Su corazón dolía mientras recibía la noticia.
Su hermano, su amado hermano había fallecido gracias a Aemond Targaryen.
—Lo vengaremos. —Jace habló.
—Claro que lo haremos, hijo por hijo. —Daemon dijo. —¿Ae?
—Vengaré a mi hermano así sea lo último que pueda hacer. —dijo, con las uñas enterradas profundamente en sus palmas, logrando sacarle sangre y sus uñas llenas de rojo vivo. ¿Así se sentía Aemond?
—Amor, respira. —Jace pidió. ¿Pero cómo iba a hacerlo? Había llegado al mundo un invierno después que su hermano, no sólo había perdido a su hermano, había perdido a su mejor amigo, aquel dulce niño que la había acompañado en todo momento, aquel niño que la había defendido de los abusos de Aemond, el dulce niño que había dejado tuerto a su tío por su hermana.
Su dulce niño había fallecido, y todo era su culpa.
—Llévala a sus aposentos, enviaré un maestre.
[***]
—No es tu culpa, Aereserys, jamás lo será. —Rhaenyra habló.
—Sí Luke jamás hubiese ido a Storm's End él estaría vivo, seguiría con nosotros.
—Mi mayor error fue enviar a Luke solo, mi dulce pequeña. —Rhaenyra acarició su rostro. —pero Luke era valiente...
—Murió por mi causa, Aemond lo asesinó por mí, tuve que haberme casado, tal vez Luke estaría vivo.
—No me permitiría condenarte a una vida así, llena de dolor, cerca de los verdes, lejos de tu Casa, de nosotros, los que verdaderamente te amamos, no podría perdonarme condenarte a mi mismo destino.
—Pero Luke estaría vivo.
—¿Y tú? —Rhaenyra siguió acariciando el cabello de su hija. —mi dulce niña, te conozco, sé que la tristeza abunda en tu corazón, y tu mente tiene pensamientos dolorosos, no habrías soportado estar ahí, y yo no habría soportado perderte, Luke menos.
—Madre. —la peliblanca siguió llorando. —los extraño.
—Y yo.
—Extraño a Ser Harwin, a papá. —lloró.
Rhaenyra mordió su labio, tragando sus lágrimas, de su matrimonio con Laenor sólo había nacido su dulce niña, Aereserys Velaryon.
—Y yo, también los extraño.
—¿Por qué duele tanto?
—Amor, sientes dolor, y el dolor no tiene explicación, sólo sientes. —dijo, meciendo a su hija contra su pecho.
—Voy a vengar a Luke.
—No soportaría perderte, no a ti, a nadie más.
—¡Aemond no puede quedar ileso!
—Y no quedará. —Daemon habló, en la puerta de los aposentos de la princesa. —¿Quieres ayudarme vengando a Lucerys?
—Más que nada.
—Limpia esas lágrimas y ven al Salón del Consejo.
—Daemon. —Rhaenyra habló, mirando como su hija furiosamente se limpiaba el rostro, tomando una toalla.
—Esposa, nuestra hija quiere vengar a nuestro hijo. ¿Quién soy yo para negarse?
[***]
—¿Asesinar a uno de lo hijos de Helaena?
—¿No es bueno?
—Son niños inocentes, Luke también lo era, hay que buscar algo que Aemond quiera.
—¿Te vas a matar? Ese tuerto a la única persona que ama es a ti.
—Puedo usarlo en su contra.
—¿Y cómo? ¿Planeas follar con él, darle un hijo y después qué?
—No quiero follar con él, no voy a darle un hijo, sólo que Jaehaerys, Jaehaera y Maelor son inocentes, por los Dioses.
—¿Tienes una mejor idea?
—La tengo.
[***]
—¿Quiénes son?
—Venimos de parte de la legítima reina, escoja un hijo.
—No por favor, matenme a mí.
—Usted no vale no que sus hijos valen, una esposa no asemeja a un hijo, escoja uno.
—Maelor. —Helaena murmuró, sollozando.
—¿Oíste eso pequeñín? Tu madre quiere tu muerte.
Blood and Cheese habían sido enviados por la princesa Aereserys para el cobro de la deuda del príncipe Lucerys.
Mientras Blood asintió y asesinó a Jaehaerys, decapitando al pequeño con un solo golpe de espada, mientras Cheese sostenía a Jaehaera, Helaena y Maelor.
—La princesa Aereserys lo envía. —Cheese habló. —por el príncipe Lucerys Velaryon.
[***]
Después de eso, cuando Aegon, Aemond, Alicent y Daeron entraron, Alicent no pudo evitar gritar.
Habían cuatro cuerpos quemándose en la chimenea, junto a sangre en las alfombras y una nota con sangre escrita.
¿El príncipe Aemond quiere jugar? Bien, juguemos.
A.V.
[***]
—Gracias por recibirme, hermana.
—Descuida Helaena, tú no tienes nada que ver con el borracho, usurpador de Aegon.
—Gracias por perdonarnos la vida, Aereserys, mi lealtad está con ustedes por siempre.
—Se agradece princesa.
—Daemon aclaró su garganta. —debo admitir que tu inteligencia cada día me asombra más.
—Gracias.
—Un dragón busca a otro, un dragón bebe del otro.
—¿Qué dices?
—Vienen por ti Aereserys, y por tus hijos. —Helaena asustadiza declaró.
La peliblanca sintió su garganta secar, su esposo, Jacaerys la miró, ella colocó una mano sobre su hinchado vientre de nueve lunas.
—El bebé ya viene.
[***]
—¡Puje princesa! —gritó una partera y Aereserys gruñó, pujando el cuerpo de su hijo, fuera del suyo.
—¡Ya veo su cabeza!
Aereserys gruñó por última vez, su hijo había nacido, con una partera haciéndole llorar.
—¿Está sano?
—Cómo un dragón princesa. —dijo, dejando al menor en los brazos de su madre, un bebé regordete y con hebras rubias había nacido, haciendo llorar a su progenitora.
—Mi precioso Lucerys. —dijo, quejándose nuevamente.
—Viene otro princesa.
Tal vez, sólo tal vez, los Dioses le habían enviado a su hermano otra vez.
[***]
—¿Cómo se llaman?
—Lucerys II y Caerys.
—Son hermosos nombres, hija.
—Hiciste un gran trabajo, mi amor.
—Jace tiene razón, fuiste muy fuerte.
Aereserys sonrió mientras Jace la besaba, sus pequeños miraban con admiración el cabello castaño de su padre.
[***]
Finalmente, en la noche, ambos esposos se encontraban juntos, Aereserys leía un libro mientras Jace leía pergaminos, ambos con las manos entrelazadas y las puertas y pasadizos cerrados, junto a guardias de confianza de Daemon.
—Amor.
—¿Hmm?
—¿Crees qué Aemond tome venganza?
—No lo dudo, amor, pero sí Aemond desea venganza, yo también la deseo.
[***]
Ojo de Dioses.