Segunda parte del one shot anterior.
—¿Tú estás encinta? ¿Hace cuánto?
—Mi sangrado se ha atrasado una semana, el maestre Mellos ha confirmado mi embarazo.
—Dioses. ¿Qué sucedió con el té? ¿Lo bebiste?
—Sí, no surgió efecto.
—Conozco a la rata asquerosa de Otto Hightower. ¿Bebiste o no el té de luna?
—Padre me obligó a hacerlo. —Rhaegan en el fondo sabía que era una excusa, Alicent no había bebido el té.
—Príncipe Rhaegan, el rey Viserys solicita su presencia.
Por todos los Dioses, mamá protegeme, pensó el peliblanco yendo a las cámaras de su padre.
—Majestad.
—Hijo.
—Me dijeron que solicitaba mi presencia.
—Oh verás hijo, Otto me ha comentado de tus actos profanos con lady Alicent.
—Padre, envíe el té, ella no lo bebió, Otto la obligó puedo jurarlo.
—Tales cosas no se saben Rhaegan, tu hijo será tomado como bastardo sino te casas inmediatamente.
—¿Casarme con Alicent? ¿Y Rhaenyra?
—Rhaenyra se casará con Laenor Velaryon.
—¿Disculpa?
—Rhaegan hijo, no espero que entiendas, pero es tu deber, como mi heredero y nuestro futuro rey, no puedes ir dejando bastardos por ahí. ¿Qué pensaría la gente? ¿Qué diría el pueblo?
—Entiendo que he fallado, cometí actos paganos con una doncella, le envié té de luna, el maestre Mellos lo preparó.
—Hijo, entiende, como futuro rey, debes de casarte.
—¿Por un niño? —Rhaegan gruñó. —¿Por qué él té no sirvió sí el maestre Mellos lo preparó?
—Rhaegan, la madre naturaleza trabaja de una manera muy curiosa.
—No lo pido como príncipe, sino como tu hijo, no me cases con Alicent.
—¿Por qué cometiste actos profanos con ella si no deseabas su mano?
—Me temo que no tienen corcondancia, lady Alicent llegó a darme consuelo, enviada por lord Mano.
—Rhaegan, ya has cometidos tus actos, hazte cargo de ellos.
—¿Y sí no fuese cierto?
—El maestre Mellos lo ha confirmado hijo mío. —Viserys le sonrió. —tendrás herederos para que la línea siga.
[***]
En la mañana de la boda se celebró un desayuno en el salón de baile del rey para todos los Targarye y los hombres Hightower y para un centenar de caballeros y señores menores; las mujeres de la Casa Hightower desayunaron con la novia.
El desayuno en el salón de baile consistió de un festín de pastelillos de miel con moras y frutos secos, tocino ahumado, panceta, pez ángel rebozado y crujiente, peras de otoño y un plato dorniense de cebolla, queso y huevos picados con chiles muy picantes. Para acompañar había jarras de leche, aguamiel y de un vino dorado muy dulce y ligero. Los músicos paseaban entre las mesas tocando flautas, caramillos y violines.
Un intrincado peinado, que era recogido con una tiara dorada, y un vestido color marfil con un diseño que asemejaba a las alas de un dragón, complementaba la imagen de Alicent para el día de su unión al príncipe Rhaegan.
Una enorme capa negra junto a una pequeña capa rojiza, un traje grisáceo con un diseño que asemejaba las alas de un dragón, junto a collares dorados complementaban la imagen de Rhaegan para el día de su unión a lady Alicent.
El matrimonio entre Rhaegan y Alicent se produjo en el 113 d.C., en el Gran Septo, ante las estatuas del Padre y de la Madre. El Septón Supremo fue el encargado de realizar la ceremonia.
—Lo que los Dioses han unido, que ningún hombre lo separe.
El amor de los siete, sagrado y eterno, en la fuente de la vida y el amor, estamos aquí, está tarde en agradecimiento y alabanza para unír dos almas en una. Madre, padre, guerrero, herrero, doncella, anciano, extraño, escuchen sus votos. ¡Hagánlo para ver como estas almas se juran lealtad!
—Yo soy tuyo y tú eres mía, sin importar lo que venga.
—Yo soy tuya y tú eres mío, sin importar lo que venga.
—Una sola carne, un solo corazón, una sola alma, ahora y para siempre, que se sepa que el mártir de la Casa Targaryen, Targaryen de la Casa de Dragones y Hightower, de la Casa de las Torres, de un corazón de carne una vez servido debe ser maldito el que trataría de hablar de la separación. —dijo mientras desenvolvía en lazo puesto en sus manos, ahora se tomaban las manos. —aquí en presencia de Dioses y hombres, yo los uno, Alicent de la Casa Hightower con Rhaegan de la casa Targaryen, como marido y mujer. Siendo está pareja un solo cuerpo, corazón, alma, ahora y para siempre, lo que los Dioses unen, por siempre estará unido. —dijo haciendo que Alicent besará a Rhaegan y esté le correspondiera, Rhaenyra y Daemon veían la escena, sin entender la lógica de su hermano y sobrino.
