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Dicen que Roma no se construyó en un día... pero qué diferencia supone un día.
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Esa mañana fui al penthouse Waldorf para desayunar con Serena y Blair. Hace tiempo que no pasábamos un rato las tres solas.
— Té caliente, Dorota —le pidió Blair sonriendo—. Descafeinado. Y uno de mis zumos de hojas verdes. Gracias.
Serena y yo nos miramos. Estaba comportándose muy distinta a la Blair de la semana pasada, y después de enterarme que había renunciado a su trabajo en la revista, no estaba esperando que el cambio fuera con tanta templanza. Creí que la encontraría incendiando la mesa del desayuno.
— B, ¿estás bien? —pregunté—. Pareces diferente.
— Estoy haciendo una limpieza —bebió un trago de agua.
— No, quiero decir...
— Oh, estoy bien —dijo tranquila—. Haber sido despedida/irme de W fue humillante, pero también fue un llamado de atención. Si Chuck y yo estamos destinados a estar juntos, entonces debería confiar en ello... Y mientras tanto, quiero lo mejor para los dos.
— Wow —mordí una uva—. Qué iluminada.
— Son las hojas verdes, la vitamina B es excelente para la función cognitiva —sonrió cuando Dorota le entregó su zumo—. ¿Y tú? ¿Qué hay de esos rumores con Nate?
— Solo somos amigos. Me alegra que por fin nos llevemos bien y podamos compartir tiempo juntos. Aunque... hace días no contesta mis llamadas —murmuré—. Debe estar ocupado —resté importancia.
No iba a perder la cordura por eso.
— Estoy en una encrucijada similar, me serviría su ayuda —dijo Serena—. Ben no ha contestado ninguno de mis mensajes desde que... pasamos la noche juntos. Y fue increíble, pero no puede ser una coincidencia que de repente me esté evitando.
— ¿Pero le dijiste que piensas que fue increíble? —le preguntó Blair.
— Creo que se lo dejé muy claro...
— Él es un tipo —contestó Blair—. Deberías ir y asegurarte de que lo sabe. Y llevarte un zumo para el camino —le acercó el vaso.
— Gracias, B —le tocó la mano—. Realmente pareces estar bien.
— Sí, se nota que estás mejor —acordé con la cabeza.
Ella sonrió, bebiendo otro sorbo de agua.
Mientras Serena se levantaba de la mesa, yo agarré mi teléfono. Había estado viendo buenas noticias sobre Charles desde que me desperté. Resulta que había llegado a un acuerdo con Bradley Kidd, el respaldo financiero de Russell. Parece que finalmente Industrias Bass evitará en caer en malas manos.
Y hablando de Roma... un mensaje iluminó mi pantalla.
Mensaje de Chuck:
¿Sabes dónde está tu padre?
Fruncí el ceño.
Mensaje para Chuck:
No, no tengo idea. Pero pasaré por la casa de mis padres en unos minutos. Mi madre está tomando té con Lily, me pidieron que recoja un pedido de Elie Saab cerca de mi apartamento. Puedo preguntarle a ella.
Mensaje de Chuck:
Nos vemos ahí.
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Lo siento, S. Parece que tu dulce suegra todavía es un poco amarga.
Pero cuando se trata de pastillas amarga vidas, lo más difícil de tragar es una muestra de tu propia medicina.
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Me encontré con Chuck esperando afuera de su limusina cuando llegué a mi antigua casa.
— ¿Qué es tan urgente? —pregunté caminando hacia la entrada—. Te vi en la televisión hablando del trato hoy, parecías feliz.
— Lo estaba, hasta que pasé por la oficina de Thorpe y me amenazó con que no iba a durar mucho. Tu padre no contesta el teléfono, pero quizás sabe algo.
— Bueno, preguntemos —dije abriendo la puerta.
Al entrar, subimos al primer piso. Mi madre y Lily estaban conversando, pero se detuvieron cuando nos vieron.
—Chicos, ¿cómo están? —saludó mi mamá.
—Señoritas —Chuck hizo un asentimiento.
Me acerqué a darles un beso en la mejilla.
—Aquí están sus vestidos —les enseñé las bolsas, antes de apoyarlas en el sofá.
—Gracias, corazón —sonrió Lily, dejando su taza de té sobre la mesa para tomarlas.
—Laura, ¿por casualidad sabes dónde se encuentra Patrick? —le preguntó Chuck a mi madre—. Pasé por su oficina hace una hora, pero no estaba allí.
—Está en una reunión de último momento en D.C., querido —explicó ella—. Debería llevar solo unas horas, me dijo que estaría presente en tu fiesta de esta noche.
Él suspiró.
—Ya será demasiado tarde para entonces.
¿No podíamos tener paz al menos un par de horas?
—Oh, por Dios —musitó Lily, sosteniendo una de las perchas.
Al parecer no.
Miré el overol naranja que sostenía, similar al de un preso.
— Un poco bizarro para ser de Elie Saab, a mi gusto —murmuré.
— Alguien que conoce lo de Ben está intentando mandar un mensaje —contestó Lily—. Habrán intervenido el pedido antes de que lo recogieras —enseñó una nota.
QUIZÁS QUIERAS USAR ESTO ESTA NOCHE.
— Sutil —dijo Chuck—. Supongo que es Russell, hablamos esta mañana. Me dijo que nuestra "fiesta de la victoria" fue algo prematura... por eso quiero hablar con Patrick.
—Voy a llamarlo —avisó mi madre.
Le dediqué una sonrisa débil mientras la veía alejarse.
— Si sabe de Ben, lo utilizará para acabar con el acuerdo, amenazando con divulgarlo —dijo Lily nerviosa—. A menos...
— Está a la pesca de algo —contrarrestó Chuck—. Si tuviera pruebas, a esta hora ya hubiera hecho ese movimiento. Necesitamos cortar su ventaja, sea cual sea.
— ¿Y qué hay de Ben? —sugerí—. ¿No creen que quizá Russell lo haya abordado?
— No me parece —negó Lily—. Hemos resuelto nuestros problemas, y...
— Yo me aseguraría —aconsejó Chuck—. Mientras tanto, intentaré averiguar qué es lo que planea Russell.
Ella agachó la cabeza.
— Charles, lo siento mucho.
— Hey —la miró—. Habla con Ben —pidió, haciéndola asentir. Luego se dirigió a mi dirección—: ¿Nos vamos?
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¿Por qué una amistad basada en peleas de repente termina su vuelo así? Dicen que sólo escapamos de las cosas que realmente nos asustan.
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Cuando llegamos a la suite del Empire, nos encontramos a Nate preparándose para salir.
— Aquí estás —bufé—. Estuve tratando de localizarte por días.
— Lo siento... Estuve un poco ocupado, y ahora estaba yéndome. ¿Necesitan algo?
— Yo estoy buscando a Raina —respondió Chuck—. Pensé que quizá conocía su horario... ya que estás bastante ocupado teniendo encuentros con ella —Nate lo observó en silencio—. ¿O vas a quedarte ahí y mentirme a la cara?
No estaba esperando eso.
— Mira, solo estamos pasando el rato, ¿de acuerdo? —replicó Nate—. Es todo.
— Supongo que el encanto Archibald no está tan oxidado como pensaba... a diferencia del cuchillo en mi espalda —contestó con veneno.
— Hablé con ella de ti como me pediste. No quería hacer nada contigo.
Chuck rió con sarcasmo.
— No lo endulces.
Me quedé a un lado mientras tenían un enfrentamiento silencioso. Aunque quisiera, tampoco tenía el derecho de decir algo.
— Me gusta Raina, ¿sí? —admitió Nate—. Y a ella le gusto yo. No quería que sucediera de esta forma, pero así fue. Lo lamento. ¿Qué más puedo hacer?
Chuck lo miró con frialdad antes de responder:
— De hecho, hay una cosa.
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Parece que el jurado de Ben sigue deliberando, después de todo.
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La noche llegó rápido, y con ella, la fiesta de Chuck en el Empire. Todo se veía grandioso y estaba lleno de gente, exudaba victoria. Solo espero que eso se traslade a los hechos.
Chuck bajó las escaleras y tomó una copa de champán.
— Gracias a todos por venir. Como saben, mi acuerdo con Bradley Kidd se cierra oficialmente mañana. Y como siempre digo: ¿Por qué aplazar hasta mañana una fiesta que puedes dar hoy? —dijo, ocasionando risas en los invitados—. Salud.
—Salud —subieron sus copas.
Lo encontré a mitad de camino cuando bajó el último escalón. Me dio un beso en la mejilla antes de tomarme por la cintura.
— Felicitaciones —dije contenta—. Todo luce increíble.
— Gracias. ¿Una foto? —señaló al fotógrafo.
Sonreí cuando la cámara disparó el flash.
