Ashley Clayton | Gossip Girl

By gossipstea

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𝐍𝐨 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧 𝐝𝐞 𝐭𝐢... Una escuela privada, pero no vida p... More

Gossip Girl Blog
1.01: Piloto
1.02: El almuerzo salvaje
1.03: Hiedra venenosa
1.04: Malas noticias
1.05: Rompiendo las reglas
1.06: El cuento de la doncella
1.07: Victor/Victrola
1.08: Diecisiete velas
1.09: Un interesante Día de Acción de Gracias
1.10: La alta sociedad
1.11: Fiestas navideñas
1.12: Mentiras escolares
1.13: La delgada línea entre Chuck y Nate
1.14: El proyecto de la bruja de Blair
1.15: Buscando desesperadamente a Serena
1.16: Todo sobre mi hermano
1.17: Una mujer al límite
1.18: Hago mucho de nada
2.01: El verano es algo maravilloso
2.02: Batalla por Marcus
2.03: La noche oscura
2.04: Los expedientes de los ex
2.05: Serena también resurge
2.07: Chuck en la vida real
2.08: Prêt-à-pobre-Jenny
2.09: Podría haber sangre
2.10: La hoguera de las vanidades
2.11: Los magníficos Archibald
2.12: Es una mentira maravillosa
2.13: Adiós a Bart
2.14: En el reino de los Bass
2.15: Lo que el testamento se llevó
2.16: ¡Ya entraste a Yale!
2.17: Conocimiento carnal
2.18: La edad de la disonancia
2.19: El abuelo
2.20: Los despojos de Jenny
2.21: Cambios
2.22: Los caballeros sureños las prefieren rubias
2.23: La ira de mamá
2.24: Chicas del valle
2.25: El adiós a Gossip Girl
Nace una estrella
3.01: Reveses de la fortuna
3.02: Los novatos
3.03: El muchacho perdido
3.04: Dan de Fleurette
3.05: Rufus se casa
3.06: Suficiente de la malvada
3.07: Fracaso fallido
3.08: El abuelo - Parte II
3.09: Cuidado con los Humphrey
3.10: Los últimos días de la aguja del disco
3.11: El tesoro de Serena Madre
3.12: Los que se fueron
3.13: El relicario del dolor
3.14: La dama desapareció
3.15: La virgen de dieciséis años
3.16: El Empire contraataca a Jack
The Tonight Show Starring Jimmy Fallon
3.17: Bass-tardos sin gloria
3.18: La insoportable culpabilidad del ser
3.19: El extraño doctor van der Woodsen
3.20: El mundo de papá
3.21: Exesposos y esposas
3.22: El último tango, luego París
Tres meses, dos encuentros, una decisión
4.01: Belles de jour
4.02: Doble identidad
4.03: La rechazada
A y O descubiertos por NYC
4.04: El toque de Eva
4.05: Adiós, Columbia
4.06: Tranquila, Jenny
4.07: Guerra en casa de los Rose
4.08: Juliet ya no vive aquí
4.09: Las brujas de Bushwick
4.10: Sobredosis
4.11: Pueblerina - Parte I
4.11: Pueblerina - Parte II
73 Preguntas Con Ashley Clayton | Vogue
4.14: Pánico en el loft
4.15: Otro día de San Valentín
4.16: Mientras no estabas durmiendo
4.17: El imperio del hijo
4.18: Los chicos se quedan en la foto
4.19: Mezquina de rosa
4.20: La princesa y el sapo
4.21: Bass destrozado
4.22: El adiós equivocado
5.01: Sí, luego cero
5.02: La bella y la fiesta
5.03: La joya de la negación
5.06: Soy el número nueve
5.07: El sueño no tan eterno
5.08: Todas las bonitas fuentes
5.09: Rhodes a la perdición
5.10: Montando en coches con los muchachos
5.11: ¿El fin del amorío?
5.12: El sacerdote y la novia
5.13: G.G.
5.14: Dan al respaldo
5.15: Loco, Cupido, Amor
5.16: Cruce de Rhodes
Estado de gracia
5.17: La dote de la princesa
5.18: Falsa heredera
5.19: It Girl interrumpida
5.20: Salón de los muertos
5.21: Despreciable B
5.22: En busca del arte perdido
5.23: Los fugitivos
5.24: El retorno del anillo

5.04: Memorias de un Dan invisible

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By gossipstea

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¿Qué está mal con el mundo? Escuché que Dan Humphrey estuvo reuniéndose con gente talentosa, interesante e influyente. ¡Ugh! ¿Acaso ya es 2012? Estoy muy confundida.

Sin embargo, estoy segura de que solo es cuestión de unos días antes de que el circo literario de Dan se de cuenta de que estás desperdiciando el tiempo con un idiota.
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Esa mañana recibí un mensaje de Dan citándome en el penthouse van der Woodsen. Al parecer su libro iba a ser publicado, su nombre sería anunciado finalmente como el autor anónimo del que tanto se está hablando en la ciudad, quería contarle a todos los involucrados antes que sea tarde.

Llegué al mismo tiempo que Blair, Chuck y Monkey.

— ¿Qué hacen ustedes aquí? —preguntó Nate.

— Supongo que todos recibimos el mismo texto de Dan —respondió Blair.

— La última vez que estuvo tan callado, apareció con un bebé —recordó Rufus.

— No te preocupes, no vas a ser abuelo... aunque creo que Dan va a dar a luz en otro sentido —comenté cautelosa.

Me miraron sin entender, yo sonreí de lado. Oh, me encanta saber cosas que los demás no.

Serena apareció, acercándose lentamente cuando nos encontró en la sala.

— Bien, estoy segura de que así empiezan todos los misterios de asesinatos.

— Serena, ¿cómo está tu trabajo? —le preguntó Charlie.

— Genial, en realidad —sonrió entusiasmada.

— Por supuesto, tan genial que no tiene tiempo para mí —refunfuñó Blair.

— Bueno, lo tendría si no estuvieras dormida cada vez que llego a casa.

— Todavía tengo jet-lag.

— ¿Pero no has estado en casa por semanas ya? —cuestionó Charlie.

— Sin duda se siente de esa forma cuando estoy a tu alrededor.

La verdadera razón, es probablemente por el hecho de que está embarazada. Por ese motivo Chuck lloraba cuando lo encontré después del desfile. Es triste, y casi poético, que haya dejado de sentir emociones por Blair, y que luego comience a hacerlo nuevamente por ella.

— Serena, tengo una pregunta rápida —dijo Nate—. ¿Conoces a alguien llamada Ivy, por casualidad?

— No... no lo creo —frunció el ceño—. ¿Por qué?

— Encontré su teléfono, pero no sé cómo devolvérselo. Tu número estaba en su guía.

— ¿Cuál es el número? —abrió su bolso—. Lo marcaré.

— ¡Miren! —gritó Charlie—. Ahí está Dan.

Dan se acercó sosteniendo una caja. Tenía una expresión casi temerosa en su rostro.

— Hola a todos. Muchas gracias por venir.

— Solo tengo cinco minutos —avisó Serena.

— Espero que sea muuy importante —dijo Blair.

— ¿De qué va todo esto? —preguntó Nate.

— ¿Está todo bien? —indagó Lily.

— No es sobre mí, ¿no? —cuestionó Charlie.

— Sí, ¿qué ocurre, Dan? —continuó su padre.

— Esto va a ser divertido —concluyó Chuck.

Intenté no echarme a reír. Dan tomó aire al finalizar ese bombardeo, dejando la caja sobre la pequeña mesa de café.

— Siento llamar a todos con tan poco tiempo, pero... De acuerdo —suspiró frotándose las manos—. ¿Saben que ha habido toda esa especulación sobre el libro que está siendo publicado por un autor anónimo?

—Sí, Gossip Girl ha dicho que es sobre nosotros —respondió Nate.

— Sí, seguro sea escrito por un perdedor que ni siquiera nos conoce —agregó Blair.

— Bueno, no exactamente —Dan se estiró para abrir la caja—. Porque yo soy ese perdedor —levantó un libro—. Yo lo escribí.

Las expresiones de todos eran un poema.

— Y está basado en... ti —le dio un libro Serena—, ustedes... todos ustedes.

Comenzó a repartir los ejemplares mientras lo observaban atónitos.

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Parece que va a hacer calor esta noche en esta vieja ciudad. Solo esperemos que el Chico Solitario y su libro no ardan en llamas.
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¿Qué opinaba yo de mi personaje? Bueno... No había leído todo el libro, pero sabía el final porque Dan no los contó a mí y a Chuck. Y no me siento identificada. No del todo.

Mi personaje, Hailey Payton, es una chica histriónica, coqueta y atenta con la gente que quiere; pero sus actitudes para los demás jamás son recíprocas. No parece ser vista más allá de lo externo. Además, sus padres están muy ocupados cómo para prestarle atención a sus dramas, por lo que se convierte en una adicta... en varios aspectos. Para colmo, sus relaciones son temporales, generalmente porque ella es la mejor jugando con los sentimientos de la gente, lo que la vuelve una persona muy insustancial. Su final es abierto, así que no termino de definir mis sentimientos hacia el personaje.

Prosiguiendo con la situación actual, nos encontramos en la sala, algunos leyendo el libro y comentando de vez en cuando. Yo jugaba con Monkey cuando la risa escandalosa de Lily llamó la atención.

— ¿Qué es tan gracioso? —le preguntó Nate.

— Hm, creo que deberías preguntarle a Dan.

Reprimí una risa porque ya sabía de qué se trataba. Por su lado, Dan se encontró con la necesidad de hablar cuando todas las miradas recayeron sobre él:

— Bueno, puede que haya hecho tu personaje un poco...

— Gay —completó Chuck.

Nate abrió los ojos con sorpresa.

— Espero que esté bien —dijo Dan—. Y tú deja de disfrutar tanto esto —le pidió a Chuck.

— Querías que sintiera algo, lo estoy haciendo ahora —se defendió Charles.

Nate pareció pensar la situación unos segundos antes de hablar:

— ¿Tengo juego?

— Oh, definitivamente —respondí divertida.

— Ah —asintió—. Estoy bien con eso.

Las cosas que le importan.

— Sé que va a hacer un poco raro con todo el mundo leyendo personajes inspirados en sí mismos, pero quiero dejar claro... Este libro es pura ficción —dijo Dan—. Y, um, después de que lo lean, espero que se sientan tan bien sobre ello y conmigo... y que vengan a la fiesta esta noche. La editorial anunciará que soy el autor, así que...

— Claro —contestó Nate—. Por supuesto que estaremos ahí.

— Mejor léanlo primero y después decidan, ¿sí? Ya saben, no tuve mucho tiempo para hacer cambios, y algunas cosas no son exactamente como lo habría querido.

— Bueno, un artista nunca siente que su trabajo es perfecto. Es bueno esforzarse por más. Estoy tan orgulloso de ti, hijo —Rufus le palmeó el hombro—. Cancelaré mi día entero con Panic solo para poder saborear tu libro.

Dan le dedicó una sonrisa débil.

•••

Luego del anuncio, Chuck, Dan y yo nos dirigimos al Empire. ¿Se estaba armando un nuevo trío? Nate está ocupado últimamente, pero esta amistad me sorprende. Y debo decir que también me gusta.

— Gracias por dejarme quedar aquí —le dijo Dan a Chuck.

Estábamos sentados en el sofá mientras Chuck servía unos tragos en la barra detrás de nosotros.

— Estoy disfrutando bastante viéndote retorcerte... ¿escocés? —ofreció.

— Son como las dos de la tarde —Dan frunció el ceño.

— ¿Entonces valium? —pregunté divertida.

Chuck se sentó en el otro sofá luego de darme mi vaso.

— Supongo que mi papá ya va por la mitad ahora, y Nate probablemente siga en la pagina veinte —suspiró Dan. Reí, eso era muy cierto—. Me pregunto si se van a enojar conmigo. Alessandra dijo que no es tan mordaz. Y yo... soy muy duro conmigo mismo. Espero que puedan ver eso.

— Deja de lloriquear —bufó Chuck—. No eres la primera persona que usa el mundo que lo rodea para buscar inspiración. ¿Tu padre no se hizo temporalmente famoso por cantar sobre Lily?

— Sí, pero mi libro no es una canción de amor, ¿sabes?

— Creo que no comprendes la belleza del arte si no lo ves objetivamente —opiné.

— ¿Por qué ustedes no están enojados conmigo? —nos miró confundido—. Tu personaje muere... accidentalmente, pero no es un final feliz —le dijo a Chuck—. Y el tuyo, Ash, vive solitariamente en otro continente. Devastada, con una nueva identidad.

— Al contrario de lo que dices... aunque claramente ficción —contestó Chuck—. Nunca usaría un cinturón para suicidarme. Usaría una bufanda chartreuse, mucho más suave.

— Y yo nunca me iría de Nueva York porque un grupo de idiotas no me validan —continué, con una expresión desinteresada—. Aunque tampoco es malo recorrer el mundo en busca de nuevas oportunidades.

— Bueno, esperemos que todos compartan sus opiniones.

— El éxito tiene un precio —le dijo Chuck—. El artista debe estar solo para observar a la multitud, ¿verdad?

El teléfono de Dan comenzó a sonar.

— Gracioso, Vanessa dijo lo mismo... Hola, papá —atendió su teléfono—. ¿Hablas en serio? —nos miró sorprendido—. Bien, tú vienes. De acuerdo —su teléfono volvió a sonar—. Tengo otra llamada, pero... te veré esta noche, ¿sí?

Chuck y yo nos miramos con un sonrisa mientras Dan seguía atendiendo llamadas.

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Parece que las cosas están mejorando para el Chico Solitario. Esperemos que realmente hayan leído el libro y no lo hayan juzgado por su portada.
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Stella decidió acompañarme a ir de compras. Nada grita más mejores amigas por siempre que pasear juntas por Madison. Ya había notado más de cinco cámaras en veinte minutos.

— Creo que también debería conseguirme algo —dijo mientras caminábamos por la tienda de Dior—. Una amiga me regaló una copia anticipada de este nuevo libro de un autor anónimo de Nueva York, esta noche será la presentación. Todos en la ciudad están tratando de averiguar quién es.

— Bueno, yo sé quién es —contesté vagamente, mirando unos vestidos—. Hasta una vez me acosté con él...

— Cállate, de ninguna manera —dijo con asombro—. ¿Eres "Hailey"? La castaña de ojos azules seductores.

— Supongo que soy yo —me encogí de hombros.

— ¿Realmente enviaste cajas de champán a tu escuela?

Detuve mi búsqueda para mirarla. Tenía una sonrisa gigante en su rostro.

— ¿Eso es lo que escribió? No, una vieja amiga me estaba gastando una broma.

— ¿Pero sucedió? —preguntó riendo. Yo no lo negué ni lo confirmé—. Ahora entiendo por qué llenas los titulares de chimentos.

— Eso fue en la secundaria —resoplé mientras retomaba el paso—. Ya sabes lo enfocada que estoy para revertir eso. Él también. Sigue leyendo.

•••

Me arreglaba para la fiesta cuando el sonido de mi teléfono me interrumpió.

Llamada entrante: Archi.

Sonreí al ver de quién se trataba.

— ¿Quieres consejos para peinar tu cabello esta noche, galán? —bromeé al atender.

Ja, ja, ja —ironizó Nate—. No me importa que Dan me hiciera gay.

— No, en realidad me ofendió un poco que no me hiciera a mí gay... Pero pensé que te molestaría más que te combinaran con Eric.

¿Disculpa? —preguntó confundido.

Creo que metí la pata.

— No lo leíste, ¿no?

¿A qué te refieres con combinado?

— Tu personaje es dos años más joven que el resto. Y su mejor amiga, Frankie, es la hermana pequeña del narrador... De hecho, la única cosa que creo que compartes es el lacrosse y un buen pedigrí político.

Se quedó en silencio unos segundos.

— ¿Otra vez, cómo se llama mi personaje?

— Derek.

Huh...

— Cómo sea —suspiré—. ¿A qué se debe esta maravillosa llamada?

Quería preguntarte con quién irías esta noche, si es que van con alguien...

Su declaración me sorprendió, ciertamente.

— ...pero ahora no estoy tan seguro de si voy a ir yo tampoco.

Oh.

— ¿Y qué piensas hacer en su lugar entonces? ¿Revisar los elementos perdidos con Diana?

Ni siquiera sé por qué me interesa.

Quizá, sí.

— Bien, que la pases genial —contesté apurada—. Debo irme.

Clay...

Colgué antes que terminara.

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¿Podemos atrevernos a creer? ¿La Reina B y el Chico Solitario haciendo la hazaña? Incluso tengo que admitir que es una idea novelesca.
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Al llegar a la fiesta conversé con un par de personas, me tomé fotos con otras. Después de unos minutos me aburría, y no paraba de analizar las miradas que algunos presentes me dedicaban, sintiéndome un animal de circo... Un poco de alcohol en mi sistema es lo que necesito ahora para no preocuparme.

— ¿Te invito un trago? —escuché a una voz masculina detrás de mí.

Me di la vuelta, analizando al hombre correspondiente unos segundos. Era apuesto, parecía tener unos años más que yo.

— Llegas tarde —levanté mi copa de martini.

Él sonrió.

— Siempre hay lugar para otro —se acomodó a mi lado—. O quizás podemos saltárnoslo.

Abrí mis ojos con interrogación.

— ¿Disculpa?

— Soy Roy Scott —me tendió la mano, la miré sin tocarla—. ¿Ashley Clayton?

— Sí... —me detuve a pensar—. ¿Eres escritor de Vanity Fair, cierto? Creo que leí algunos artículos sobre mí que llevaban tu nombre.

— Punto —guiñó un ojo—. Creí que, por tu forma de ser, no te molestaría perderte este evento e ir a un lugar más privado.

Lo miré tratando de comprender si era cierto o no lo que estaba escuchando. ¿Acaso los hombres no se cansan de ser imbéciles?

— Entonces, ¿crees que por escribir reportes sobre mis gustos de moda ya sabes todo de mi vida? —alcé una ceja—. Debe mejorar sus métodos de acercamiento, señor Scott. Supongo que debes estar aquí para trabajar.

— Lo estoy haciendo. Creí que la personalidad de Hailey saldría a luz.

Bien. Lo que faltaba.

— ¿Si sabes que es ficción, no? No sufro de trastorno de identidad disociativo.

— Bueno, en realidad creo que te pareces bastante —se rascó la barbilla—. Estás sola, bebiendo tragos como si te encontraras en un bar en la época de prohibición. Tienes ese semblante fácil de derribar. Y te estuve observando. Revisabas tu teléfono cada dos minutos... ¿acaso esperas que alguien especial llegue? Quizás esa modelo, Stella —me miró serio—. Dicen ser amigas, pero luego de leer el libro... quizás solo es tu nuevo juguete.

Lo miré estática. Me sentí tan vulnerable en ese momento. Y, de algún modo, terminé de comprender unas cosas.

— ¿Sabes qué? Eres un idiota —dije—. No soy una necesitada de afecto. Si piensas que pinchándome vas a conseguir un comentario de mí para llenar tu ridícula columna, estás equivocado.

— Hmm, pero ya lo hice —sonrió

Quise golpearlo en ese momento, aunque sabía que no era el responsable de mi malestar. Me dejé llevar y ahora había obtenido lo que buscaba.

Me levanté del asiento y me alejé, largando aire por la nariz. Chuck estaba sentado en un sofá, leyendo. Me acerqué al mismo tiempo que Serena se paraba frente a él.

— Oye, ¿sabes dónde está Dan? —me preguntó—. ¿Pueden creer lo que escribió sobre mí?

— ¿Qué parte? —cuestionó Chuck—. Sabrina es glamorosa, sexy, hermosa.

— ¿Egoísta, insensible, superficial? —agregó.

— Te puedo decir por experiencia, todo el mundo ama a un villano.

— Sí, le dije a Blair lo mismo... pero luego me di cuenta de que si eso es cierto, ¿por qué estás siempre solo?

Blair llegó corriendo al instante. Chuck intentó decirle algo, pero ella lo detuvo.

— ¡Ni una palabra! —levantó un dedo—. ¿Han visto a Dan? —nos preguntó.

— No, ¿y tú? —respondió Serena.

— ¡¿Viste lo que escribió sobre mí?! —las dos gritaron al mismo tiempo.

Bueno, al menos no era la única conflictuada en este momento. El problema es que yo sí había leído el libro y estaba... conforme con lo que decía. Hasta hace un rato.

— No, no tuve tiempo de leerlo todo —contó Serena—. Solo las partes sobre mí.

— Yo también —suspiró Blair.

Me crucé de brazos, mirando a mi mejor amigo con interrogación:

— ¿Charles?

— Miren el estudio —sugirió tranquilo.

Las tres nos dirigimos rápidamente hacia allá. No sé qué esperaba decir, pero en ese momento estaba demasiado confundida. Blair corrió las puertas de vidrio y entró como un toro enojado. Dan estaba sentado en un escritorio, hablando por teléfono.

— ¡Tienes mucho que explicar, Humphrey!

— Lo siento mucho, me fue imposible salir antes —le dijo a Blair—. Nate, te voy a llamar luego porque Blair, Serena y Ashley están aquí —continuó hablando por teléfono— No, no, espera —se cortó la llamada, haciéndolo suspirar—. Nate está...

— ¿Furioso? —preguntó Serena—. Sí, porque yo también lo estoy.

— Y yo estoy más furiosa, suponiendo que eso es posible —dijo Blair.

— Podría perder mi trabajo por esto —se quejó Serena.

— ¡Podría perder a mi prometido! —gritó Blair.

— Espera, ¿qué? —cuestioné mirándola—. No leí tus partes.

— ¡Escribió que nos acostamos! —Blair señaló a Dan molesta.

Casi me ahogo con mi propia saliva.

— ¿Te acostaste con Dan? —preguntó Serena confundida.

— No, por favor, ¿de verdad crees que lo haría? —Blair frunció el ceño.

— No es lo que piensas —se defendió Dan.

— ¿Es eso cierto?

— Por supuesto que es cierto —intervino Louis, los cuatro lo miramos entrar a la habitación—. Por eso me has pedido destruir tu historia —acusó a Dan—. Y por eso me dijiste que no la leyera. Vine aquí porque pensé que mis sospechas eran ridículas... resulta que el único ridículo soy yo. Lo tendría que haber sabido

Alessandra, la agente de Dan, entró al estudio impidiendo que Louis se vaya.

— Dan, tu padre y tu madrastra quieren... Oh, ¡genial! —sonrió mirándonos—. Todos aquí.

— ¡Hola! —apareció Lily sonriendo.

Estaban completamente fuera de lugar.

— ¡Esta es la oportunidad perfecta para una foto! —Alessandra nos acomodó a todos detrás de Dan—. Increíble.

Sonreí tratando de lucir lo más naturalmente feliz que pude. El aire estaba tan tenso que creí que nos consumiríamos.

— ¡Inside! —gritó Rufus a ver el flash.

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Parece que la mejor pieza de ficción es la gente realmente feliz por Dan Humphrey.
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Una vez que capturaron la perfecta imagen falsa, los cuestionamientos no tardaron en llegar otra vez.

— ¿Es esto lo que has estado tratando de decirme todo el día? —le preguntó Serena a Blair.

— No, porque ya dije nunca sucedió... ¡Nunca sucedió! —se dirigió a Louis.

— ¡No creo una palabra de lo que dices! Tú mismo dijiste que Dan no tiene imaginación.

— Está bien, gracias —murmuró Dan—. Pero, Louis, no sucedió.

— Nunca te mentiría —Blair miró a su prometido—. Lo sabes.

— Contigo nunca se sabe... ese es el problema.

— Vamos a ver a los invitados —murmuró Lily, huyendo de la escena—. Vamos, Rufus.

Que movimiento inteligente.

— No tengo ninguna razón para estar aquí por más tiempo —dijo Louis.

Entonces se fue, y Blair lo siguió. Serena se marchó luego de decirle a Dan que hablarían más tarde.

Y Alessandra abrió la puerta de vidrio.

— Por favor, dime que ya es hora de mi entrada —pidió Dan.

— Todavía no, pero estarás bien aquí con tu amiga —me miró sonriendo.

Me crucé de brazos cuando volvió a cerrar la puerta.

— Sí, bueno... —Dan se frotó la frente, mirándome—. ¿Cómo está ahí afuera?

— ¿Eso tienes para decirme? —alcé una ceja.

— ¿Perdón? No me digas que también estás enojada —suspiró—. Tú sí sabes que es ficción.

— Tal vez, ¿pero tú? ¿Y los demás? No veo a nadie comportándose como si lo fuera. Quizás si soy una adicta como Hailey... a la indiferencia.

— Ash, no eres ese personaje. Eres superior en todos sentidos, tienes otras herramientas. Y todo el mundo está fascinado contigo.

— Todo el mundo es un término muy amplio...

— ¿Esto es por Nate? —inquirió sin comprender—. ¿Ya te volviste a enojar?

Por favor que sea un chiste.

— ¿Soy superior al resto pero de repente mi mundo gira alrededor de una ex relación fallida? —solté una risa histérica—. Sí, creo que piensas que soy más Hailey de lo que quieres admitir.

— Tú fuiste la que dijo que las personas que no saben apreciar la belleza objetiva de una obra, nunca comprenden el arte.

Lo miré en silencio por unos segundos.

— Sí —asentí—. Al parecer no comprendo el arte, porque no logro apreciar como mi "amigo" piensa que soy una persona prescindible en la vida de cualquiera.

Abrió la boca un par de veces, pero se quedó callado. No tardé en dar media vuelta y salir por la misma puerta que los demás. Sin opción de quedarme en el resto de la fiesta.

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Parece que Dan Humphrey ha tomado la vía rápida para pasar de Chico Solitario a Chico Único.
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Ya era otra mañana. Me sentía algo tonta por lo que ocurrió anoche, pero en el fondo sabía que no había mentido para nada. Lo que lo hacía peor.

Ahora desayunaba en mi cocina mientras conversaba con Stella por teléfono. Me había llamado porque supuestamente tenía algo que comentarme.

— Te alegraran escuchar las reseñas del libro de mi gran amigo —dije leyendo un periódico—. The New York Post lo llamó la "voz potencial de su generación", y The New York Times dijo que el libro es "un retrato de la élite de Manhattan con la porción justa de patetismo". Si dijera patético sería una descripción más acertada —bufé—. Pero supongo que será bueno para ti que te involucren con uno de los personajes.

¿Qué sucede? —cuestionó Stella—. Ayer parecías más contenta sobre el libro.

— Creí haber evolucionado desde la secundaria, pero no sé si los demás piensan lo mismo. Al igual que entonces, todos parecen saber más de mí de lo que yo lo hago...

Traté de no sentirme estúpida por abrirme a una desconocida que lo único que quiere de mí es, más o menos, utilizarme. Preferí dedicarle mi atención a la tostada que comía.

Mira, yo no sé mucho sobre ti, pero por lo poco que te conozco, pareces ser una buena persona, que se preocupa más por los demás que de sí misma. No creo que seas superficial, en realidad eres muy inteligente... tu imagen no es lo único interesante de ti solo porque tu belleza llama la atención.

Me quedé en silencio mientras absorbía lo que decía. ¿Soy muy idiota si me hace sentir bien tener su validación?

