Segunda parte del one shot anterior.
Un grito resonó en los aposentos de la menor, Helaena había llegado a tiempo junto a sus hijos, con ayuda de Jace y Daemon.
—¿Aegon? —gruñó Daemon sacando su espada.
—Tranquilo tío, eres mi favorito. ¿Lo sabías? Vine por el nacimiento de mi sobrino.
—¿Sobrino? ¿Qué no crees qué mi nieto sea un bastardo?
—No, yo...
—Aegon y Aemond pelearon por el tema de la legitimidad. —intervino Helaena. —nosotros le creemos a Aérea.
Daemon miró a Rhaenyra quien asintió brevemente, para después guardar su espada.
—Mi dulce hermana, Aegon.
—Eso dolió.
—Mi dulce hermana, hermano.
—Eso me gusta más.
—Aérea dará a luz pronto, según dicen los maestres.
—Ya quiero ver la cara de imbécil que pondrá Aemond cuando vea que ese niño es su copia.
Un segundo grito se volvió a escuchar, con parteras sudando, sacando sábanas con sangre y trayendo cubetas con abundante agua.
—Parece que el bebé se adelantó.
—Sus altezas, la princesa Aérea ha entrado en labor de parto, hace un minuto, más o menos.
—¿Cuándo creen qué nazca?
—Sí la princesa tiene suerte, nacerá dentro de unas horas.
—¿Horas? —Aegon era el único asustado, Rhaenyra y Helaena sabían del proceso y de su duración, hasta Daemon quien lo miraba riendo.
—¿Primera vez sabiendo cuánto dura un parto? Nuestras bellas mujeres son increíblemente fuertes.
—¿Cómo qué va a durar horas?
—Pueden ser menos o más, todo dependerá del infante.
Un tercer grito se escuchó desde el lugar, nuevamente las parteras gritaban por un maestre, cambiaban las sábanas y traían nuevamente cubetas con agua.
El maestre se despidió de estos para volver al trabajo, dejándolos ansiosos.
[***]
Un último grito salió de los labios de la menor, con un llanto y un último esfuerzo para sacar la placenta.
—¿Qué es?
—Es un varón, mi princesa.
—¿Es sano?
—Fuerte y sano como un dragón mi princesa. —dijo la partera acercando al bebé a su madre.
—Mi pequeño Osferth. —murmuró mirando el cabello rubio de su hijo.
—Un niño, por lo que escuché. —dijo Daemon entrando al lado de Rhaenyra y sus sobrinos.
—¿Cómo se llama?
—Osferth.
—¿Maegor Osferth?
—Sí.
—Me gusta. —dijo Helaena. —¡Es idéntico a Aemond cuando nació!
—Lo sabía. —dijo Aegon con orgullo. —pequeño niño, y creer que te juzgaban de bastardo, eres igual al idiota de tu padre, pero más lindo.
—Espero que no haya sido un parto difícil, hija mía.
—Fue doloroso, pero estuvo bien.
—¿Así qué Osferth?
—Leí ese nombre en un libro antiguo, así se llamaba un valiente monje que murió en batalla. —dijo mirando el cabello de su hijo. —no quisiera que mi hijo muriera en batalla, pero...
—No hacen falta explicaciones, tiene el nombre de un rey sanguinario, descuida.
—La reina va a pedir que lo lleves.
—Mi hija no va a viajar en estás condiciones. —dijo Rhaenyra. —viajará cuando esté en mejores condiciones.
—Llevaré a Osferth cuando tenga más edad.
—Será lo mejor, nosotros tenemos que volver antes. —dijo Aegon besando la frente de su sobrina. —supongo que tengo que agradecerte Rhaenyra.
—¿Por qué?
—Por hacer a mi sobrina, me cae bien.
Rhaenyra rió provocando risas en todos los presentes.
—Bien, cariño te dejaremos para que descanses.
—Aérea asintió mirando como se iban del lugar. —Mi pequeño Targaryen. —dijo y besó su mejilla.
