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Los diamantes son los mejores amigos de una chica. Pero pídele a cualquier chica del Upper East Side que te muestre su posesión más preciada, y apostamos a que la caja será Vivier, no Cartier.
Pero la verdad es, solo porque el zapato sea de tu talla, no significa que quieras usarlo.
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Esa mañana, a pesar de que tenía clases, me dirigí al Empire. Charles se estaba comportando distante estos días. Sospecho que, además del último desencuentro que tuvo con Blair, algo más sucede. No se aísla completamente si no es algo importante porque sabe que voy a insistir.
— ¿Chuck? —lo llamé mientras caminaba por la suite—. Necesito hablar contigo. Traje canollis de Carlo's Bakery.
Llegué a mesa de pool y lo vi en bata, con una terrible cara, sirviéndose un vaso de whisky. Ni siquiera eran las 11 a.m.
— ¿Escocés para desayunar?
— Me quita los nervios de la coca —contestó con voz ronca.
Escuché un ruido que provenía de la cocina. Por la división de la sala y el comedor, vi a Nate y Raina sentados en la mesa, ella guardaba papeles en una caja con prisa.
— Hey, no los había visto.
— Haré esa llamada —avisó Raina levantándose.
Metió la caja en su bolso antes de marcharse. Al parecer nadie estaba de humor hoy, ni siquiera para ser amable.
Nos acercamos a la cocina.
— ¿Hay algún problema? —le preguntó Chuck a Nate.
— ¿Con Raina? No. Cuando quieras hablar de lo que te está pasando a ti, me avisas.
Me dedicó una mirada antes de irse hacia donde se fue su novia.
— Qué bonito momento para empezar la mañana —ironicé, dejando la bolsa de comida en la mesa—. Ahora, ¿desayunamos y me dices por qué estás en etapa autodestructiva? Estoy teniendo un déjà vu.
Chuck me ignoró, agachándose para tomar algo que estaba en el suelo. Una fotografía, que a distancia pude ver que era vieja y estaba algo descolorida. Lentamente se acercó a la caja que Raina había guardado en su bolso, la abrió para guardar la foto, pero sacó lo que parecía ser un documento.
Me acerqué más a él para poder ver.
— ¿Su acta de nacimiento?
Chuck la leyó sin responder.
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Oigan Upper East Siders, se dice que B se dirige a una cita secreta.
La pregunta es: ¿Con quién?
Pobre S. Aparentemente las botas de Blair y Dan se hicieron para caminar, encima de ti.
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Finalmente logré convencerlo de desayunar. Debía salir de esa resaca antes de meterse en otro dolor de cabeza. No dijo ni una palabra, lo cual me molestaba. Odio no estar enterada de las cosas, más cuando actúa de esta manera extraña. Pero no voy a rendirme aún.
Terminó el desayuno silencioso por su parte, ya que yo lo puse al día de básicamente toda mi semana y él se dedicó a asentir, y caminamos hacia la sala. Nate estaba sentado en el sofá, leyendo, para sorpresa de todos.
— ¿Dónde está Raina? —le preguntó Chuck.
— Regresó a su hotel. Creo que tu rutina de Howard Hughes la espantó un poco. Y también me empieza a espantar a mí —cerró el libro—. Habla con conmigo.
— Nosotros —corregí.
— Vi lo que estabas viendo esta mañana. La caja, las fotos viejas... ¿Raina está buscando a su madre? —preguntó Chuck—. Es un error, debes detenerla.
— Hombre, sé que lo que pasó con tu mamá fue doloroso, pero al menos tuviste respuestas —se enderezó—. Raina merece lo mismo, puede manejarlo.
— Eso no lo sabes. Raina ha estado en la universidad, viviendo en un alto perfil que pueden seguir en Internet —se sentó en el sofá—. Si su madre quisiera contactarla, ya lo hubiera hecho. Acaba de perder a su padre. ¿Crees que está lista para ser rechazada por su madre otra vez?
Nate agachó la cabeza antes de contestar:
— Hablaré con ella —aseguró, parándose para irse.
Lo vi desaparecer de la sala antes de volver a enfocarme en Chuck.
— ¿Seguro que no quieres hablar?
— Tengo que ocuparme de algo —ignoró mi pregunta—. ¿Te llamo luego?
— De acuerdo —respondí insegura.
Chuck sabía algo. O no estaría tan a la defensiva.
Decidí dejarlo solo un rato para ver si así podía arreglarlo. Por supuesto que no quería que resulte más lastimado, sé lo movilizante que la búsqueda de Raina puede ser... por eso volvería para verificar cómo estaba.
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Charlie puede ser nueva en la ciudad, pero aparentemente ya sabe cómo moverse.
¿Quién necesita un mapa cuando puedes seguir al tramposo y ya?
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Esa noche era la edición anual de la Fiesta Rosa, en honor a la lucha contra el cáncer de mama. Aunque al principio la fiesta se iba a llevar a cabo en la mansión de Blaine Trump, hace unas horas se mudo al penthouse van der Woodsen. Me sorprendió escucharlo. Creí que, después de que sentenciaran a Lily con arresto domiciliario, el comité no querría ser asociado con ella. Puede que se llenen de palabras de concientización y compromiso con causas nobles, pero al final del día les interesa tener sus nombres limpios.
Estaba bebiendo una copa de champán rosa cuando me crucé con Blair y dos de sus súbditas, Penélope y Jessica.
— Quizá Ashley sabe quién es el novio secreto de Blair —dijo Penélope.
Había leído posteos de Gossip Girl al respecto, pero no tenía idea de qué se trataba.
— No, pero en serio que la curiosidad me está matando —contesté con sarcasmo.
— Te lo diré —respondió Blair—. A ustedes no —giró hacia sus súbditas—. Desaparezcan. Veinte pasos mínimos, no escuchar sin querer —una vez que se marcharon, me miró sonriendo—: No puedo esperar ver sus caras cuando se enteren que es el príncipe.
— ¿El que conociste en París? —pregunté, viéndola asentir—. Wow, eso es maravilloso.
— Lo sé.
Mi mirada se desvió al ver un hombre de ojos claros salir del elevador. Según las fotos que me mostró de su verano, lo reconocí como el novio secreto en cuestión.
— ¿No es ese de ahí? —señalé—. ¿Por qué se están ignorando?
— Larga historia —suspiró—. Después de esta noche, ya no deberemos hacerlo.
Tenía ganas de preguntarle sobre Dan. Él me había dicho que su relación quedó solo como amistad después de que se enterara que quien lo había citado a la sesión del libro Taschen fue Chuck y no Blair. Al parecer se enteró de su beso y quiso humillarlo para volver con ella, cosa que claramente no salió bien. El problema es que le juré que no se lo diría a nadie, por más que me muera de ganas de hablar con alguien al respecto.
Blair me despidió, ya que debía encargarse de su asunto, y aproveché para usar mi teléfono. Charles no me había contactado desde que dejé el hotel al mediodía. Muchas cosas deben haber pasado desde entonces.
Mensaje para Chuck:
Hola. ¿Alguna actualización?
— Ashley, corazón —una voz particular llamó mi atención—. Tanto tiempo.
Observé a Anne, para luego saludarla con un medio abrazo. Ciertamente no la veía desde que salí con Nate hace más de un año. Era bastante raro encontrarla en eventos y nunca interactuaba mucho porque no sabía que decir. Digamos que siempre fue una mujer que me asustó un poco, era intimidante.
— Anne, qué lindo verte —sonreí—. Sé que estuviste a cargo de la planificación de la fiesta. Tengo que felicitarte, todo es divino.
— Gracias. Tu madre también trabajó con nosotras. Es bueno llevarnos bien a pesar de todo lo que pasó contigo y Nathaniel. Son una familia encantadora... también eran una pareja encantadora tú y mi hijo. Me alegro que puedan ser amigos.
Incomodo. ¿Qué necesidad de traer eso?
— Bueno, aprecio mucho que pienses eso. Pero él ahora está con Raina, que es una mujer maravillosa —traté de sonar lo más tranquila posible—. Oí que ahora es el nuevo rostro de Girls Inc.
No sé si hablar con mi ex suegra de la nueva novia de mi ex novio es una buena idea, pero accioné en medio del pánico y ya no puedo volver a atrás.
— Sí, ella es increíble. Si me dejas, quiero confesarte que yo había propuesto contactarte a ti para serlo —admitió—. Tu altruismo en África con Armani me pareció admirable, y conozco tu dedicación en todo lo que haces. Pero luego los Thorpe llegaron a Nueva York y, bueno, ya sabes...
— Por supuesto.
Burocracia, entiendo. Raina es nueva en la ciudad, tiene una compañía, una fundación, un cabello lacio maravilloso, una preciosa piel oscura de porcelana y una relación con Nate Archibald... Nada que una campaña en lencería, o un posteo de concientización social en redes sociales, pueda equiparar. No soy una mujer de negocios exitosa como ella.
— Anne, ahí estás —apareció Lily.
Agradecí mentalmente. Necesitaba que alguien interfiriera en esa conversación antes de que mi rostro enseñara mis ganas de huir.
— Ashley, preciosa como siempre —me dio un beso en la mejilla.
— Lo mismo digo —sonreí.
— Realmente quería agradecerte por mover la fiesta aquí para que pudiera asistir, Anne.
— Por favor —rió con ironía—. Al menos yo sufrí mi humillación en silencio, no chantajeé a la gente y los obligué a venir a mi casa.
— Ella tuvo nada que ver con eso —intervino Rufus—. Todo eso fue culpa mía.
Oh, entonces el comité no había estado de acuerdo con ser asociados con Lily y su arresto. Obvio que hubo una intriga involucrada.
— Debo decir que estoy sorprendida —dijo mirando a Anne—. Pensé que éramos amigas.
— ¿Por qué? Tú no sabes ser una amiga. Te alejaste de mí cuando me arrepentí de divorciarme del Capitán. No hay una mujer aquí que no sintió algún tipo de placer por tu caída, yo me incluyo. Disfruta la fiesta, Lily... será tu última —sonrió falsamente. Se iba a marchar, pero antes dio la vuelta—: Oh, y quizás quieras ajustar tu vestido —miró el final de la falda—. Se te ve el monitor.
Finalmente giró para alejarse.
— ¿Esa es la misma mujer que hace tres minutos estaba actuando de ex suegra amorosa? —entrecerré los ojos.
— Siempre supe que era una arpía...
— Solo por las dudas, Lily, no me alegro de lo que te sucede. Creo que es bueno que hayas asumido tus errores y hagas lo correcto. No debes avergonzarte de eso.
— Lo sé —acarició mi mejilla—. Gracias.
— Vamos a un lugar tranquilo —sugirió Rufus, tomándola del brazo.
Yo le di un sorbo a mi copa.
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Oh, oh. Lily podrá usar sus zapatos de baile, pero parece que está a punto de salir corriendo.
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La fiesta todavía no había terminado, pero me dirigía al Empire. A los cinco minutos de camino me llegó un post de Gossip Girl, que contenía un vídeo de Dan y Blair besándose a escondidas de la fiesta. No puedo evitar pensar en cómo habrán reaccionado todos, especialmente Serena; además de querer saber por qué motivo se escabulleron para besarse cuando supuestamente eran solo amigos... Y aunque estaba intrigada por investigar, no tenía tiempo ahora mismo.
Cuando llegué a la suite, me encontré a Chuck en traje, pero bebiendo un trago con la peor cara. No pude evitar soltar un suspiro.
— ¿Sigues con esa estupidez de los nervios? Debo que reconocer que por lo menos te bañaste, ¡bravo! —ironicé.
— No estoy de humor, Ashley. ¿No tenías una fiesta o algo así?
— Resulta que me preocupo por ti —me acerqué—. Y no me llamaste.
Nate salió de su cuarto en ese momento.
— Hey, voy a... Ashley —se calló al encontrarme allí—. Volviste.
— Eso parece.
Si era raro verlo últimamente, después de esa confesión de su madre quería hacer un hueco en el suelo y esconderme. ¿Por qué se me dificulta enfrentarlo? Quizás porque nos estábamos llevando bien hasta que empezó salir con Raina y comenzó a evitarme.
— Bien. Iba a decir que me voy al hotel de Raina —continuó, mirando a Chuck—. No quiero que esté sola esta noche. Sé que no estás de acuerdo, pero debería seguir buscando a su mamá.
— La buscó, no era ella —dijo Chuck—. Ya renuncien.
— La primera pista no resultó...
— Debe detenerse —ordenó serio.
— ¿Charles, qué está pasando? —insistí por décima vez.
— El regalo de despedida de Russell fue una historia de mi padre. ¿Recuerdas sobre el incendio en el edificio de nuestros padres, el que Humphrey quiso escribir hace unos años? —confirmé con la cabeza—. Russell también era dueño, eran socios. No solo dice que mi padre fue responsable de causarlo, sino que su esposa estaba allí esa noche... y qué murió en el incendio.
Esa información me inquietó.
— ¿Pero cómo sabes que está diciendo la verdad? —cuestioné con recelo—. Tu padre dijo que un hombre había muerto, nunca mencionó a una mujer.
— No lo sé. Pero hoy, cuando la mujer que encontramos no era la madre de Raina, me di cuenta que quería desesperadamente que lo fuera... Así que sí, quizás lo creo.
— ¿Qué harás? —le preguntó Nate.
— Tratar de descubrir la verdad.
Las puertas del elevador se abrieron, dejando pasar a Andrew Tyler, su investigador privado. Mi desconcierto creció cuando vi a mi padre aparecer detrás de él.
— ¿Papá, qué...?
— Ashley, no te preocupes. Estamos resolviendo esto.
— ¿Tú sabías? —fruncí el ceño.
— Lo mismo que Charles. Ahora entiendo por qué Bart quería protegerme. Sospechamos que algo más grande sucede. Vamos a averiguar qué y lo resolveremos... Es mejor que te vayas a casa. Mi auto está afuera.
Miré a mi padre y a mi mejor amigo, los dos asintieron con tranquilidad. Nate me esperaba en la puerta del elevador, así que me acerqué lentamente, tratando de digerir la información que acababa de recibir.
¿Hay alguna posibilidad de que esas dos muertes fueran más que un accidente? Y si no es así, ¿por qué la necesidad de ocultarlo y mentir tantos años? ¿Cuántas otras cosas Bart ha ocultado, incluso a mi padre?
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Nunca podrás conocer a alguien del todo hasta que camines un kilómetro en sus zapatos. Al principio, podría parecer que no es lo más natural... pero camina en esos zapatos lo suficiente y descubrirás que pueden gustarte.
Solo no se pongan muy cómodos, niños. Porque nunca saben cuándo va a caer el otro zapato.
XOXO, Gossip Girl.
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