundaria, ¿la reina B encontró una nueva escalera social?
• La familia Clayton fue vista recibiendo a un nuevo invitado en las fiestas. Se dice que lo bueno se hace esperar, pero es más complicado afrontar la perdida. Esperemos que no tengamos que hacerlo con N y A.
Así que la única pregunta es:
¿Dónde demonios está Chuck Bass? Y, ¿volverá algún día?
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Había estado todo el receso junto a Nate, la pasamos de maravilla. Sinceramente estaba bastante nerviosa, porque nunca tuve una relación formal antes y no sabía cómo iba a resultar, pero él siempre me tranquilizaba y actuaba increible conmigo. Probablemente la amistad que mantuvimos durante años ha hecho todo más fácil.
Esa mañana fui a su casa para desayunar. Nos encontrabamos en su cuarto, Nate sentado dentro de las sabanas y yo a su lado mientras jugaba con su cabello.
— No puedo creer que todavía sigas en la cama —bufé—. ¿No te hubieras despertado si no venía?
— Honestamente... no —rió—. Todavía faltan treinta minutos para entrar a la escuela —le dio un sorbo a su café.
— De eso hablo. Yo estoy perfectamente arreglada hace una hora.
— Y te ves muy hermosa. Pero preferiría que estés acostada en este momento —contestó dándome un beso y empujándome hacia él.
Mi teléfono nos interrumpió. Maldije mientras lo sacaba de mi bolsillo.
Mensaje de Blair:
Lo tiene. Están yendo al apartamento.
Me sentí aliviada.
— ¿Quién te molesta a esta hora?
— Mi novio —bromeé—. Está preocupado porque no le llevé el desayuno aún.
— Lo lamento por él. Espero que no se entere dónde estás, o querrá golpearme —carcajeé.
— Esperemos que no —me levanté—. Lo siento, pero debo irme...
— ¿Dónde? Creí que iríamos juntos a la escuela.
— Yo también, pero me había olvidado que prometí acompañar a Blair a un lado antes. Prometo vernos más tarde —me incliné para darle un beso.
No revelé demasiado, solo por si acaso.
— De acuerdo —suspiró rendido—. Suerte.
— Sal de esa cama, bello durmiente —lo destapé a pesar de sus quejas.
•••
Me tomé un taxi hasta el penthouse van der Woodsen. Cuando llegué, Blair y Dorota estaban esperando afuera del edificio.
— Hey —moví la mano—. ¿Algún reporte?
— Nada prometedor —bufó Blair.
Al mismo tiempo, una limusina se estacionó frente a nosotras. Ladeamos la cabeza, esperando con ansias a ver al responsable de esta reunión. Otra persona salió del auto...
— Ashley, Blair —Jack Bass sonrió—. Vienen a vernos.
Ugh, el tio de Chuck. Nunca lo soporté.
— A ti no, a Chuck —viré los ojos.
— ¿Lo encontraste?
— En Bangkok, estaba en un hotel. ¿Les suena "antro de iniquidad"? —preguntó divertido.
— ¿Lo tienes o no? —cuestionó Blair.
Jack nos miró con gracia una vez más, para luego acercarse a la puerta del auto. Volvimos a inclinarnos con curiosidad.
— ¿Sobrino mío?
No hubo respuesta.
Entonces Jack y el chofer lo tomaron de los brazos. Chuck estaba completamente inconsciente, mi boca se abrió com asombro. Lo había visto en mal estado muchas veces, pero sabía que no era solo una resaca. Significaba más que eso.
— Díganle a sus profesores que no irá...
Entraron al edificio y nosotras nos quedamos paradas en la acera. Miré a Blair, se veía muy preocupada. Yo también lo estaba
— ¿Por qué me sigues, Dorota? —le reprochó a su ama de llaves—. Ve a preparar mi fiesta.
— Sí, señorita Blair.
Sabía que esas órdenes eran solo un disfraz para no demostrar lo que le provocaba la situación, así que me acerqué para tomarla del brazo.
— Mejor vamos a la escuela.
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Vistos: S y Chico Solitario empezando el año como si fuera el anterior. Quizás la tercera vez sí funcione. Pero no abramos el champán todavía.
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Unas clases más tarde, caminábamos por el pasillo cuando vimos a Serena. Corrimos hacia ella con entusiasmo, para luego abrazarla.
— Las extrañe —sonrió.
— No tanto como nosotras —contestó Blair.
— ¿Jack encontró a Chuck?
— Mejor dicho, lo que quedaba de él.