¿Cómo su amado sobrino había caído con una Hightower?
La boda siguió su transcurso, en donde se dio un gran banquete en honor a los recién casados.
[***]
—¡Puje mi lady!
Alicent gritó, los días habían sido largos, sin embargo, el niño había llegado rápido y sin problemas.
—¿Qué es? —Alicent cuestionó.
—¿Está sano?
—Cómo un dragón mi príncipe, es un varón. —dijo, entregándole el niño al príncipe.
El menor era un bebé grande y regordete, con los ojos cerrados y lloriqueando un poco, con hebras platinas viéndose en su cabeza, a pesar de estar lleno de sangre, Rhaegan no pudo evitar sentir su corazón hincharse dentro de su pecho, su primogénito finalmente había nacido.
—¿Cómo quieren llamarlo?
—Aegon, Aegon II Targaryen.
[***]
—¿Alguien puede decirme en dónde Siete Infiernos se encuentra Rhaenyra?
[***]
—Under the dragon's eye, under the dragon's eye
—Otra vez.
—Tal vez la princesa quiera escuchar algo más.
—No lo quiere, cantala otra vez.
—She fled with her ships and her people, her heart broken and for those... majestad.
—¿Dije que te detuvieras? Desde el principio.
—She fled with her ships and her people...
—Rhaenyra.
—¿Sí mi princesa?
—His broken heart and for those who cried,
—Se requiere tu presencia en el patio exterior, la cacería real se alista para partir.
—He decidido permanecer aquí y leer en lugar de ir.
—Through the flames...
—Puedes irte, Samwell.
—Tú te quedarás por orden de la princesa.
—La futura reina consorte ordena que te vayas de inmediato.
—Princesa, majestad.
—El rey y el príncipe desean que vayas.
—El rey y el príncipe tienen mucho que celebrar, ellos no me necesitan a mí.
—Ellos quieren que estemos todos juntos, tal vez la cacería sea... divertida.
—¿Esa es la orden del futuro rey?
—Sí pero...
—¡Pues de inmediato majestad!
—Pero no necesita serlo, nada necesita ser así en realidad Rhaenyra...
Dijo, sin embargo, Rhaenyra le pasó a un lado, cerca de las puertas, Rhaegan miraba la escena, ofreciéndole su brazo a su hermana, quien gustosa lo tomó y caminaron hacía adentro.
Rhaegan entrenaba con su espada, entrenando con sus dos hijos, Aegon y Aemond.
—Ataca por delante Aegon.
—¡Papá!
—Es por tu bien Aegon. —Rhaegan suspiró, limpiando su brazo. —¿Por qué visten de verde?
—Madre nos ha colocado esto. —respondió Aemond.
—Vayan a cambiarse, después vuelven, colores Targaryen niños.
Sus hijos asintieron e inmediatamente marcharon al Castillo nuevamente, Rhaegan se acercó a sus Sobrinos.
—Sobrinos.
—Tío Rhaegan.
—Ser Harwin, tenemos guerreros muy aptos. ¿No es así?
—Lo es mi príncipe.
—Tienen al Comandante de la Guardia Real como profesor, no hay mejor entrenador que Ser Harwin.
—Me halaga mi príncipe.
—¡Padre! —Aegon gritó, ambos tenían colores Targaryen en sus ropas. —¿Ya podemos seguir entrenando?
—Hmm.
Lo siguiente que vio, fue la silueta de Ser Harwin encima de la silueta de Ser Criston, rápidamente alejó a sus hijos y sobrinos mientras alejaba a los hombres.
Lyonel y Viserys quienes observaban todo desde arriba no pudieron evitar notar como el príncipe Aemond, el segundo hijo del rey veía con asombro y admiración como su padre separaba a los hombres sin ayuda de otros.
Ambos hombres fueron enviados a los maestres, mientras Rhaegan se encargaba de seguir entrenando a los príncipes.
[***]
—Los hijos de Rhaenyra son salvajes.
—Deja a los niños en paz, Alicent.
—¿No viste lo qué le hicieron a Aemond?
—No fueron ellos, siquiera Aegon, fue un broma pesada del pueblo, ellos lo han admitido.
—Esos niños...
—Deja a mis sobrinos en paz, Alicent, esos niños tienen suficiente con ser señalados como bastardos.
—¿Y sí lo son?
—Bastardos o no, Laenor los ha reconocido, así que no son bastardos y de serlo, no te incumbe Alicent, ni a ti ni a mí, deben de importarnos nuestros hijos.
—Sí, mi príncipe.
Y una vez más, Alicent se tragó toda su amargura.