Aemond Targaryen

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Segunda parte.

La llegada del príncipe Aecerys había sido dichosa para todos aquellos que pertenecían al linaje real, sus abuelos, primos y tíos encantados con su presencia.

Y el rey Aemond era uno de esos.

—Mi rey, sería un verdadero honor que mi hijo tomé a su sobrina como esposa, le ofrece a usted, y a la Casa Targaryen, fuerza.

—Es la sobrina del rey. ¿Realmente cree qué ella necesita algo? ¿No considera fuerte la Casa Targaryen mi lord?

—No, yo... sí le diesen dragones. ¿Los rechazaría?

—Los dragones son parte de Valyria, no rechazaría jamás. ¿Cuenta con uno?

—No yo...

—Lo escucho, mi lord.

—También tomaría al príncipe Aecerys como mi nieto, un chiquillo que sirva a la Casa Lannister.

—¿Está insinuando qué mi sobrino, Aecerys Velaryon, primero de su nombre sería un sirviente de la Casa Lannister?

—No mi rey yo...

—¿Planean hacer una revolución? ¿Enfurecidos por qué no le concedo la mano de la princesa Aenerys a nadie?

—Mi rey, nadie planea una revolución, es sólo que una chiquilla tan hermosa como lo es la princesa Aenerys Velaryon, nos sorprende que no esté casada, pero sí tiene un hijo.

—¿Qué está insinuando?

—El chiquillo sí es tomado como hijo por mi hijo, dejaría de ser un bastardo.

—¿Insinúa qué mi sobrino es un bastardo? —Aemond gruñó, sacando su daga, colocándola en la garganta de aquel león.

—Mi rey, no he insinuado nada como ello, disculpe sí ha malinterpretado mis palabras.

—Le aconsejo, mi lord, que se marché de mi Castillo antes de que Vaghar sienta deseos de alimentarse.

—Permiso mi rey. —dijo y Aemond se recostó en el trono, suspirando.

—¿Qué sucede?

—Helaena, no sucede nada.

—Te he visto discutir, muy feo con lord Tyland Lannister.

—No es nada.

—Un nuevo bebé vendrá, un lobo tendrá.

—¿Disculpa?

—Un huevo eclosionó, un huargo vivió.

—Helaena. ¿Quieres decirme algo?

—Tengo que irme, quedé de verme con Aenerys y Aecerys en los patios.

Aemond asintió, Helaena se marchó, saltando feliz mientras Aemond se sentaba correctamente.

—¡Tu bastardo insolente!

—Cuide sus palabras, príncipe Daemon, es el rey Aemond.

—Me vale una mierda. ¿Por qué ahuyentas a cada prometido de mi hija?

—Es hija de Ser Laenor y mi media hermana Rhaenyra.

—¿Por qué? ¿Aecerys es tu hijo y no quieres qué Aenerys se marché? Quieras o no, sobrino mío, Aenerys se casará y probablemente ella y Aecerys se irán, y no podrás hacer nada, una tonta corona no la detendrá.

—Sospecho que Aecerys es mi primogénito e hijo legítimo y sí tengo que asesinar a cada lord que se insinue, lo haré.

—Ambos compartimos la sangre de dragón, pero yo soy puro, y Aenerys también, créeme cuando te digo, sobrino, que Aenerys podrá marcharse sí así lo decide, y ni tú ni está tonta corona de Aegon el Conquistador la detendrán.

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