Sí, probablemente lo sea.

— Bueno, gracias —contesté tartamudeando, sin saber bien que decir—. Y, ya que estamos hablando en serio... creo que tengo que advertirte de algo. Roy Scott, el periodista de Vanity Fair, puede que se haya metido bajo de mi piel ayer. No es que no me preocupe como puede impactar su nota en mí, pero también te involucro. Te trató como si fueras mi juguete, así que lo siento.

Me sorprende que hayan tardado tanto en sacar esa conclusión...

— De nuevo, perdón. Que se asuma sobre tu sexualidad tal vez no sea lo que pensaste que pasaría al entrometerte conmigo.

— No tienes que disculparte, es cierto que me gustan las mujeres.

Su declaración hizo que casi me atragante con mi tostada. Ciertamente no estaba esperando eso. Pero creo que eso explica por qué tiene tantas "amigas" en la ciudad, huh.

— Aunque quizás yo tenga que disculparme contigo —continuó—. Sabía que era un riesgo que te vean como mi próxima novia, debí habértelo dicho. Espero que no haya ningún problema.

— No, está bien. En realidad prefiero que me involucren con una mujer antes que con un hombre... Los hombres apestan.

— ¿Alguna vez has estado con una mujer?

Su pregunta pasó a segundo plano cuando la puerta principal se abrió, dejando pasar a Chuck. Me había escrito hace un rato diciendo que vendría.

— Lo siento, debo irme —le dije a Stella—. Puedes mandarme un mensaje sobre esas clases que recomiendas que tome.

Bien —contestó seria. Supongo que se le terminó la dosis de buen humor—. Adiós.

Colgó antes de que yo pudiera hacerlo. Justo en ese momento Chuck se acercó. Le sonreí, levantándome de mi asiento.

— Hey.

— Gracias por recibirme —me dio un beso en la mejilla.

— Por supuesto. ¿Necesitas hablar?

Observó el periódico que estaba sobre la mesa. Era el Vanity Fair. Sí, no pude luchar contra mí misma y tuve que comprarlo. Pero aun no había encontrado el apartado sobre mi rabieta, me detuve leyendo sobre anoche.

𝐅𝐢𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨 "𝐈𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞" 𝐫𝐞𝐮́𝐧𝐞 𝐚 𝐬𝐮𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐚𝐠𝐨𝐧𝐢𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐌𝐚𝐧𝐡𝐚𝐭𝐭𝐚𝐧.

— Parece que estoy siempre solo —murmuró viendo una fotografía.

Era la capturada en el medio del caos.

— Pensé que te gustaba así.

— No quiero ser siempre el chico malo, al que nadie le importa si vive o muere —admitió angustiado.

— Es solo un libro —resté importancia.

Pero ni yo lo creía.

— ¿Y si no lo es?

— Hay gente que se preocupa mucho por ti, si los dejas.

— Ya perdí a Blair —agachó la cabeza

— Lo sé. Y lo siento —lo tomé del rostro, obligándolo a que me mirara—. Pero te aseguro que nunca me perderás, tendrás que soportarme toda tu vida —alcé las cejas divertida—. Y créeme que no se siente mejor del otro modo. Cuando más gente te rodea... más te das cuenta la soledad que tienes.

Chuck parecía preocupado, pero estaba más animado que antes.

— Entonces siempre me tendrás. Lo prometimos, ¿recuerdas?

Asentí sonriendo.

══════════════════════
En literatura, hay miles de finales... Algunos felices, otros tristes. Algunos terminan con un giro. Mientras que algunas historias abren la puerta a algo más.

Luego están los finales de cuento de hadas donde la niña obtiene a su príncipe. Finales que te vuelven introspectivo sobre tu propia vida y tu lugar en el mundo. Y luego está el final que viste venir a una milla de distancia y, sin embargo, todavía te toma por sorpresa.

Pero no se preocupen, mis amigos del Upper East Side. Esta historia no está acabando. Este es apenas el comienzo de un capítulo nuevo.

XOXO, Gossip Girl.
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