— Me sorprende que haya pasado la aduana, simplemente su olor podría emborrachar a medio Manhattan —dije.
Seguimos unos pasos, hasta que Blair se detuvo y nos miro seria. ¿Y ahora qué?
— Chicas, tengo que contarles algo. Hice una estupidez...
— ¿Qué pasó? —preguntó Serena preocupada.
— Le dije a Chuck lo amaba —cerró los ojos.
Serena y yo saltamos emocionadas. Al fin.
— ¡Dios mió, eso es genial! —sonreí.
— ¿Genial, A? No. Es terrible —contrarrestó Blair—. No solo no lo dijo de vuelta, sino que desapareció un mes. Ojalá pudiera volver y estrangularme mientras lo digo.
— Seguro que Chuck te lo dirá. Probablemente estuvo pensando en ti en todo el viaje —la tranquilizó Serena.
— No, a menos que fuera una prostituta tailandesa llamada Boo. Hay algo más...
Antes de que pudiera seguir, Dan apareció y rodeó a Serena por detrás. Ambas los miramos asombradas.
— Hola.
— Esta es mi noticia —dijo Serena entusiasmada—. En Buenos Aires...
— Bastaba con una postal —la interrumpió Blair—. Me alegro por ti. Voy a vomitar.
Reímos cuando Blair se alejó disgustada.
— Feliz año nuevo —deseó Dan con sarcasmo.
— Necesita tiempo —dijo Serena.
— Yo los felicito —comenté—. Tienen mi bendición, si es que vale.
— Gracias, Ash —contesto Dan.
Miré mi reloj brevemente.
— Si me disculpan, tengo que encontrar a mi novio. Los veo luego.
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Pregunta: ¿Qué se obtiene de mezclar a Chuck Bass con mil millones de dólares y Bart enterrado? Caída libre.
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Nate vino a mi casa después de clases. Estábamos sentados en el sofá mientras me hablaba sobre un partido de fútbol, pero realmente no le prestaba demasiada atención. Estaba distraída, pensando en lo mismo sin parar...
— Ashley —Nate chasqueó los dedos delante de mi rostro, por lo que me sobresalté—. Dije tu nombre cinco veces. ¿En qué piensas?
— Nada —cerré los ojos—. Me distraje pensando en una tarea. Puedes seguir.
— Vamos, no me engañes —se acomodó en frente de mí—. Hace días que estás así.
¿Por qué me conocía tanto? Suspiré derrotada.
— Solo estoy preocupada por Chuck... Al parecer compró el Victrola de nuevo y dará una fiesta —conté vagamente.
Lo peor es que me había enterado por Gossip Girl.
— Eso no tiene que ser necesariamente malo.
— Y tampoco bueno —me enderecé—. Ya lo conoces, usa esto como una pantalla.
— Sí, pero también sé que no sería capaz de otra cosa. Solo está tratando de olvidar.
— El problema es que, si sigue comportándose así, terminará en una autodestrucción. Definitiva —contesté afligida.
— Ey —Nate me tomó las manos—. No te preocupes. Estará bien.
Tomé una bocanada de aire.
— Es que... Desde el accidente que no paró de sentir un pequeño vacío en el pecho. Mi padre también estaba ahí, pudiera haber sido él.
— Y por fortuna no lo fue. Debes dejar de sentirte mal y agradecer eso, luego olvidarlo para estar bien.
— Ojalá pudiera.
— Yo te ayudaré —me dio un pequeño beso en los nudillos.
Cuando me hablaba así, me hacía sentir que todo era tan simple. Que iba a poder hacerlo sin inconvenientes, o, en tal caso, iba a sortearlos. Lo miré con una sonrisa débil.
— Gracias —apreté su agarre—. Por todo. No sé cómo haría esto sin ti, Archi.
— Tú me ayudaste primero. Muchas veces. Te lo mereces más que nadie. Y... —hizo una pequeña pausa—. Te amo, Clay. Con todo mi corazón, hace mucho tiempo. No importa qué ocurra, quiero estar a tu lado y vivirlo contigo.
Sentí mis latidos incrementarse. Era la primera vez que me lo decía, o que alguien me lo decía de esa forma, para el caso. Pero se sentía tan bien escucharlo de sus labios.
Quizás no fue la mejor reacción, o la que cualquiera hubiera esperado, pero me acerqué a su cuerpo para abrazarlo. Sin dudas, todo era mejor cuando lo tenia cerca. Y aunque en este momento no tuviera palabras para explicarle lo que provocaba en mí, esperaba que este acto fuera capaz de trasmitírselo.
