HOTD OS

Viserys Targaryen

Tercera parte del one shot anterior.

Evyson caminaba tranquilamente por el castillo, su enojo con Viserys seguía ahí, pero ahora al menos Alicent ya no atormentaba a su familia.

—¿Aemond?

—Reina Evyson yo...

—¿Qué ves?

—Es un libro de filosofía, sé que no tengo permitido tocarlos pero...

—¿Por qué creerías eso? Te gusta leer, según veo, adelante, sigue leyendo todos los libros que quieras.

—¿Realmente puedo?

—Claro. ¿Te ha gustado alguno?

—Me gustó leer sobre dragones.

—Me imagino que te duele.

—¿Qué? ¿La cicatriz? No, ya no tanto.

—¿Te has puesto pomadas?

—No, mamá me dijo que no.

—Eso puede calmar tu dolor. ¿Quieres un poco?

—¿Me va a dejar de doler?

—Con el tiempo, dile al maestre que me dé una pomada, por favor.

—En seguida reina Evyson.

—¿Segura qué no me dolerá?

—Muy segura, ahora relájate.

Aemond cerró su ojo mientras Evyson frotaba aquella pomada sobre su gran cicatriz.

—Lamento que hayas perdido tu ojo.

—Lamentamos lo mismo, supongo que me dejé cegar por el odio.

—¿Odio hacía quién? ¿Luke? Es la criatura más inocente que existe, bueno, a veces.

—Madre nos decía que era un bastardo, supongo que me enojaba saber que Lucerys era un bastardo y yo no, que le den más atención a él.

—¿Cómo te sientes con el tema de Alicent?

—Es mi madre, la amo, pero nos torturaba a Helaena y a mí, decía que el trono me pertenecía a mí, no a Aegon ni a Rhaenyra.

—El trono principalmente pertenece a quien le es digno, Aemond, con el tiempo veremos que tan bien gobierna mi hija.

—¿Puedo hacerle una pregunta?

—Dime.

—¿Qué pasará con nosotros? Se podría decir que somos los bastardos del rey Viserys, y a los bastardos los castigan, les cortan la cabeza por...

—No sucederá, ustedes son hijos de Viserys, no permitiré que les hagan daño.

—Gracias.

—No importa. —dijo y sonrió en dirección al menor. —veo que algo te inquieta. ¿Quieres decirme?

—Yo... me siento mal.

—¿De qué forma?

—Me siento solo, por eso reclamé a Vaghar.

—¿Reclamaste a Vaghar por soledad? Supongo que funcionan bien juntos, ya eres el jinete de Vaghar, ella te eligió.

—¿No tendré qué devolverla?

—Vaghar nos comería antes de que pudieras hacerlo. —rió Evyson. —es como Cannibal, no puedo devolver a ese dragón sádico, él me escogió y yo a él.

—¿Puedo darle un abrazo, reina Evyson?

—Dime Evyson, claro que puedes. —dijo y el menor la abrazó, sintiendo aquel amor maternal que no había sentido.