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En en Upper East Side, es fácil creer que el mundo es exactamente como parece. Refinado, elegante, impotente. Pero a veces solo se necesita una llave para abrir la faceta más desenfrenada.
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Ya estaba acostada cuando Serena me llamó para ordenarme que me pusiera mi traje de baño, para luego dirigirme a la escuela. Al parecer habían logrado entrar a la piscina y estaban haciendo una pequeña travesura. Pero, después de unas llamadas, alguna que otra compa de alcohol y un equipo de música... se convirtió en una fiesta clandestina. Bastante peligrosa, hay que agregar, pero eso volvía la situación más divertida.
Chuck y Nate conversaban animadamente en la otra punta de la piscina, Serena y Blair nadaban en el agua. Yo bebía directo de una botella de champán, balanceándome al ritmo de la música, mientras veía a unos compañeros pasando su nariz sobre una improvisada mesa, con bolsas blancas desparramadas alrededor.
Hice un chillido agudo cuando noté a Dan y Vanessa entrar a la fiesta, con expresiones de total confusión en sus rostros.
— ¡Chicos! —sonreí, corriendo para abrazarlos.
Ambos se alejaron antes de que pudiera tocarlos.
— Ashley —Vanessa me escaneó con la mirada—. Estás... mojada.
— Y borracha —agregó Dan—. ¿Hace cuanto llegaste? —miró la botella casi vacia en mi mano.
— No hace mucho —le di un sorbo descuidado—. Aunque, el tiempo no se mide por botellas de champagne, Humphrey —reí, secando el liquido que cayó en mi barbilla.
— Eso veo —entrecerró los ojos.
Me dediqué a mirarlos por unos segundos. Sus atuendos estaban fuera de lugar, pero lo que llamó mi atención fue lo que sostenía Vanessa. Intenté tomarlo, pero lo alejó.
— ¿Qué haces con una cámara? —fruncí el ceño.
—Estoy grabando un documental del Upper East Side —explicó. Mi boca se abrió con entendimiento—. ¿Quieres saludar? —me apuntó.
— ¡Por supuesto? —peiné mi cabello desordenado, para luego dejar la botella en el suelo. Entonces me enderecé para hablar—. Hola, soy Ashley. Estamos en una fiesta secreta. No le digan a nadie —puse un dedo en mi boca como signo de silencio.
Ambos rieron, sacudiendo su cabeza con diversión. Esbocé una sonrisa leve, no comprendiendo la gracia, pero sin querer ser aguafiestas.
— Vamos a sentarte —Dan me tomó por los hombros.
No pude objetar, ya que automaticamente comenzaron a moverse y en consecuencia fui arrastrada, hasta que decidí poner mis pies en funcionamiento. Y mientras caminábamos contra de mi voluntad, observé cómo dos chicos discutian en el borde de la piscina. En un movimiento brusco, uno de ellos empujo al otro, quien se golpeó con una columna y cómo resultado cayó desmayado al agua. La sangre no tardó en aparecer.
— ¡Necesitamos ayuda!
Entonces empezamos a correr. Nate no dudó dos veces en tirarse a la piscina para rescatarlo. Y mientras los demás se reunían alrededor para esperar a que llegué, yo también quise lanzarme para ayudar, ya que por la expresión de Nate parecía pesado, pero Chuck me detuvo tomándome del brazo firmemente.
— No queremos dos inconscientes que socorrer —murmuró en mi oído.
Tenía un poco de razón, pero en el arrebato de adrenalina casi que se evaporó mi ebriedad. De todos modos, no luché contra él, simplemente me solté de su agarre para caminar hasta al borde, donde se encontraban todos rodeando al chico inconsciente.
— ¡Muy bien, llamen a una ambulancia! —gritó Dan—. ¡Llamen a una ambulancia!
Nate comenzó a hacerle RCP mientras los otros corrían, intentando escapar de las consecuencias que vendrían por el accidente. Solo les tomó unos segundos en reunir la evidencia de su presencia e huir de la escena, dejándonos solos a mis amigos y a mí.