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Año nuevo, lo mismo de siempre. Los secretos más oscuros son los que se entierran más cerca.
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Después de pensarlo por un largo rato, decidí ir a la fiesta de Chuck. No iba a poder dormir si no lo hacía. Y aunque no tuviera ganas de celebrar nada, quería hablar con él.
Sorprendemente me encontré a Dan en la entrada, pero fue más raro cuando me dijo que también pretendía conversar con Chuck. Así que caminamos por el club, al cual no había ido en lo que parecieron décadas. Divisamos a Charles a pocos metros, bebiendo solo desde su petaca. No estaba mejor que esta mañana.
— Hey —lo saludó Dan.
Nos miró sin emoción, antes de seguir observando hacia el escenario.
— Ese es el problema de las invitaciones abiertas, puede entrar la chusma —dijo inexpresivo.
— Charles, ya basta —resoplé—. Tienes que dejar de actuar así. No eres tú.
— Hm, en eso te equivocas, Ashley —me enfrentó—. Bart era un cretino, pero me conocía mejor que nadie.
De acuerdo, ¿acaso se volvió loco?
— No, TÚ te equivocas. Yo te conozco bien, sé de lo que hablas.
— Parece que estar con Nathaniel te ha puesto más sensible. Me caías mejor cuando eras salvaje.
— Y a mí me caías mejor cuando no eras un estúpido... Si alguna vez ocurrió —contesté. Chuck rió con ironía—. No vas a lograr lo que intentas conmigo —avisé.
— No intento nada —se defendió—. Solo quiero disfrutar la fiesta.
— Bien. Pero quiero que sepas que hablaremos —lo apunté con un dedo.
Le hice una mueca a Dan y me fui a la barra, necesitaba tomar un trago para procesar todo. Además tenía que dejarlos solos.
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Sucedió en Victrola: Chico Solitario y Chuck Bass sincerándose. ¿De qué o quién tendrían que hablar? ¿Será Serena la ultima en enterarse?
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Seguía pensando en mi conversación con Nate de esta tarde, sus palabras... Me sentí terriblemente mal, ¿me dijo cosas hermosas y no fui capaz de responder nada? Debo ser la peor novia del mundo.
— A, ¿qué haces? —Blair llamó mi atención—. ¿Dónde está Nate?
— No pudo venir —mentí—. No es que yo quisiera divertirme, pero quería ver a Chuck... Creí que tomarías el té con el Colony Club.
— Sí, pero también quería ver a Chuck. ¿Lo viste?
Le di un vistazo a la dirección donde había estado, y ya no se encontraba allí.
— La ultima vez estaba hablando con Dan, pero al parecer salió.
Comenzamos a buscarlo juntas. Al parecer ella había hablado con él esta tarde y fue un desastre, hasta lo sancionaron en la escuela por fumar en el patio. Estaba llevando su autodestrucción al siguiente nivel.
— Chicas —se acercó Jack—. Qué alegría verlas de nuevo, juntas.
— ¿No eres lo suficientemente viejo para estar aquí? —pregunté sin sutileza.
— Oí que mi sobrino daba la primera fiesta del año, debo decir que le hace honor al apellido Bass —sonrió.
Esa sonrisa estupida había comenzado a impacientarme.
— Oh, por suerte veo que serás una buena influencia para él.
Eric justo pasó frente a nosotras, así que Blair lo detuvo tocándole el hombro.
— Hola, Eric. ¿Has visto a Chuck?
— Hace poco, dijo algo de ver las vistas desde arriba —contó sin entender.
Por supuesto, ¿cómo no se nos ocurrió eso antes?
— Habrá subido —Jack restó importancia.
— No conoces a Chuck —murmuré seria.
— Le gustan los tejados —explicó Blair.
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Lo malo de estar en la cima del mundo:
Hay una caída muy, muy larga.
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Rápidamente subimos, y lo encontramos. El problema, es que estaba al borde del alto edificio, a un paso en falso de caer al vacío. Y visiblemente muy borracho. Probablemente la combinación de la tristeza y el alcohol sea la peor idea cuando te encuentras al borde de la cornisa.
Me desesperé al instante, acercándome a toda velocidad.
— ¡Chuck! —gritó Jack, llamando su atención.
Chuck se tambaleó, pero por suerte encontró el equilibrio mientras movía los brazos. Juro que mi corazón se detuvo por el miedo.
— ¡Idiota! —lo regañó Blair a Jack—. ¡No se sorprende a alguien al borde de un edificio!
