-¿Así que no necesitas medicación, una cirugía o un trasplante? – Vuelve a preguntar Justin por décima vez mientras me pasa una Sprite.
Al entrar a la casa el rubio me exigió contarle que había dicho el Dr. Davis, así que lo resumí bastante aclarándole que luego de hacerme un par de exámenes y algunas placas el Dr. Davis concluyo que había sido una simple y ligera contusión y que perdí la consciencia por tanto tiempo dado al calor y la adrenalina de la situación.
Me rio inmediatamente al recordar el inicio de la incómoda consulta.
El Dr. Davis, un doctor no tan viejo con pelo marrón moteado de canas y una bata blanca que se ajustaba a su cuerpo en forma, nos invitó a sentarnos a Ryan y a mí al momento de entrar en su consultorio mientras él se dirigía al cómodo sillón al otro lado de su escritorio, el cual estaba frente a nosotros.
El me sonrió momentáneamente, mostrando sus dientes rectos mientras nos veía a Ryan y a mí.
-Así que, eh, dime Jenna, ¿Estas tomando algún tipo de anticonceptivo?
Abrí los ojos a más no poder ante la incómoda pregunta.
-Eh, uhm, no – Murmure, sonrojándome un poco mientras evitaba a propósito la divertida mirada de Ryan.
Oh, joder.
El Dr. Davis sonrió, enderezándose profesionalmente.
-Tu sabes, Jenna, no tienes que avergonzarte de nada, estoy seguro de que el Sr. Butler tiene conocimientos acerca de este tema, el sexo es algo muy normal en el ser humano – Dijo el con completa naturalidad mientras asentía hacia Ryan, causando que él se riera.
-Uh…
-En realidad necesito que me cuentes, y también me gustaría saber si estas en control de natalidad o algo, hay algunos anticonceptivos que no son adecuados para ciertas personas, tu sabes, según tu peso y altura, hay diferentes clases para cada persona – Él sonrió hacia mí.
Me sonroje aún más fuerte.
-No estoy tomando anticonceptivos – Murmure despacio.
-Oh – Él se vio sorprendido durante un momento - ¿Así que están usando condones?
Parpadee.
¿Yo y quién demonios…?
-Eh… - El me interrumpió.
-Le he dicho bastantes veces al Sr. Bieber acerca de ello, los condones no son cien por ciento seguros, olvida eso, son mucho menos seguros que la pastilla, y sé que el Sr. Bieber no puede permitirse el tener un “accidente” debido a su carrera – Dijo el hombre mientras remarcaba el “accidente” con sus dedos.
¿Qué mierda?
El rio y continuo hablando.
-Así que creo que deberías dejarme tomar tu peso y tu altura para que hablemos acerca de que anticonceptivo podrías empezar a tomar, y luego lo retomemos acerca de tu fuerte dolor de cabeza – El me guiño un ojo.
Qué demonios.
Escuche la carcajada de Ryan fuerte y limpia a mi lado.
Voltee mi rostro paralizado hacia él.
El muy pendejo casi se ahogaba con su risa.
¿Esto era lo que Justin hacia? ¿Enviaba a las chicas con las que tenía sexo hacia su médico personal para revisarlas? ¿A todas? ¿Qué jodida mierda?
-No estoy acostándome con Justin – Gruñí hacia un conmocionado Dr. Davis, sintiendo mi rostro en llamas, no sé si por indignación o por rabia.
-Oh, Dios, lo siento, señorita – Murmuro el Dr. Davis de una manera incomoda mientras miraba de Ryan hacia mí – Realmente el Sr. Bieber no especifico exactamente lo que tenía más que un fuerte dolor de cabeza, él dijo que usted me explicaría todo, y dado que el Sr. Bieber nunca había enviado a alguna amiga conmigo supuse cosas – El pareció sonrojarse mientras se acomodaba nerviosamente en su sillón – Los chicos de hoy tienen nombres extraños para llamar a sus novias, y una vez más, supuse que usted lo era – El me observo culpable.
Suspire de tranquilidad al saber que todos mis pensamientos locos estaban erróneos, demonios, eso fue malditamente insultante.
Él no era así, no podía ser así.
Él se acuesta con muchas chicas y lo sabes.
Lo sé, tiene una polla, y es un adolescente, así que cállate.
-No hay problema – Sonreí forzadamente hacia él.
Golpee el estómago de Ryan lo más fuerte que pude para que se quedara callado.
-Lo siento, lo siento – Tosió mientras se reacomodaba con una sonrisa.
Mire al Dr. Davis significativamente para que continuara con la estúpida consulta.
-Así que, bueno – Él se aclaró la garganta, tratando de tomar su papel profesional – Siento esta pegunta, pero ¿Estas manteniendo relaciones sexuales de algún tipo? – El me sonrió un poco avergonzado.
Define algún tipo.
Casi gemí ante lo que estaba a punto de decir.
Demonios.
-Soy virgen – Murmure, mirando hacia todos lados menos a la cara de Ryan. El Dr. Davis me miro sorprendido un momento antes de sonreír tranquilizadoramente.
Casi pude sentir a Ryan sonreír lentamente hacia mí.
Mierda.
Luego de eso, le hice jurar al pendejo de Ryan que no le diría nada a nadie nunca o si no le cortaría las bolas, era un poco vergonzoso ser virgen a mi edad, aunque tampoco era que tuviera cuarenta años, aun así Ryan me estuvo molestando acerca de eso el resto de la consulta.
-¿Qué es tan gracioso? – Dice Justin levantando la Sprite a sus labios para dar un sorbo, el movimiento de su nuez de Adam me distrae por unos segundos.
Como me gustaría pasar mi lengua por allí mientras el…
-Eh, nada, solo recordé algo – Murmuro sonriendo, mientras abro la Sprite para darle un trago también.
Justin se queda mirándome por más tiempo del que me gustaría para sentirme cómoda.
-Eres una de las chicas más extrañas que he conocido – Habla luego de un rato, sonriéndome con una linda sonrisa que crea unos hermosos y calientes hoyuelos en sus mejillas.
Me sonrojo un poco.
-Estoy segura de que has conocido chicas más extrañas – Me encojo de hombros medio sonriendo mientras me siento en una se las banquetas de la espaciosa cocina de Ryan, era básicamente como sabía que seria, una cocina tipo campestre bastante hogareña y encantadora.
Lindo.
-No, no – Dice el riendo, apartándose de la encimera donde se encontraba apoyado - ¿Sabes por qué lo sé?
-¿Por qué? – Pregunto, poniéndome verdaderamente curiosa.
-Porque eres la única chica a la que le he ofrecido un Sprite – El señala la lata en mi mano como tratando de dar énfasis – Y no ha dicho “Oh, solo agua por favor”.
No puedo evitar reírme.
-Suena como que solo hablas con modelos o famosas reconocidas – Le sonrió divertidamente.
Lo cual era la completa verdad.
Él es Justin Bieber por el amor de Dios, el chico no pierde tiempo con la normalidad. Él va por el juego completo.
Oh, cierra la boca.
Él sonríe un poco avergonzado.
-Así que… ¿Vives aquí en Los Ángeles? – Pregunta, tratando de desviar el tema supongo.
-No, Mare y yo estamos tomando unas vacaciones en un departamento que sus padres rentaron por nuestra graduación – Me encojo de hombros – Las entradas al concierto fueron el regalo de mi hermano, y las M&G fueron de mis padres – Me rio ante el recuerdo de uno de los mejores días de mi vida – En realidad no esperaba nada más que una simple cena, pero mis padres quisieron darme la sorpresa completa – Le sonrió.
-Mierda, siento haberles arruinado el regalo – Murmura frunciendo el ceño, luciendo completamente arrepentido y culpable.
Oh, mi bebe.
-Amigo, enserio, si vuelvo a escuchar otra disculpa de tu parte voy a golpearte realmente fuerte – Murmuro con molestia hacia él, Justin levanta sus cejas sorprendido un momento antes de estallar en risas.
-Oh, eres agresiva, me gusta – Pongo mis ojos en blanco, aun cuando mi estómago hace volteretas extrañas ante sus palabras.
-Cállate – Murmuro hacia el dando otro trago a la Sprite mientras el ríe.
-Así que, chica ruda, ¿Estas matriculando para alguna universidad? – Dice, acercándose a la mesa justo a mí, apoya su cadera enfundada en un pantalón de cuero negro contra la mesa, sus brazos cruzados sobre su pecho causando que la musculosa blanca se tensara alrededor de sus músculos llenos de tatuajes.
Ehmm…
¿Qué?
Asiento hacia el saliendo de mi trance.
-Mare y yo matriculamos en Latinoamérica – El luce verdaderamente sorprendido, y luego echa su cabeza hacia atrás riéndose misteriosamente.
El responde a mi cara estupefacta.
-Sabía que eras latina – Él se encoje de hombros tiernamente, hombre, olvida tierno, es caliente – Tus rasgos, tu cabello y la forma de tu cuerpo te delatan – Eh, ¿Qué? - ¿Sabes hablar español?
¿La forma de tu cuerpo?
¿Qué mier…?