Capítulo 51: Sorpresas

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A veces, es quien menos te lo esperas la persona que te ayuda en un momento difícil. Sin embargo, deberíamos pararnos a pensar; si nunca esperamos algo así de esa persona, ¿puede que esa persona esté ayudándote porque sacará algún beneficio personal y así aprovecharse de la situación? O ¿Es que acaso la hemos juzgado mal?

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Mat llamó a Adán para hablar con su jefe y así decir la verdad de una vez. Es cierto que se sentía un poco cobarde por no ser capaz de hacerlo solo, pero la verdad es que estaba deseando ver al moreno entrar por esa puerta.

Su jefe estaba alabando su gusto para combinar colores mientras él anudaba una corbata en un maniquí cuando escuchó la campanita que sonaba cuando alguien entraba en la tienda. Miró hacia la puerta y vio a Adán.

Mat suspiró de alivio.

—<Menos mal que ya está aquí.>

En cuanto vio entrar a Adán, el dueño de la tienda se acercó a él y le extendió la mano para saludarle.

—Buenos días. Aquiles Sosa, para ayudarle y asesorarle en lo que necesite.

Adán se percató enseguida del tono de coqueteo del hombre, agarró su mano para devolverle el saludo y se presentó.

—Adán Rojo, soy el novio de Mat.

A Mat casi le llega la mandíbula al suelo cuando escuchó a Adán decir aquello.

Aquiles miró a Mat, que está a su lado, y no se dio cuenta de la expresión de conmoción que tenía, después miró de nuevo al recién llegado.

—Vaya, por fin te conozco. Estaba empezando a pensar que eras imaginario.

—Pues ya ve, aquí estoy. Esta semana he estado muy liado con el trabajo y Mat y yo casi no nos hemos visto, así que he pensado en darle una sorpresa y venir a decirle hola —Adán agarró a Mat de la mano y tiró de él hasta tenerle a su lado, pegado a su cuerpo, le miró directamente a los ojos y de manera intensa—. Hola.

A Mat le pareció que la voz del moreno había sonado más profunda que de costumbre.

—Ho-hola.

Entonces Adán se acercó un poco más y... Mat vio como esos labios se aproximaban, parecía que iban a cámara lenta, como en las películas, quizás por eso creyó que le daría tiempo de alejarse, pero en realidad aquellos labios se pegaron a los suyos mucho más rápido de lo que se imaginó. Al principio parpadeó rápidamente y puso las manos en el pecho de Adán con la intención de empujarle, pero entonces los labios del moreno empezaron moverse, la punta de su lengua acarició su labio inferior, la barba le hacía cosquillas... unas cosquillas muy agradables, y el notar aquellos brazos rodeándole la cintura le hacía sentirse... protegido. Mat se relajó entre los brazos de Adán y comenzó a corresponder el beso, pero a diferencia de como solía hacerlo con las mujeres con las que había estado -las cuales siempre habían esperado que él controlara la situación-, con Adán se dejó llevar, agarró las solapas de su chaqueta y movió los labios a su ritmo. El beso era dulce y suave pero con una gran carga de pasión que descolocó a Mat, pero que sin duda le estaba haciendo sentir algo especial, física y emocionalmente.

—¡Ejem!  —Aquiles tosió para llamar la atención.

Sara  -compañera de trabajo de Mat-  sonreía de manera descarada, como si estuviera disfrutando de lo que veía.

—Déjales jefe, a ver si no recuerdan que no están solos y se arrancan la ropa.

Aquiles miró a su empleada.

—¿Sabes que en Internet hay porno gay?

—Oh sí, claro que lo sé. Pero visto de cerca es más interesante.

Línea recta (Homoerótica)Where stories live. Discover now