— Chuck, aléjate de ahí... vamos a disfrutar la fiesta —continuó su tío.
— Ya estuve en la fiesta —Chuck arrastró las palabras—. No me gustó mucho.
— Tu papá no habría querido esto...
— ¿Mi querido papá? Por desgracia, solamente sé lo que no quería. Es decir, a mí... ¡Soy Chuck Bass! —gritó fuerte hacia al cielo—. A nadie le importa —murmuró afligido.
— ¡A nosotras sí! —dije dando un paso adelante—. ¿Todavía no lo entiendes? Siempre estaré aquí —Chuck me miró atentamente—. No importa lo que hagas para alejarme. Eres mi familia.
— No queremos que vayas a ninguna parte... no podríamos soportarlo —continuó Blair—. Así que, hagas lo que hagas... no nos hagas esto.
Ella le estiró la mano temblorosa a su dirección.
— Por favor —agregué, sintiendo las lágrimas a punto de caer de mis ojos.
Chuck dudó, pero finalmente le tomó la mano a Blair y bajó despacio. La miró a los ojos unos segundos, para luego abrazarla rendido. Jack observaba desde lejos sin emitir sonido.
Entonces me miró:
— Lo siento —se disculpó con voz quebrada.
— Está bien —lo abracé con alivio—. Solo quiero que no te lastimes. No vuelvas a hacer algo así.
El alma me volvió al cuerpo. No recuerdo haber vivido este tipo de tensión alguna vez en mi vida, y no se la deseo a nadie.
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Vaya, vaya. El año acaba de terminar y ya empiezan los secretos.
¿Dónde acabará esta vez?
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Una vez que me aseguré que Charles se fuera a su casa, subí a mi auto para ir a un nuevo destino. Ya era bastante tarde, no había gente en la calle. Pero, después de esa situación, había meditado sobre mucho. La vida era tan indescifrable, pero, al mismo tiempo, a veces nos da mensajes muy simples. ¿Por qué complicarnos cuando podemos elegir lo sencillo... más cuando lo sencillo es lo que realmente queremos, lo que va a hacernos felices?
Golpeé la puerta dos veces, con la esperanza de que todavía estuviera despierto. No podía esperar hasta mañana, era ahora o ahora... Por suerte, escuché unos ruidos del otro lado al minuto, y la puerta no tardó en abrirse. Intenté mantenerme tranquila.
— Clay —Nate me miró extrañado—. ¿Qué haces? Entra —se hizo a un lado.
— Antes tengo que decirte algo —contesté nerviosa.
El viento me hizo estremecer, pero no podía entrar hasta soltar lo que tenía dentro de mí.
— De acuerdo... ¿qué haces así vestida? ¿Donde estuviste?
— En Victrola —suspiré—. Sé que me recomendaste no ir, pero realmente fue bueno hacerlo. Chuck estaba desbordado.
— ¿Le pasó algo? —preguntó preocupado.
— Ahora está bien. Pero no era eso lo que quería decirte. Sino que... yo —buscaba la forma indicada para soltarlo, pero sabía que no había—. Yo también.
Nate frunció el ceño ligeramente, antes de tomar una bocanada de aire. Me conocía, no tenía que decir más para saber lo que giraba como engranajes en mi cabeza.
— Disculpa, ¿tú también... qué? —se llevó un dedo a la barbilla, pensativo.
Reí sin poder evitarlo. Era un mentiroso pésimo, había entendido a la perfección, solamente quería que esas palabras salieran de mis labios. Y yo también lo quería ahora.
— Yo también te amo, Archi —expliqué con seguridad—. Y también quiero estar a tu lado, y compartir todo lo que me permitas.
Me miró unos segundos más, antes de tomarme de la cintura y sellar nuestros labios por un largo rato. Era pasional, pero al mismo tierno y calmo. Un beso que claramente marcaba el comienzo de algo más.
— No tienes idea hace cuánto tiempo que quiero decírtelo —su confesión me hizo sonreír—. Por un momento, creí que no ibas a responder de regreso.
— ¿Por qué no lo haría?
Nate sonrió de esquina a esquina, antes de me besarme nuevamente, mientras me atraía hacia adentro de la casa. El año recién comienza, pero era un comienzo tan prometedor que no puedo esperar a descubrir lo que vendrá. Y tengo la sensación de que va a ser bueno.
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Lo bueno del año nuevo no es lo que pasó, es lo que va a pasar. El pasado siempre está con nosotros, esperando a invadir el presente. Y cuando lo haga, estaré observando.
XOXO, Gossip Girl.
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