Alicent Hightower

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Segunda parte del one shot anterior.

Los años pasaron para ambas familias, Alicent había tenido tres hijos, Aegon II, Helaena y Aemond Targaryen, Rhaenyra había tenido cinco hijos, Jacaerys, Lucerys y Joffrey Velaryon de su primer matrimonio, mientras que Aegon III y Viserys Targaryen de su segundo matrimonio.

Y Aeva había tenido dos hijos, Raeghar y Aemma II Stark, hijos de Cregan Stark.

Finalmente ese día, las familias se reunirían por peticiones de un viejo Viserys enfermo.

—Está noche nos llevaremos bien, quiero pasar la cena con gente a la que amo. —murmuró mirando a Rhaenyra y Aeva quienes miraban fijamente al bando contrario.

—Su Majestad, haremos lo posible, mientras mi esposa no sangré. —gruñó Cregan observando a Alicent recordando la herida que Aeva tenía en su vientre y Rhaenyra en su brazo.

—¿Estás embarazada tía? —murmuró Joffrey sorprendido. —sólo las mujeres sangran al dar a luz.

—No pequeño, no estoy embarazada, Cregan se refería a que un día me lastimé y sangré. —explicó Aeva con la mirada de Alicent encima.

—Princesa Aeva. ¿Qué ha sido de la Casa Stark?

—Hemos estrechado lazos con la Casa Velaryon, mi hijo Raeghar será uno de sus mejores guerreros. —sonrió la albina acariciando el cabello blanco despeinado de su hijo.

—¿Sabes cómo alzar una espada, sobrino?

—Aemond. —murmuró Alicent.

—Créame que lo sé tío, degollé a una persona que me preguntó lo mismo. —sonrió Raeghar enfureciendo a Aemond.

—¿Y cuándo nacieron sus dragones? —Helaena cuestionó intentando aliviar el ambiente.

—Cuando nacieron, ambos dragones también lo hicieron. —contestó Cregan. —al mismo tiempo, Raeghar nació primero, su dragón Abbox nació al mismo tiempo que él, Aemma nació segundos después, su dragón Matti nació al mismo tiempo.

—No perdieron el tiempo por lo que veo. —murmuró Alicent.

—Podría decir lo mismo. —murmuró Aeva. —padre. ¿Cómo has estado? Recibí tu cuervo, parecía carácter urgente.

—Sólo quería ver a mi preciosa nieta por última vez. Eres igual de hermosa de lo que fue tu abuela, Aemma. —murmuró Viserys. —te casarás con un buen hombre, de eso estoy seguro.

—Gracias abuelo. —sonrió la ojiazul.

Alicent miró a la niña, era igual a su amada Aeva, tenía su nariz, su cabello lacio y corto, un vestido que quedaba a juego con la vestimenta de sus padres, los ojos azules y las facciones delicadas y finas de su padre.

Raeghar también era igual, sólo que se parecía más a Cregan, sus ojos azules los había heredado de Cregan, sus facciones delicadas y finas de su madre, y la nariz de su abuelo.

—Tus hijos son muy hermosos, Aeva. —halagó Aegon mirando a Aemma.

—Son hermosos y están protegidos, príncipe Aegon. —contestó Cregan.

—¿Quiere culparme de algo, Sir Cregan?

—Lord Cregan. —corrigió Aeva. —padre, debemos marcharnos lo antes posible.

—¿Por qué la prisa, hermana? —Aemond cuestionó sonriendo. —¿No quieres acercarnos a nuestra sobrina?

—Te acercas a Aemma y te quitó el otro ojo, Aemond. —gruño Aeva.

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