Aemond Targaryen

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—Nos iremos a Dragonstone, mañana a primera hora.¿Entienden?

Los menores asintieron, después del acto de hoy Rhaenyra no quería exponer más a sus hijos.

Tocó suavemente los cuellos de Lucerys y Aenerya, Luke tenía la nariz sangrante mientras que Aenerya curaba parte de está, la menor tenía una marca en el cuello, se había lastimado entrenando, aunque no parecía dolerle.

—¿Y pa...?

—Ya viene. —interrumpió. —Vayan a dormir, mañana a primera hora estaremos en Dragonstone. —demandó la peliblanca, sus hijos asintieron deseándole dulces sueños, saliendo de su campo de visión.

—Es lo mejor Laenor créeme.

—Aemond está enamorado de...

—Lo sé, pero intentó dañar a Jace, no dejaré que mi hija se quedé en esté lugar en donde puedan hacerle daño.

[***]

—No es necesario Rhaenyra. —Alicent intentó hacerla entrar en razón. —no...

—He tomado la decisión su gracia, el rey la ha aprobado. —dijo meciendo a Joffrey, el menor de sus hijos. —esposo. ¿Ya Aenerya está lista?

—Todos están en el carruaje esposa.

Rhaenyra asintió mientras Laenor tomaba a Joffrey y se dirigían al carruaje, se despidió rápidamente de su padre alejándose, con Syrax, Vermax, Arrax, Seasmoke y Vermithor siguiéndoles desde las nubes.

[***]

Aemond había entrado a los aposentos de Aenerya, buscándola para pedirle perdón, enfureció al notar que no había ni un libro de su princesa, no había nada de ella.

Rompió sus cosas restantes, lastimándose a sí mismo, notando una pequeña montaña de vestidos, todos verdes esmeraldas como los que su madre usaba diariamente, los tomó oliendo el aroma de la menor, menta fresca.

Sin importarle darle explicaciones a alguien salió de aquellos viejos aposentos con los vestidos en mano, dejándolos en sus aposentos mientras volvía a entrenar.

Alicent había notado aquel acto, creyendo que era un acto de rebeldía y que pronto se le pasaría.

Aemond creía que era un tonto acto hormonal adolescente y que pronto se le pasaría.

[***]

Pero los años pasaron y sus sueños y pensamientos cada vez eran más perversos.

—Rhaenyra vendrá nuevamente. —avisó Viserys alegre, Helaena aplaudió, Aegon suspiró, Alicent miró la reacción de Aemond, fingía no importarle, pero por dentro era muy evidente su emoción.

[***]

La primera cena estaba sucediendo, el rey estaba feliz viendo a su familia nuevamente unida, Alicent y Rhaenyra estaban siendo separadas por él, Luke y Jace estaban al lado de sus prometidas, mientras que Aenerya estaba al lado de Daemon.

—¿Qué les parece sí forjamos una unión? 

—Luke y Jace ya están comprometidos.

—Propongo unir nuestras Casas por medio de nuestros hijos, Aemond y Aenerya.

—Es una excelente idea. —festejó Viserys.

—Lo pensaré. —dijo la peliblanca.

Aemond sintió la sangre de dragón hervir por sus venas, mirando toda la cena a Aenerya y más cuando está bebía de su copa, su enojo había aumentado al ver que no había dado el sí definitivo, su adorada y amada princesa lo quería dejar esperando.

Una vez concluida la cena todos los presentes se habían ido a sus aposentos, Aemond caminó hacía los aposentos de la menor, ordenándole a los guardias alejarse, al notar que nadie pasaba por allí entró, asustando a la menor quien terminaba de ponerse su camisón.

—Lar...

—¿Creías qué podías negarte ante mí? —gruñó acercándose a ella mientras está intentaba retroceder, cayendo en la enorme cama. —¿Crees poder decidir sí eres mi esposa o no? —molesto, la tomó del brazo levantándola de la cama, deshaciéndose del camisón.

La menor intentó forcejear, cayendo rendida ante los besos y caricias del mayor, permitiéndole tomar su pureza.

Sus sábanas estaban sudorosas y llenas de sus fluidos mezclados con su sangre mientras su cuerpo y el de Aemond descansaban sobre ellas.

Su boda se realizó unos días después, para suerte de Viserys, conoció a sus tres primeros nietos.

Aenerya era reconocida por ser la hija de Rhaenyra y la esposa del príncipe Aemond a quien le había dado tres herederos en un solo parto, Rhaegar, Daenela y Caerys.

Tiempo después, había dado nuevamente a luz a tres varones, Vaerion, Aeron y Aenys Targaryen.

—¿No te da gracia?

—¿Qué?

—Todos dicen que te tomó como un desquiciado animal, otros dicen que nuestra cama se ha roto tantas veces que lo hacemos sobre los lomos de nuestros dragones.

—No traumaría a Vermithor de esa manera. —rió mirando como Vaghar y Vermithor parecían discutir por quien tenía el rugido más poderoso.

Miraron a sus hijos batallar en la arena, con Daenela saliendo victoriosa.

—¿Intentamos por otra niña?

—Claro, está vez, tú das a luz.

—Mi amor por favor.

—Esa es mi condición, amor. —rió levantándose. —vamos anciano, batallemos un poco.

Aemond rió siguiéndola, después de todo, Rhaenyra ahora era la reina, y todos sus hijos eran príncipes herederos al trono, todo les había salido bien, su madre era la mano de Rhaenyra junto a Rhaenys y Corlys, mientras que su abuelo descansaba en lo más fondo de Oldtown, regalo de Daemon después de enterarse que Otto había insinuado que su dulce y pequeña Aenerya era una golfa.

Laenor había conocido a sus nietos, riendo de cómo Rhaenys y Corlys reaccionaron al verlo.

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