— Oh, se ven preciosos —Lily se acercó—. ¿En qué momento crecieron tanto?
Le di un apretón cariñoso en el hombro.
— Estamos preparados —dijo Chuck—. Cuando me encuentre con Russell en mi suite, Raina estará en la cocina. Tan pronto como lo oiga chantajearme, se enfrentará a él.
Ese fue el último favor que le pidió a Nate. Debía encontrarse con Raina en la suite antes de que apareciéramos.
— ¿Piensan que será suficiente? —cuestionó Lily.
— Lo único que es más importante para él que arruinarnos, es mantener la relación con su hija —respondió Chuck.
— Le pediré a mi padre que esté atento a tu señal —avisé.
Por suerte, había logrado volar de regreso un tiempo considerable antes de la fiesta para que podamos ponerlo al día. Había que cargar todas las armas.
Me despedí de Lily y Chuck para comenzar a caminar. No llegué tan lejos antes de que Blair me impidiera el paso bruscamente.
— Oye, ¿has visto el post en Gossip Girl sobre que algún gran secreto sale esta noche?
— Sí, y creo que sé de qué trata —suspiré.
— ¿Sí? —preguntó sorprendida.
— Nate estuvo saliendo con Raina este tiempo —viré los ojos—. Digo, puede hacer lo que quiera, pero no comparto que no haya consultado con Chuck.
— ¿No estarás celosa acaso? Tal vez su acercamiento te hizo repensar unas cosas, lo entiendo.
— No —me defendí seria—. Estoy en paz con mi última decisión.
¿Por qué está tan obstinada en cuestionarme sobre Nate? Empezaba a molestarme.
— Ashley, hey —apareció Dan. Lo miré con más exasperación de la que quería—: Wow. Mira, de verdad que no es para tanto...
— Es de mala educación interrumpir, Humphrey —Blair lo detuvo. Quedé confundida, con ganas de saber lo que Dan iba a decir—. A, debes hablar con Nate, puedo acompañarte si me necesitas.
— Gracias, pero no lo creo. Ahora tengo que encargarme de otro asunto. Adiós.
•••
Chuck, Lily, mi padre y yo estábamos subiendo a la suite junto a Russell. Lo habíamos convencido de que había que hablar en un lugar más tranquilo. El aire del elevador era tan tenso que estaba asfixiándome, agradecí cuando llegó al piso.
— Entonces —murmuró Russell—. ¿Esta es suficiente calma para ustedes?
Nos quedamos en el recibidor mientras él se sentaba.
— Deberíamos hablar con él a solas —susurró Chuck, señalándose a él y a mi padre.
— No, este es mi lío —negó Lily—. Confía en mí, vas a necesitarme.
— Y yo te ayudé a idear esto —contesté—. No hay manera de que me vaya.
Sin mucha opción de su parte, los cuatro caminamos hacia la sala. Nos sentamos en el sofá opuesto al de Russell.
—¿Y bien? —indagó Chuck—. Tú convocaste esta reunión.
— ¿No quisiste usar el regalo que te mandé esta mañana? —le preguntó Russell a Lily—. El naranja es tan tu color.
— Abajo tengo invitados —se quejó Chuck.
— Y yo tengo la uña de su ataúd —sacó un papel de su saco: la declaración jurada hacia Ben—. Es solo una copia, por supuesto. Perjurio, obstrucción a la justicia, soborno a funcionarios públicos.
Al parecer, Ben no había sido quien se la dio, sino su madre, en un intento de que su hijo recuperé su antigua vida.
— ¿Por qué no mejor vamos directamente al grano? —cuestionó mi papá.
— Puedo hacerlo... Chuck cede Industrias Bass de una vez, compartimos acuerdos y seguimos con nuestro lazo empresarial, o lo destrozaré a él y a toda su familia —sugirió. Los cuatro nos quedamos en silencio—. Me sorprende que tengan que pensarlo.
— No estábamos pensando... estábamos esperando —conteste con una sonrisa.
— ¿Esperar a qué? —frunció el ceño.
— A mí —Raina salió de la cocina con Nate. Russell se levantó con sorpresa—. Él tenía razón sobre ti, todo este tiempo—murmuró con decepción—. Él tenía razón.
Solo lo observó unos segundos antes de marcharse junto a Nate
— La seguiría si fuera tú —le dijo Chuck.
Los cuatro nos paramos.
— No —Russell negó—. Cede la compañía ahora mismo o tu madrastra irá a la cárcel.
—Quizás lo haga, pero no por ti ni por nadie más —respondió Lily—. Llamé al fiscal hace diez minutos —nos contó—. Rufus me espera en el auto para llevarme.
La miré con asombro.
—Lily, no puedes hacerlo.
— Una vez que salga la verdad, nadie podrá usar esto contra nosotros nunca más —dijo abatida—. Solo prométanme una cosa. Antes de que Thorpe se marche de aquí... díganle a ese hijo de perra donde se lo puede meter.
Sonreí con tristeza.
— Gracias por salvar su legado —susurró Chuck.
— Industrias Bass no es su legado, Charles... tú lo eres —le acarició la mejilla.
Retuve las lágrimas que querían escaparse de mis ojos. ¿Esto es conmovedor o yo estoy más sensible últimamente?
Una vez que nos despedimos de ella, giramos para volver a enfrentar a Thorpe.
— Ya has escuchado a la dama —le dijo mi padre—. Si esto es todo, tenemos una fiesta que asistir abajo.
— Pueden esperar —replicó Russell—. ¿No quieren saber por qué estaba dispuesto a sacrificar a mi propia hija sólo para destruir el precioso legado Bass?
Oh, ¿aún no se cansa? La situación se está haciendo insostenible.
— Porque Lily te dejó por mi padre —obvió Chuck.
— Creo que ya me conoces mejor para este punto —contestó, acercándose a la barra para servirse whisky—. ¿Raina te ha hablado de su madre, Chuck? —se dio la vuelta—. Tengo algo para contarles... algo que Bart no se lo contó a ninguno de los dos mientras vivía.
Fruncí el ceño, ellos se miraron. Mi papá ladeó la cabeza hacia el elevador, indicándome que me fuera. No quería hacerlo, porque se venía la parte importante, pero no podía luchar contra él ahora. Supongo que me enteraré luego.
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Ten cuidado, Chuck. Cuando se trata de Bart Bass, busca y quién sabe lo que puedes encontrar.
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Ya había pasado un rato desde que bajé a la fiesta. Estuve conversando con diversos grupos de personas para pasar el rato e intentar distraerme. Hasta me enteré que Serena había terminado las cosas con Ben, ya que ambos estuvieron de acuerdo que en este momento de su vida, donde tiene muchísimas cosas para tratar de su libertad, quizás seguir aferrándose a lo que fue antes de estar en prisión, o sea, Serena, no es la mejor idea. Triste pero correcto de hacer.
Estaba yendo a buscar mi abrigo cuando vi a Chuck caminando por las escaleras, rechazando a los invitados, con una expresión de consternación en su rostro. Rápidamente me acerqué.
—Hey, ¿estás bien?
— Termínalo —dijo entredientes.
— ¿Qué? —pregunté confundida.
— Esto —señaló la sala—. Todo esto... termínalo.
Entonces se alejó, dejándome aturdida.
•••
Después de pedirles amablemente a todos los invitados que se marcharan, y arreglar para que el servicio desmantelara la fiesta, me dirigí al bar del hotel. Chuck estaba allí, bebiendo de una botella de whisky que ya se encontraba por la mitad. Parecía igual de alterado que hace unos minutos.
— ¿Has visto a Blair? —preguntó al verme.
— Se marchó hace un rato, supongo que se fue a casa —me senté a su lado—. Charles, habla conmigo. Lily se acaba de entregar para protegerte, ¿por qué suspender la fiesta?
— Nada que celebrar.
— ¿Qué les dijo Russell para que estés así? La compañía está a salvo. Estás a punto de ser el director del imperio de tu padre... es lo que siempre has querido
Rió con ironía.
— ¿Lo que siempre he querido? Todo lo que he querido era conocerlo, que me dejara entrar. Me mintió hasta el día que murió... Necesito hablar con Blair, es la única que lo entenderá.
— ¿Entender qué? No tiene sentido lo que dices —respondí. Intenté que no se sirviera otro trago, pero logró correr mi mano—. Chuck... deberías subir y dormir un poco.
Suspiré con resignación mientras lo veía beber el whisky.
— Tengo que encontrarla —murmuró levantándose.
Me levanté de un salto cuando empezó a alejarse con pasos rápidos.
— Iré contigo.
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La cuestión sobre si podemos luchar contra el destino, siempre será un misterio.
Pero la gran cuestión es: ¿Qué sucede cuando dejamos de luchar contra él?
XOXO, Gossip Girl.
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