Aemond Targaryen

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—Valyria querida. ¿Qué haces aquí?

La hija melliza de Aemond Targaryen había sido separada abruptamente de su lado, junto a su hermana, Viserra había llegado a King's Landing.

—Abuela. —Valyria sonrió abrazando a la mayor. —te extrañé.

—¿Valyria? —un Aemond asustado bajó las escaleras. —¿Qué haces aquí? ¿En dónde está tu madre?

—No se dio cuenta de mi ausencia, está lo suficientemente ocupada con los mellizos y otro como para prestarme atención.

—¿Mellizos y otro?

—Eddard, Bran y Arya, los nuevos hijos de mamá.

—¿De quién son hijos?

—Robb, Robb Stark.

—Pero quítate ese horrible abrigo, huele a perro.

—En la Casa Stark hace mucho frío. —dijo quitándose su suéter. —pero soy un dragón, me gusta el fuego.

—Y no cabe duda que lo seas. —Alicent pellizcó suavemente su mejilla. —y dime. ¿En dónde está Viserra?

—Se quedó con mamá, ya sabes, la princesa de mamá tiene que quedarse con mamá. —Valyria rodó sus ojos.

—Ten un té querida, fue un viaje largo me imagino.

—No fue costoso huir, mamá no se dio cuenta.

—Tú crees eso, pero mi cuñada se da cuenta de todo. —dijo Aegon bebiendo vino. —¿Así qué Robb?

—Es bueno con nosotros, pero no es papá.

—Pero ya es padre de tus hermanos.

—No los considero, además, Viserra es una traidora.

—¿Por qué dices eso?

—¿Pueden creer qué ya no se apellida Targaryen? Se dice llamar Viserra Stark Velaryon.

—Es mi hija. —Aemond gruñó. —no puede cambiar su apellido, y menos por un Stark.

—Díselo a mamá, ella dice que Viserra elige.

—Tus aposentos están preparados, querida. —sonrió Alicent en su dirección. —¿Nos vas a contar todo?

—Mamá no hablaba en mi presencia. —dijo bajando la mirada avergonzada.

—No importa, eres de la familia. —sonrió Helaena. —Jaehaera, Jaehaerys y Maelor ansían jugar contigo. ¿Quieres ir a jugar con ellos?

Valyria sonrió entusiasmada, tenía la misma sonrisa que su progenitora.

—Ya va a ser un poco tarde, debemos descansar, jugarás un poco y después a la cama. —ordenó Alicent. —mañana desayunamos todos juntos. —ordenó nuevamente. —que descansen.

Los presentes en la mesa desearon lo mismo, hasta que Valyria y Helaena salieron de la habitación, dejando a ambos Targaryen solos.

—¿Qué pasa, Aemond? ¿Te da rabia saber que alguien más complace a Visenya? —dijo Aegon riéndose. —iré a dormir, al menos algunos aún podemos complacer a nuestras esposas.

Aemond gruñó, caminando a sus aposentos, ordenó que todos los guardias se marcharán, cerrando la puerta de golpe.

Observó su cama, recordando sus actos sexuales, de esas acciones habían nacido sus mellizas, Valyria y Viserra.

—Mierda. —murmuró mirando su pantalón de cuero. —maldita seas Visenya Velaryon, aún tienes poder sobre mí.

Esa misma noche, llamó a su fiel acompañante, Alys, quien no le importaba escuchar como el príncipe decía el nombre de Visenya mientras lo hacían.

[***]

—¿En dónde está Valyria? —preguntó Robb llegando al lado de su esposa. —mi amor. ¿Qué sucedió?

—Val se marchó, Robb, fue con Aemond.

—¿Cómo dejaron qué esto pasará? —gruñó furioso en la cara del guardia.

—La princesa dijo que no iría lejos.

—Es hija de Aemond, sabe mentir muy bien.

[***]

Aemond había despertado, con Alys a su lado, específicamente en el suelo, no permitía que ninguna mujer durmiera con él, sólo Visenya II Velaryon podía hacerlo.

Despertó a Alys con un golpe en el hombro y se apresuró a vestirse, temeroso a que Valyria lo encontrará en situaciones no deseadas.

Una vez vestido y con Alys fuera de su habitación se preparo para ir a los aposentos de su hija, tocando la puerta, sin embargo, nadie le abría.

—¿Val? —preguntó adentrándose a los antiguos aposentos en los que dormían sus hijas. —¿Qué sucede?

—Extraño a mamá. —lloriqueo. —la extraño, extraño sus cuentos, extraño a Vis, extraño a Robb.

—Tranquila, pero ya no puedes volver con ella.

—¿Qué? —Valyria se separó abruptamente de su padre. —¿Por qué?

—Eres de los verdes, hija mía, ya no eres de los negros.

—Mamá me lo dijo, mamá me dijo que tú no me dejarías irme, por eso no nos dejaba verte.

—Fue injusto lo que Visenya hizo, Valyria, separó a la familia.

—¡Tú dijiste que dependía de su bando el matrimonio! ¡Tú nos alejaste!

—Valyria querida, cálmate ya. —dijo intentando calmar a la peliblanca quien forcejeaba a su fuerza. —maldita sea Valyria deja de moverte.

—¡No me toques! —gritaba forcejeando. —¡No!

Aemond rió, le recordaba a Visenya y como habían discutido la última vez antes de irse.

—¿Qué sucede?

—¡Quiero irme!

—Val querida, no te irás. —sonrió Alicent en su dirección. —eres lo más cercano que tengo a Rhaenyra y sus estrategias, sí te quieres ir, será por información.

—Mamá tenía razón, ustedes no aman a nadie, ustedes son malos. ¡Los Stark son mejores! —dijo y Alicent levantó su mano.

—¡Madre no! —dijo el menor tomando fuertemente el brazo de la pelirroja. —es mi hija después de todo.

—No sabes sí es tuya, hijo mío.

—Créeme, sé que sí. —una sonrisa landina se escapó. —sé que tanto Valyria como Viserra son mías.

Alicent abrió sus ojos sorprendida por la insinuación de su hijo.

—Eh, sigo aquí.

—Aemond alejó a Alicent mientras hacía que Valyria se sentará nuevamente en la cama. —¿Cuántos días del nombre tienen los bastardos?

—Diez.

Diez inviernos en los que Visenya se había ido de su lado llevándose a sus herederas con ella, inviernos en los que Robb Stark la había complacido y había tenido herederos con ella.

—¿Qué sentiría Robb sí un heredero suyo muere?

—Aemond, no.

HOTD OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora