Aemond Targaryen

4.2K 383 8
                                    

Aenerys jadeó, su cuerpo estaba completamente sudoroso, su camisón estaba empapado y lleno de sangre en sus zonas íntimas, gruñendo en la cama de partos con varias parteras y su madre mirándola con preocupación.

—Y puje. —dijo una y Aenerys volvió a pujar, sin embargo la cabeza de su futuro hijo aún no salía.

—Puje otra vez. —dijo otra y está vez pujo con más fuerza, quejándose en el proceso.

—Puje otra vez. —dijo y la princesa gruñó, apretando su mandíbula mientras pujaba nuevamente, suspirando aliviada.

—Un niño mi princesa.

—Madre valiente. —celebró una mientras Aenerys suspiraba, sin embargo aún no sonreía, no hasta escuchar el llanto del menor, el cual después de un ligero golpe se hizo presente, provocando una sonrisa en la menor.

—¿Está sano?

—Como un dragón princesa.

Aenerys sonrió besando la cabeza de su hijo mientras lo tenía contra su pecho.

—Princesa, el rey desea conocer al bebé, inmediatamente.

—¿Por qué? —preguntó con sequedad. —voy a llevarlo.

—Princesa...

—Hija, no puedes ir y menos en esté estado.

—Puedo e iré, no voy a darle la satisfacción a Aemond de verme vulnerable.

—De tal madre tal hijo. —murmuró Daemon.

Las mujeres colocaron el vestido rojizo en el cuerpo de la peliblanca menor, escuchando sus quejidos, la placenta aún no había salido.

Aenerys lloró nuevamente pujando la placenta, aún de pie, no dejó que el dolor la doblegará.

Su hijo, ahora envuelto en mantas rojizas con dorado tenía los ojos abiertos y estaba algo limpio, una de las parteras limpió la cara de Aenerys y está iba a salir, hasta que su hermano entró.

—Un niño por lo que escuché. —dijo Lucerys abriendo las puertas.

—Sí.

—¿A dónde vas?

—Su gracia desea ver al bebé.

—¿Qué? Yo puedo llevarlo.

—Descuida Luke, yo iré.

—Acabas de dar a luz, ni pensarlo.

—Esto es lo que Aemond quiere, no va a lograr verme doblegar. —dijo y Lucerys intentó tomar al bebé. —no me verá débil.

—Entiendo. —dijo tomando su brazo, ayudándola a subir.

—Princesa Aenerys, es un placer verla y espero ser la primera en felicitarla.

—Gracias lady Martell.

—Espero que haya sido un parto cero doloroso.

—Lo fue mi lady. —dijo parando un momento.

—¿Qué sucede?

—Camina.

—¿Segura?

—Sí, camina, camina. —dijo tensando la mandíbula, bajando la mirada al encontrarse a su hijo, sonriéndole.

—Ya habíamos pasado por esto. —murmuró Rhaenyra siguiéndole el paso a sus hijos.

—Y ni aún así nos dejan tranquilos. —murmuró Daemon.

Una vez que llegaron a los aposentos del rey, Aenerys entró sin tocar y sin presentarse, Aemond estaba encima de una tarima, mientras Alicent lo miraba con orgullo y una doncella perfeccionaba su vestir.

HOTD OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora