-Estoy feliz por tu matrimonio, sobrina. -el ojiazul miró fijamente a su sobrina.
-Gracias, tío Aemond.
-Lástima que tus hijos serán...
-Aemond. -Alicent intervino.
-Dilo. -gruñó Vineya.
-Bastardos. -dijo recibiendo una patada debajo de la mesa de Helaena.
-¿Mis hijos serán bastardos? Al menos mis hijos no son de mi hermana.
-Aegon quien estaba tomando vino empezó a ahogarse, para después mirar a su sobrina. -¿Visenya? ¿Qué has dicho?
-Jaehaera y Jaehaerys no son tuyos, Aegon. Son de tu hermano menor. Lo que los convierte en bastardos.
Aemond miraba a su sobrina, ya no le importaba guardar el secreto, tarde o temprano todos se enterarían de su paternidad con su hermana.
La mesa quedó en silencio. ¿Aemond había traicionado a su propio hermano?
-Hay un traidor en la casa, un receptor y un dictador. ¿Lo recuerdas tía Helaena? Lo dijiste hace dos lunas. -dijo Visenya sonriendo. -¿Quién es el traidor? ¿El tío Aemond o tú? Tía Helaena. ¿Quién es el receptor? ¿Aemond o tú? ¿Y quién es el dictador? ¿El tío Aegon?
-Visenya, hija. ¿De qué hablas? -Daemon cuestionó, sí bien sabía que su hija era un espía, jamás imaginó que tanto.
-Todos en el castillo lo saben, padre, en el Reino todos saben que el príncipe Aemond ha cometido actos incestuosos con su hermana mayor, dejándola en cinta hace dos años, cometiendo un acto de traición hacía su hermano el príncipe Aegon y un acto de traición hacía la corona. ¿Puedo seguir, su gracia?
Alicent se negaba a aceptar la realidad, tiempo atrás veía a Aemond y Helaena actuar extraño, con el nacimiento de sus nietos, Aemond había estado más presente que Aegon, ahora todo cobraba sentido.
-Puede seguir, princesa.
-Hace dos años el príncipe Aemond iba a comprometerse con una chica Baratheon, pero Lord Borros no lo permitió al enterarse de los bastardos del príncipe Aemond. ¿Qué excusas dio a la Corona? Empezando por una muy tonta, la chica Baratheon no quiso casarse con él, claramente, miente, una mujer por más que odié a su futuro esposo, no puede decidir, condena por género, supongo.
-Ya fue suficiente. -dijo Aemond parándose.
-¿Por qué? Ambos podemos jugar. ¿Querías jugar? Agradece que estoy enseñándote cómo.
-Silencio Aemond, puedes seguir, Visenya. -demandó Aegon.
Aemond quedó estático en su lugar. ¿Su hermano mayor le había dado una orden?
-¿No me escuchaste, Aemond? He dicho que te sientes.
-No eres el rey.
-Tú y Helaena se salvan de ello, sino, tú y tú puta y sus bastardos estarían exiliados del reino.
-¡Aegon!
-¿Qué sucede, madre? Me han traicionado, Visenya, por favor, sigue.
-Con gusto, tío Aegon, dio la excusa de su infertilidad, según tengo entendido. ¿Con quién pudo haber sido tan poco responsable sobre sus actos para dejarla en cinta?
Aemond y Helaena bajaron la cabeza, Aemond había dado excusas muy tontas, Helaena estaba avergonzada de haber permitido que su hermano fuese el padre de sus hijos.
-Finalizando, desde que el príncipe Aegon se casó con la princesa Helaena es que ha habido actos de traición, el príncipe Aegon el día de su boda estuvo volando sobre Sunfyre, al llegar a sus aposentos, vio salir a su hermano menor de la habitación, dejándolo pasar, creyendo que por su estado de ebriedad, lo había imaginado.
La mesa nuevamente quedó en silencio, Visenya era una princesa inteligente, la mujer más inteligente que el linaje Targaryen había tenido probablemente, sus cualidades le eran una bendición para el reino, pero no para sus tíos.
-Así que dime, tío Aemond, mis hermanos y yo somos bastardos, según especulan los traidores, pero. ¿Qué son Jaehaerys y Jaehaera?
Daemon rió, amaba la inteligencia de su hijastra, pero también amaba el estar vivo por el drama familiar que se formaría.
Jaehaera y Jaehaerys, los bastardos del príncipe Aemond, la deshonra del reino.
Alicent sollozó, el único hijo que había criado creyendo que sería un hombre recto le había fallado y su chiquilla, su dulce chiquilla que decía que su voz era encantadora también le había fallado.
Y no sólo a ella, sino que al reino entero.