Aemond Targaryen

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—El bebé en tu vientre no es mío, y yo no voy a criar a ese bastardo.

—Mi hijo es tuyo.

—¿Crees qué te voy a creer? La manzana no cae muy lejos del...

—¡No te atrevas a hablar sobre mi madre! —gruñó Aérea.

—Vamos admitelo Aérea, el bastardo es de Lucerys Velaryon.

—¿Ya has pedido la anulación del matrimonio?

—Así es, ya nada nos une.

—Gracias a los Dioses. —murmuró mirando su clóset, acercándose a esté, sacando una pequeña caja de terciopelo roja.

—¿No conforme con engañarme quieres llevarte cosas de mis aposentos?

—Desearías que esto fuese tuyo. —dijo acomodando su ropa de montar. —Vyro. ¿Seasmoke está listo?

—Sí princesa, pero no es recomendable que viajé en esas condiciones, puede sufrir un accidente.

—Descuida Vyro, estaremos bien. —sonrió tocando su vientre de cinco meses. —¿Vendrás con nosotros?

—¿Viajaré con usted en Seasmoke? —Vyro, su doncella estaba sorprendida, jamás había imaginado montar un dragón.

—Sí así lo deseas. —dijo ajustando sus guantes, sabiendo que Aemond la miraba.

—Sería un honor princesa.

—Espérame abajo. ¿Te parece? —dijo y la mujer asintió saliendo de los aposentos.

—Tienes lealtad de esa mujer. ¿No es así? No me ignores Aérea, agradece que no le he pedido tu cabeza a Aegon.

—Te recuerdo que mi abuelo aún es el rey.

—Y es mi padre.

—Ambos sabemos quien ganará aquí.

—Suerte con tu bastardo.

—Suerte con quien jugar. —dijo riendo en la cara del mayor. —¿Cómo crees qué salga?

—Bastardo.

—No torpe. ¿Tu hijo podría salir con un parche? —dijo riendo saliendo del lugar.

—Es una lástima lo que sucedió, Aérea.

—Lo es reina Alicent, espero y traten bien al rey.

—No entiendo como cambiaste a Aemond por Lucerys.

—Y yo no entiendo como Aemond cree que lo cambié por Lucerys, pero sí tanto lo desean. ¿Quién soy para negarle un deseo a la reina, a su hijo y a su corte de víboras?

—Aérea.

—Tía Helaena. —Aérea no quería ilusionarse, no sabía sí su tía estaba del lado de su antiguo esposo.

—Te creo, es una lástima que Aemond no.

—Descuida.

—¿Puedo estar presente en su vida?

—Siempre, tía.

—Te voy a extrañar pequeña.

—Y yo a ti, sabes que siempre eres bienvenida.

—¿Puedo llegar con Jaehaera, Jaehaerys y Maelor al parto? No quisiera perdérmelo y el castillo no...

—Puedes, descuida, puedes llegar cuando quieras.

—No te olvides de mí por favor, no soy como ellos, yo...

—Hel, descuida, sé que no eres como ellos y nunca lo serás, eres lo único que salvaría de los verdes.

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