Aemond Targaryen

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—¿Lo amas?

—No.

—¿Y por qué estamos aquí?

—Estoy tratando de pensar, no puedo divorciarme, mi Casa caería.

—Eso es lo que tú crees, el príncipe Aemond lo uso para manipularte.

—El idiota está jodidamente loco, es capaz de hacer que mi Casa caiga.

—Bueno, sí está un poco loco. —declaró su caballero protector. —pero. ¿Quién es la mujer qué venía con él?

—En la Corte dicen que es su amante.

—¿Con una hermosa mujer a su lado y tiene una amante? Idiota, Dioses no debí decirlo.

—Descuida Mijae, es un idiota, pero yo más por seguir aquí.

—No eres idiota, te casaste por tu familia, tu Casa estaba en ruinas, y temes divorciarte porqué sabes como es el príncipe Aemond, enloquecería.

—Sinceramente lo detesto.

—Y yo, pero su dragón me da miedo.

—Es lo único que tiene de intimidante. —suspiró arrancando parte del césped. —Dioses, lo odio.

—¿Princesa Aveesy?

—¿Sí?

—El príncipe Aemond desea hablar con usted.

—Gracias. ¿Qué quiere ese hijo de perra? —dijo una vez que la doncella se fue.

—No tengo idea, pero aquí me tienes Caswell.

—Gracias Martell.

La castaña caminó por los enormes pasillos, una vez que entró a los aposentos miró al peliblanco.

—Ella es mi lady, mi...

—No me interesa. ¿Qué quieres?

—Como sabes, me encamo con ella.

—Dioses, debe quedar deseosa.

—Muy graciosa amor, en fin, he sido egoísta, puedes tener sexo con cualquiera, sólo tienes que dar a mis hijos legítimos.

—¿Yo? ¿Tener hijos? ¿Contigo? Pss, por favor, antes me tiró de la Torre más alta de Westeros.

—Graciosa, como sea, ese es mi término.

—Hm, acepto.

—¿Tienes a alguien en mente?

—Desde hace mucho, adiós.

El peliblanco la miró irse. ¿Desde hace cuánto tiempo deseaba a otro qué no fuese él?

—¿Mi príncipe? —Alys llegó a su lado, tocando su mano.

—Vamos a tus aposentos.

[***]

—¿Eso te dijo?

—Hm, deseaba libertad y me ha sido cedida.

—¿A quién tienes en mente? ¿A mí?

—¿Quieres estar entre mis piernas acaso Mijae?

—Ambos sabemos que sí, y tú también quieres.

—¿Para qué digo qué no si sí?

[***]

—Escuché que ya tienes a tu amante, esposa.

—¿Es eso un reclamo, esposo?

—Me sorprende la rapidez con la que lo has conseguido.

HOTD OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora