Rhaenyra Targaryen

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Advertencia: Intento de smut.

—Tienes que estar bromeando Rhaegar.

—¿De qué hablas, hermano?

—¿Con mi hija? ¿En serio?

—Somos Targaryen, es tradición.

—Rhaenyra es una niña, tú sobrina.

—Rhaenyra está lejos de ser una niña, es hipócrita que lo digas hermano, te casaste y todas las noches te coges a una niña de la misma edad que tu hija, ya la dejaste encinta por segunda vez.

—Alicent es mi esposa.

—Y Rhaenyra puede ser la mía.

—Esto no es aceptado, no tomarás a Rhaenyra como esposa.

—¿Y por qué no? Es mejor que se casé conmigo que con cualquier lord de cualquier Casa.

—No lo permitiré, de ninguna manera, ya intentaste casarte una vez con una mujer de un burdel, cásate con ella.

—No es a cualquier mujer que quiero, quiero a Rhaenyra.

—Me importa poco, Rhaenyra no se casará contigo, mereces que te exilien.

—Oh claro, siempre lo mismo, me exilias, luego me pides que vuelva y me vuelves a exiliar. ¿No te cansa nuestra rutina hermano?

—Sólo cállate Rhaegar y vete a un burdel com todas tus putas.

—Como desees.

[***]

Una mujer que estaba debajo de sí gimió, Rhaegar chocaba desesperadamente su pelvis con la de aquella mujer la cual desconocía su nombre.

—Sí, sí mi príncipe. —gimió la mujer pelinegra.

La mujer contaba con dos enormes senos, los cuales rebotaban con las embestidas del príncipe peliblanco, tenía sus manos en su cintura mientras aceleraba cada vez más.

La mujer atrapó su dedo entre sus dientes, mordiéndolo mientras cerraba sus ojos.

Rhaegar empujó por última vez dentro de ella antes de retirarse, manchando las sábanas rojizas con su líquido blanco y espeso.

La mujer a su lado gimió mirándolo, Rhaegar seguía desnudo frente a ella, controlando su respiración mientras ella intentaba abandonar los espasmos de su cuerpo.

—Mi príncipe.

—¿Huh?

—Se le ve tenso. ¿Puedo ayudarle?

Rhaegar negó, la mujer de ojos verdes lo miró fijamente mientras se acercaba a él.

—Mi príncipe, probablemente no sepa mi nombre, soy Alys Rivers.

—¿Por qué querría saber tu nombre? No soy descortés, es sólo que... ¿Por qué?

—Mi príncipe, es usted el último hijo. ¿No es así? ¿No necesita una esposa?

—No.

—¿Está seguro? —murmuró atrapando su pezón entre sus dedos mientras se mordía el labio inferior. —piénselo, follaríamos así todas las noches.

—Puedo hacerlo sin casarme.

La mujer negó con una sonrisa mientras se levantaba frente a Rhaegar, el mayor la miró, sus ojos ardieron en lujuria.

La mujer no era fea, tenía un cuerpo el cual era un regalo de los Dioses.

Una mujer con la cual Rhaegar amaba hacerlo.

Rhaegar la tomó nuevamente, acostándola en la cama mientras la escuchaba gemir debajo de él, sentía sus uñas en su espalda mientras martillaba en su intimidad.

—Mi príncipe por favor. —gimió la mujer. —más...

Rhaegar obedeció, la mujer gemía cada vez con más fuerza, el peliblanco amaba hacer gritar a las mujeres de los burdeles, alimentaban su ego.

Siguió empujando dentro y fuera de la mujer, sintiendo su humedad en todo su miembro, salía y entraba de ella en un vaivén desenfrenado, mientras que la mujer seguía gimiendo.

—Mi príncipe por favor, más.

Un gruñido salió de Rhaegar antes de empujar con más fuerza y dedicación, sus dedos estaban en las caderas de la mujer pálida mientras su cuerpo subía y bajaba ante las embestidas, con sus senos rebotando en su cara mientras tomaba uno de esto entre sus dientes.

Alys gimió al sentir su placer llegar, sus piernas empezaron a temblar y sus gemidos comenzaron a ser desenfrenados mientras Rhaegar seguía dentro de ella, persiguiendo su propio placer.

Las manos de Rhaegar estaban sobre la cabecera de la cama mientras está pegaba contra la pared con cada movimiento.

Había estado con la pelinegra tantas veces, en tantas posiciones que le era imposible imaginar una nueva.

La había tomado como normalmente lo hacían, él arriba y ella abajo, sintiendo sus senos contra su duro y trabajado abdomen.

También la había puesto boca abajo mientras lo hacían por detrás.

Había puesto sus piernas sobre sus hombros, en el filo de la cama, en el tocador de la mujer, en los balcones, en la bañera, en la alfombra y en la pared.

Era imposible tomarla de forma diferente.

Rhaegar se retiró antes de alcanzar su placer, dejando su líquido nuevamente en las sábanas.

Los maestres contaban que las damas eran multiórgasmicas, y Alys lo era.

También contaban que era imposible que un hombre pudiese hacerlo más de dos veces.

Pero Rhaegar Targaryen era lo imposible en persona.

Alys descansaba en la enorme cama mientras Rhaegar se levantaba y miraba por la ventana, apuntaba al enorme Castillo en donde Rhaenyra dormía.

—Mi príncipe. —Alys lo abrazó por detrás. —está muy tenso, déjeme ayudarle.

El mayor iba a negarse, pero el enojo contra Viserys y el estrés de conseguir una esposa lo hicieron aceptar.

Alys lo acercó a la cama, lo acostó sobre ella mientras ella se ponía sobre él.

Dejó caer sus caderas sobre las del príncipe mientras el mayor la miraba.

La pelinegra rodó sus ojos, el príncipe era el hombre más caliente con el que había logrado estar.

Siguió rebotando encima del peliblanco quien tenía sus manos sobre su cadera mientras sus senos rebotaban en su cara.

La mujer gemía encima suyo mientras se aferraba a la cama de madera, el príncipe la sintió apretar su longitud.

La ayudó a moverse mientras la escuchaba gemir sin control alguno.

Sintió los líquidos de la mujer bajar por su longitud mientras está apretaba a su alrededor, logrando que el príncipe llegará dentro de ella.

Rhaegar gimió aún dentro de la mujer seguía moviéndose buscando deshacerse de toda tensión.

Gimió por última vez mientras la mujer lo miraba desde arriba, cerró sus ojos mientras respiraba.

Había llegado dentro de una prostituta.

—Tú, serás mi esposa Alys.

—Mi príncipe. —Alys jadeó sorprendida. —¿Realmente lo seré?

—Ningún hijo mío será bastardo, y ya no serás una puta, renuncia a esté lugar y ven conmigo, nos iremos.

La mujer asintió feliz besando al mayor, el mayor correspondió, tomando sus caderas saliendo de ella.

—Vístete, nos iremos a Dragonstone. —dijo tomando sus pantalones de cuero, mirando al Castillo.

Viserys probablemente lo mataría.

Pero Viserys siempre quería asesinarlo.

HOTD OSWhere stories live. Discover now