Capítulo 82: Ilusiones (2° parte)

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Muchas gracias a tod@s por vuestra comprensión. Es muy importante para mí, ya que me siento muy mal  por tardar tanto en actualizar cada capítulo. Quiero que sepáis que le estoy poniendo remedio y espero mejorar en los próximos meses (es un poco lento).

Rollos personales aparte, mejor os dejo con el capítulo 😘

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Jorge abrió la mampara de la ducha y preguntó:

—¿Qué has dicho? —quería estar seguro de que no había escuchado mal. Porque era algo muy grande para él.

—Mi hermano dice que, aunque es una forma infantil de pedirlo, es la manera más clara.

Ambos se quedaron en silencio durante unos momentos; Dasken aguardando por una respuesta, y Jorge esperando que Dasken repitiera la pregunta.

Impaciente, Jorge decidió hablar primero.

—¿Me has preguntado que si quiero ser tu novio? —preguntó mirando a Dasken que, aunque miraba al suelo, se podía ver que su cara estaba imposiblemente roja—. <¿Está avergonzado o asustado? O las dos cosas... Dios, me lo voy a comer>. Ejem. Cuando dices novio te refieres a novio como de poder decirle a mi madre: "oye mamá, que tengo novio" —Dasken afirmó con la cabeza y Jorge esbozó una sonrisa—. Y novio de pensar que en un futuro podré llevarte a casa de mis padres a almorzar un domingo  —Dasken levantó la cabeza de repente y le miró, y donde Jorge pensaba que le iba a decir: "no te pases, estás yendo muy deprisa", Dasken dijo "¿tú crees que les caeré bien?", y a Jorge le flaquearon las piernas. Por suerte, el retrete quedaba cerca de la ducha y pudo poner una mano en el hombro de Dasken. Fue entonces cuando se fijó en que tenía los pantalones puestos y la tapa estaba bajada—. Creía que estabas sentado en el retrete.

Dasken miró hacia abajo.

—Y lo estoy.

—Me refiero a "sentado" —Jorge hizo la señal de las comillas con los dedos.

—Oh... Espera, ¿creías que estaba haciendo... un número dos mientras hablaba contigo?

—Mhum  —murmuró Jorge mientras se sentaba a horcajadas en el regazo de Dasken y le rodeaba el cuello con los brazos.

—Aún no hemos llegado a ese nivel de... ¿intimidad? —preguntó Dasken con la cara roja de nuevo y rodeando el pequeño cuerpo de Jorge con sus brazos.

—Supongo que eso se consigue con años de convivencia —respondió Jorge juntando su frente con la del rubio y ambos volvieron a quedarse en silencio. Uno de esos silencios cómodos que solía haber entre ellos. Jorge estaba chorreando agua y estaba empapando a Dasken, pero no parecía que a él le importara.

—No me has contestado —dijo el rubio casi en un susurro.

Jorge sonrió y se puso un dedo en la barbilla, como si estuviera pensando.

—Pues... no sé.

Dasken abrió mucho los ojos, miró hacia otro lado y apartó las manos que tenía alrededor de la cintura de Jorge.

—Si tienes dudas y quieres pensarlo, yo...

Jorge vio como Dasken parecía apenado y nervioso y no sabía dónde poner las manos.

<Mierda. Cree que no quiero>. No no no, digo, sí sí sí...  —ahora el rubio le miraba confundido y, teniendo en cuenta su comportamiento, era lógico. Jorge suspiró antes de contestar—.  Sí que quiero ser tu novio. Sólo jugaba a hacerme el difícil  —se encogió de hombros—, ya sabes, en mi línea; haciendo el payaso.

Línea recta (Homoerótica)Where stories live. Discover now