— Hola. Sí. Necesitamos una ambulancia, rápido —decía Serena nerviosa mediante el teléndono—. Un chico se golpeó la cabeza y cayó a la piscina. En el 719... Este, calle 82.
Mientras Nate le hacía respiración boca a boca, el resto de nosotros nos miramos con preocupación. Y es que estamos jodidos.
•••
El día de clases empezó con una asamblea. Claramente las autoridades le alertaron a la escuela, por lo que ahora estábamos en serios problemas con nuestro futuro aqui. Me quede en el Palace el resto de la noche, pero no había logrado pegar un ojo, estaba muy nerviosa por saber qué ocurriría.
— Gracias al teléfono que alguien olvidó, tenemos muchas evidencias de quiénes estuvieron en la fiesta. Por suerte, Andrew Collins va a estar bien. Por desgracia, necesitamos a un responsable —comentaba el director—. ¿Señora Queller?
Una mujer desconocida pasó al frente, parándose detrás del atril. Su expresión dura ya causaba temor.
— Hola. Soy la señora Queller, la nueva directora del Constance. Es una lástima conocernos bajo estas circunstancias. Pero quiero conocerlos a todos y cada uno de ustedes. Ya hablamos con sus padres, los que pudimos localizar... y espero leer sus ensayos personales. 10 mil palabras describiendo cómo entraron a la escuela en deshoras, ingiriendo alcohol y drogas, dónde un compañero casi muere —solté un bufido—. En otras palabras: ¿Qué rayos sucede con ustedes? —pronunció furiosa—. También voy a realizar entrevistas personales, hasta descubrir quien irrumpió a la piscina e inició la fiesta —nos miramos entre nosotros—. Esa persona será expulsada. Y si esa persona no es localizada, entonces todos enfrentaran la expulsión.
Bueno, al parecer el peligro no es tan divertido al fin de cuentas. Ahora debía enfrentar a mis padres, quienes probablemente no estén para nada contentos. Pero primero, salimos para hablar en las escaleras. No estábamos para nada en nuestro primer rodeo.
— ¿Ya sabemos que hacer? —Blair se aseguró.
— Si nadie habla, no habrá problemas para ninguno —resoplé obvia.
— ¿Pero quién empezó esto, de todas maneras? —cuestionó Nate.
Meneé la cabeza. Ah, sí, la habitual confusión Archibald.
— Creo que Nate no delatará a nadie bajo presión —rió Chuck.
— ¿Ya estamos de acuerdo? —preguntó Blair con recelo.
Todos nos miramos cautelosos, asintiendo en respuesta.
— De acuerdo —concluyó Serena.
— Mira, Blair, sé que tienes tus miras puestas en Yale, pero este complot es demasiado —Dan negó con la cabeza.
Sí, se nota mucho que es el novato del grupo.
— Tal vez —asintió lentamente—. Pero funciona... Cada vez.
Nos miramos por última vez, antes de partir hacia caminos opuestos.
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Hay un eslabón más delgado en cada cadena. Y será cuestión de tiempo para que este reviente.
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Caminaba por la escuela cuando mi teléfono comenzó a sonar en mi bolso, asi que lo tomé para descubrir de qué se trataba. Y no me sorprendí cuando leí el responsable de la llamada entrante. Solo se puede escapar hasta un cierto punto.
— Hola, papá —saludé al atender.
— ¿Dónde estás? —su voz enseñaba facilmente su molestía—.No pienses que no sabemos lo que pasó. Tu madre está furiosa.
— Y no tiene por qué estarlo. Me encuentro en la escuela, la nueva directora va a entrevistarme ahora.
— Y espero que sea la mejor entrevista de tu vida. No quiero pagar secuelas.
Que haya elegido decir "pagar" no fue una simple coincidencia. Sé que lo dice literalmente.
— No deberás hacerlo, papá, créeme —suspiré, parándome fuera de la oficina—. Ahora voy a entrar.
No esperé a que dijera algo más, colgué y guardé el teléfono en mi bolsó, preparándome para lo que vendría. Mejoré mi postura mientras tocaba puerta, recibiendo la aprobación de la señora Queller del otro lado que me permitió pasar. Así que caminé con pasos determinados, hasta sentarme en la silla frente a su escritorio.
— Soy inocente... Bueno, por lo menos si hablamos de esto —alcé las cejas.
— Revise su expediente esta mañana. Es bastante bueno —asintió con la cabeza, haciéndome curvar los labios—. Dentro de todo, tiene muy buenas calificaciones y una asistencia perfecta. Además, su madre íntegra el comité y su padre ayuda económicamente al consejo.
— Lo sé —resoplé con arrogancia—. Somos los perfectos.
Pero ella no parecía ser fácil de comprar.
— Señorita Clayton, ¿quién abrió la piscina? —cuestionó con dureza.
Mordí mi labio, agachando brevemente la cabeza, antes de volver a mirarla.
— Mi participación en esa fiesta fue enteramente esporádica —me encogí de hombros—. No sé nada al respecto... Lamento no poder ayudarla —fruncí los labios, fingiendo pena.
Ella me analizó por unos segundos, antes de suspirar rendida. Y de verdad merezco un premio por mi actuación.
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Visto: Chico Solitario aprendiendo que aunque el castigo se ajuste al crimen, no hay razón para no cumplir la sentencia con estilo.
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Blaor nos había invitado a todos a su casa para "un grupo de estudio". La realidad, es que era otra excusa para pasar el rato y divertirnos mientras buscábamos formas de salir del desastre anterior. Supuestamente Kati e Is se estaban encargando con un tipo del consejo que conocieron, así que no quedaba mucho más que hacer que esperar.
Yo me encontraba al lado de Chuck, recostada sobre una silla de descanso mientras me entretenía en mi teléfono. Cuando subí la vista para observar qué estaba haciendo mi amigo, noté que jugaba con una llave. Y no cualquiera, sino la llave de la piscina. Podía reconocerla por el inconfundible lazo bordo.
— ¿Cómo la conseguiste? —erguí mi espalda, sentándome bruscamente.
— Solamente la tome —respondió desinteresado.
Oh, está buscando que lo maten...
— No puedo creer que trajiste eso —Blair se acercó furiosa, dejando la bandeja de tragos que sostenía a un lado—. Es evidencia. Dámela —se la arrebató de las manos.
Se marchó inmediatamente, con humo saliendo de sus oidos. Chuck se mantuvo impasible, hasta que Dan se acercó hacia nosotros, luego de escuchar el previo intercambio a la distancia.
—Chuck, tienes que decir la verdad —se cruzó de brazos.
— ¿Qué pasó con "no hables hasta que te hable"? —viró los ojos.
— Te vi con esa llave —lo acusó—. Sé que la tenías en la fiesta.
— ¿Abriste la piscina? —le pregunté confundida a Chuck.
Tenía entendido que había sido alguien más...
— No —bufó—. Pobre Humphrey bobo. Mira, déjame aclararte algo —se enderezó—. No importa con quien te acuestes, nosotros venimos de un mundo distinto. En nuestro mundo, si somos suspendidos o expulsados, algo es donado con el nombre Bass/Clayton.
— Suena a un gran mundo —ironizó.
— No es perfecto. Pero si hay algo que se ofrece, es seguridad. Nuestra familia puede cuidarnos... ¿Qué pueden ofrecer los Humphrey? —cuestionó con burla—. ¿Boletos usados del tren? ¿Una cinta de audio de tu papá?
— Charles, es suficiente —murmuré con desaprobación.
Pero mi pedido fue estúpido, ya que me ignoró, parándose frente a Dan con todo su porte.
— Y si preguntas, idiota, tomé la llave en la fiesta para esconderla y que nadie fuera culpado —lo miró con desprecio—. Incluido tú.
Entonces se fue, dejándo a Dan con una mueca descorcentada. Yo solo me quedé sentada, sin saber correctamente qué decir. Me encontraba en una encrucijada complicada en ese momento. Pero tampoco quería no decir nada, a pesar de que mis palabras no ayudaran en lo más mínimo.
— Lo siento —carraspeé.
— Tú no tienes la culpa —Dan suspiró—. Y tiene razón...
— No, no escuches las cosas que dice —me levanté de la silla.
— Debo buscar a Vanessa —sacudió la cabeza, sin mirarme—. Nos vemos luego.
Lo vi alejarse hasta que desapareció de mi visión. Entonces me crucé de brazos, rendida.
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Ahora que el sexo y las mentiras han sido captadas en vídeo, el documental de V se ha vuelto el estreno más esperado del año.
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Día nuevo de escuela, nueva asamblea. Nuestro futuro era muy incierto por ahora, nadie tenía pensado en confesar. Muchos no lo sabían, muchos especulaban al respecto... Por mi lado, sabía a la perfección quién era el responsable, pero no lo delataré.
— Tranquilos, por favor —pidió la directora mientras nos sentabamos—. Ayer hablé sobre las consecuencias por sus acciones deshonrosas y no me creyeron. Pero alguien se presentó hoy y se adjudicó la responsabilidad... Por un crimen que no cometió.
Miré hacia los costados, desconcertada por ese hecho.
— ¿Sabes quién? —me preguntó Serena en un susurro.
Negué con la cabeza. ¿Bajo qué circunstancias alguien asumiría la culpa de algo que no le corresponde?
— Y aunque aprecio su auto sacrificio, no apruebo la deshonestidad. Y es tiempo de que todos sepan que hablo en serio... Nathaniel Archibald, queda suspendido del St. Judes —todos giraron la cabeza hacia él—. Y sí, esto irá a su expediente, efectivo Inmediatamente. Señor Archibald, sabe dónde está la salida.
Nate se levantó, comenzando a caminar hacia la puerta sin mirar atrás. Lo miré esceptica mientras salía de la sala, completamente sorprendida. ¿Por qué haría eso?
— Véanlo salir, estudiantes —continuó la directora—. ¿Quién será el siguiente? Hasta que uno de ustedes hable, continuaremos hasta que todos ustedes crucen por esa puerta.
Tragué saliva.
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Esto acaba de llegar: Nate Archibald, hombre sentenciado.
Oímos que el St. Judes tiene una nueva política: Castigo por mentira.
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Una vez que la asamblea terminó, divisé a Nate caminando por la acera, asi que apuré el paso.
— Archi —grité sin aliento, haciéndolo voltear—. ¿Estás bien?
— Lo estaré —se detuvo, dejándome alcanzalo—. Ya que mis padres tienen sus propios asuntos ahora, lo superarán... Como sea, valió la pena.
— ¿Lo valió? —entrecerré los ojos.
— Sí. Sé que el futuro de Blair es importante para ella.
Todo se volvía más confuso al pasar de los segundos.
— ¿De qué estás hablando?
— Vi que ella tenía la llave en su habitación —murmuró bajo, evitando que alguién más escuchara.
Quise echarme a reir, pero al ver que estaba hablando en serio... me dio un poco de ternura.
— No era su llave —negué, viéndolo fruncir el ceño—. Solo la escondió por alguien más. Pero... lo que hiciste fue muy dulce —sonreí ligeramente—. Quizás deberías decírselo.
— Estuvo distante conmigo —suspiró—. No va a perdonarme.
— Eso no lo sabes —alcé una ceja, antes de seguir con mi camino.
Obviamente lo que Nate había hecho en el pasado estaba mal. Arruinó las cosas con Blair y la lastimó reiteradas veces, pero sé que ella todavía lo quiere, solo que está demasiado asustada de su secreto con Chuck cómo para hacer algo... No es que ahora ande de casamentera, pero supongo que me gustaría que hagan eso por mí y saber al respecto. Solo eso.
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Uno de los problemas de estar adentro, es que cuando estas ahí no siempre eliges dónde estar. O dónde sentarte.
A veces necesitas salir, aclarar tu mente y recordarte lo que eres. Y dónde quieres estar. Y a veces, hay que aventurarte fuera de tu mundo para encontrarte a ti misma.
En cuanto a mí, estoy feliz donde estoy. Solo quiero estar con ustedes.
XOXO, Gossip Girl.
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