[***]
El rey Viserys había organizado un torneo con anticipación de siete días para celebrar el día del nombre de su bisnieto.
El decimosexto día del nombre del hijo de Aérea Targaryen había llegado, con ello, el volver a ver a Aemond.
—¿No estás emocionado?
—¿Por qué lo estaría? ¿De ver al hijo bastardo de Aérea y Lucerys?
—¿No te da emoción ver sí es tu hijo?
Alicent los calló, Aegon recobró su compostura mientras que Aemond permanecía igual que siempre, frío y recto.
Las puertas del Comedor se abrieron abrieron ver a la familia de Rhaenyra Targaryen.
—Rhaenyra Targaryen, princesa de Rocadragón, heredera al Trono, junto a su esposo Daemon Targaryen y sus hijos, Jacaerys, Lucerys, Aérea, Joffrey, Aegon III y Viserys II y su único nieto, Osferth Velaryon.—dijo un guardia anunciante.
Rápidamente todos los presentes se pusieron en pie, observando a la familia, bajando las cabezas al verlos pasar, pero no podían disimular su sorpresa sorpresa mirar al hijo de Aérea.
Una copia del príncipe Aemond.
—Padre. —dijo Rhaenyra sentándose a su lado. —es gustoso volver a verte.
—Lo mismo digo, hija mía. ¡Mis nietos! ¡Hermano! ¿Cómo han estado?
—Estamos bien, hermano. —sonrió Daemon dándole un codazo a Osferth quien estaba aferrado al brazo de su madre.
—¡Aérea! ¡Mi única nieta y mi único bisnieto! —Viserys se levantó y abrazó a ambos. —mírate, ya no eres un bebé.
—Abuelo. —sonrió Aérea. —él es Osferth, Osferth, él es el abuelo, el rey Viserys.
—Sólo abuelo Viserys, eres idéntico a tu padre.
—¿A mi qué?
—A nadie. —dijo Daemon rápidamente.
Aemond miraba la escena confundido, podría jurar que aquel bebé en el vientre de Aérea no era suyo.
—¿Impresionado?
—Cállate.
—Es igual a Aemond. —murmuró Alicent. —¿Ustedes sabían de esto?
—No.
—Niños.
—No sabíamos nada.
—Les creeré.
—Yo no, ese niño es idéntico a mí. ¿Cuándo nació?
—¿Quién? ¿El bastardo de Lucerys y Aérea?
—Aegon.
—¡Esto jamás hubiese pasado sí no hubieses dudado de la lealtad y del amor de Aérea por ti! —gritó Aegon pero debido a la música no se había escuchado.
—¿Puedes culparme? Pasaban horas juntos, en su mayoría solos.
—¿Eres tan inseguro cómo para creer qué Aérea estaría con Lucerys?
Aemond no dijo nada, se levantó de su asiento bajo la mirada asustada de Alicent.
—¿Me concede esté baile, princesa Aérea?
—Aérea miró a Osferth, quien hablaba animadamente con su tío. —¿Es correcto qué me pida un baile después de la anulación del divorcio? ¿Qué pensaría su esposa?
—No tengo esposa, y de tenerla, su pensamiento me es irrelevante. —dijo aún con la mano extendida. —¿Bailamos o no?
—No tengo deseos de bailar con usted, príncipe Aemond.
—Es una lástima, yo sí. —dijo y tomó a Aérea del brazo, llevándola a la pista de baile.
Rhaenyra y Viserys observaron la pista, con cada paso que daban Rhaenyra partía el pollo cada vez más fuerte.
—No me importan sus deseos, príncipe Aemond, déjeme volver con mi...
—¿Tu hijo? ¿Nuestro hijo?
—Es mi hijo.
—Aérea, ese niño llamado. ¿Jasper?
—Osferth.
—Ese, es idéntico a mí. ¿Realmente no cree qué la sangre llama? Su huevo eclosionó hace dieciséis inviernos.
—¿Cómo dice?
—El huevo de nuestro hijo eclosionó hace dieciséis inviernos, un día después de que Aegon y Helaena partieran. —dijo dándole una vuelta. —por eso sé que es mi hijo, los huevos de dragón eclosionan más rápido sí son hijos de un Targaryen.
—¿Se le olvida qué también soy una Targaryen, príncipe Aemond? ¿Y mis hermanos también?
—No me cabe duda que usted sea una Velaryon, princesa Aérea.
—No estoy hablando de eso, el huevo eclosionó porqué soy una Targaryen, y mi hijo también lo es.
—Sigue igual de hermosa que hace dieciséis inviernos atrás.
—Supongo que tengo que agradecerle, usted se ve mayor.
—Claramente, me veo mayor, envejecí. —pero aquello no era cierto, apesar de que Aemond ya contará con más de treinta días del nombre, se veía exactamente igual que cuando tenía veinte. —pero a usted no se le han pasado los años.
—Belleza Velaryon Targaryen, supongo.
—¿Cómo ha sido él? ¿Fue un parto difícil?
—Osferth ha sido un buen hijo, el parto no fue el mejor pero estuvo estable.
—¿Por qué ponerle Osferth? ¿Por qué no... Aegon, Viserys, Baelon, Maegar?
—Se llama Osferth Maegor.
—Targaryen. —Aemond sonrió en su dirección.
—Velaryon Targaryen, lleva el apellido de sus padres. —dijo y la sonrisa de Aemond se borró.
—¿Hasta cuándo va a seguir negándome mi paternidad?
—¿Recuerda qué hace quince inviernos atrás usted negó su paternidad? ¿Cree realmente qué dejaría qué la persona qué dudó de mí y llamó a mi hijo bastardo se acerqué a nosotros nuevamente? Usted perdió ese derecho hace muchos años, príncipe Aemond.
—Ese niño es de los dos. ¿Quiere qué le recuerde la manera en la qué usted me recibió?
—Era una adolescente hormonal.
—Su cuerpo fue hecho para mí, ese día lo comprobamos.
—Supongo que lo sabe porqué ya ha probado otros cuerpos. ¿No es así?
—No he tenido motivación. ¿Y usted?
—Cregan es... muy bueno, creo que nos complementamos perfecta...
Aemond tomó bruscamente su cara, Rhaenyra y Viserys miraron nuevamente a la antigua pareja, en media de la pista de baile, las parejas bailando a su alrededor, sólo ellos habían se habían detenido, Aemond tomaba sus mejillas mientras Aérea no le bajaba la cabeza.
Aún le seguía llevando dos cabezas de diferencia.
—Mientras no vuelva a pasar lo que sucedió hace muchos inviernos, hija mía.
—Espero realmente que no, padre.
—Abuela.
—Dime Osferth.
—¿En dónde está mamá?
—Está en la pista de baile, bailando con su tío Aemond.
—¿Por qué la está tomando así? —de lo que Osferth no se había logrado salvar era del mismo carácter que el de su padre. —¿Quién cree qué es?
—Osferth, tal vez le está examinando la cara. —dijo Aegon e inmediatamente todos en la mesa lo miraron. ¿No había excusa más tonta?
Osferth se levantó de su lugar, siendo detenido por Lucerys.
—Pero...
—Osferth, descuida, Aérea está bien, sí Aérea desea puede patearle las pelotas a Aemond.
—¿Y sí le hace daño?
—¿Hacerle daño? Aérea es la debilidad de Aemond cariño. —dijo Alicent.
—Sí se le nota que le gusta. ¿Por qué no los comprometieron?
—Osferth cariño. ¿No has notado similitudes entre Aemond y tú?
—No. ¿Por qué ahora van a decir qué él es mi padre?
La familia Targaryen guardó silencio mirando al menor.
¿Cómo le dirían qué Aemond Targaryen el príncipe despiadado era su padre?