Aemond Targaryen

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Cuando Aenya fue entregada a su tío Aemond en matrimonio, ella había creído que era por amor.

Creía que su tío había pedido su mano por amor y no por deber.

Hasta que detrás de los enormes y gruesos muros de piedra escuchó la conversación de Otto y Aemond.

—Mira el lado positivo, podrás anular el matrimonio, a penas nazca el primer varón.

—Es lo que más deseo, ya está encinta.

—Lo sé, sí esté primer hijo es varón podrás anularlo, sí es mujer tendrás que volver a intentarlo.

La peliblanca miró su vientre, iba por la tercera luna de su embarazo, que tonta había sido al creer que un hombre como Aemond Targaryen iba a poder amarla algún día. ¿Por qué pediría su mano sin recibir nada a cambio?

Se alejó completamente de los muros de piedra caminando hacía los aposentos de su madre, al entrar miró a Daemon y a su madre, ambos jugando con Aegon y Viserys, sus hermanos menores.

—Aenya querida. ¿Qué sucede?

—¿Por qué Aemond pidió mi mano?

—Por amor.

—¿Y esperas qué lo crea? ¿Por qué lo haría sin recibir nada a cambio?

—Tienes algo que decir. ¿Verdad?

—Escuché a Otto y Aemond, apenas nazca el primer varón anulará el matrimonio, por ello, una vez que lo pida no den peros.

—Hija. —Rhaenyra se levantó de su lugar, tomando las manos de su única hija. —pero el bebé no vivirá con su padre.

—Tendrá a su madre y eso es más que suficiente. —declaró soltando las manos de la peliblanca. —una vez que lo pida ante el rey, háganlo posible por favor.

—¿Ese es tu deseo?

—Lo es más que nada.

—¿Entonces, sí el pequeño dragón es varón ya no te veremos casada con el tuerto? —preguntó Daemon y Aenya asintió. —por mí está más que bien, tus deseos serán enviados al rey. —declaró Daemon dejando de acariciar su vientre, recientemente ambos habían perdido a Visenya. —pero no te alteres.

—No lo haré.

—¿Creías que Aemond había pedido tu mano por amor querida?

—Fue una tonta ilusión creyendo que un tipo como él sentiría amor. —comentó jugando con el cabello de Aegon. —Dioses, cada día son más destructores.

—Y no tienen ni cinco. —suspiró Rhaenyra haciendo reír a ambos peliblancos.

[***]

—Hermana. ¿Sucede algo?

—Te he visto extraño últimamente, te ves más feliz. —sonrió Helaena. —¿Aenya es la causa?

—¿Qué?

—Te brilla tu ojo al hablar de ella.

—Es la iluminación.

—Aemond, soy tu hermana mayor, no puedes mentirme, sé que Aenya es tu felicidad. ¿Por qué lo niegas?

—Sí, lástima que él no la de Aenya.

—Aegon.

—¿Qué?

—Ustedes se casaron por amor. ¿Verdad?

—Yo...

—Aenya creía que sí.

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