Capítulo 43: Apoyo incondicional (3ª parte)

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Después de hacer el amor en el sofá, permanecieron varios minutos abrazados, sin moverse, Gabriel acariciando el pelo de Markku y Markku dando suaves besos en el pecho de Gabriel.

—Markku, uno de los dos tiene que ir a la habitación del fondo. Sigo oyendo ruidos, es como si alguien estuviera allí.

<Mierda. No puede saber que de verdad hay alguien ahí.> Ahora voy yo, pero antes quiero darte otra cosa.

Markku se incorporó dejando salir su ahora fláccida polla del cuerpo de Gabriel, el cual gimió de decepción.
Markku sonrió al escucharle.

—¿Qué te parece si vamos al dormitorio y continuamos allí?  —le ofreció una mano a Gabriel y este la aceptó, poniéndose de pie. Al hacerlo, hizo una mueca.

-¿Te duele?  —preguntó Markku.

—No. Es la sensación de notar como tu semen sale de mi cuerpo. Me gusta volver a sentirlo.

Markku no lo estaba viendo, pero de sólo imaginarse ver su esencia saliendo de Gabriel su erección volvió a cobrar vida.

—Vamos a la cama. Ve tu delante.

Gabriel rió mientras caminaba en dirección al dormitorio. Sabía que Markku le estaba mirando el culo y que ver como de este salía su semen le estaba poniendo caliente, de nuevo.
Gabriel apartó la colcha y las sábanas y se tumbó en la cama boca abajo esperando que su hombre se lanzara a devorarle. Pero vio que Markku iba hacia el armario en lugar de lanzarse encima de él.

—¿Qué haces? Ven aquí. Házmelo otra vez.

—Enseguida. Sólo espera un momento.

Markku sacó una bolsa del mueble y se acercó a la cama con ella.

—Toma.

Gabriel se incorporó y agarró la bolsa.

—¿Qué es?

—Mira dentro y lo sabrás.

—Quiero decir, ya me has hecho este regalo -dijo tocando el colgante—. ¿Este por qué es?

-Bueno, es cumplenavitín  —rió. Es que la palabra le parecía rara pero de lo más acertada—.  El colgante es por tu cumpleaños. Este es por navidad  —le dijo, volviendo a acercar la bolsa—. Feliz navidad

—No tenías porqué hacerlo.

—Lo sé, pero quiero. Ábrela.

Gabriel miró dentro. Libros. Sacó uno y se sorprendió.

—Son los libros del último año de la facultad de veterinaria.

—Sí. Yo hubiera preferido pagarte ese último año de universidad. Pero como te conozco, sé que no lo habrías aceptado  —Gabriel negaba con la cabeza y Markku sonrió—.  Lo imaginaba. Pero los libros sí los aceptarás, ¿no?

—... Sí  —Gabriel dejó los libros sobre la cama y se puso de pie para abrazar a Markku—.  Muchas gracias, amor.

—De nada. Así podrás estar preparado cuando vuelvas a la universidad.

—Sí.

Gabriel volvió a escuchar el ruido en la habitación del fondo. Estaba empezando a ponerse muy nervioso. ¿Y si realmente había alguien ahí?

—Markku, ve a comprobar que es eso que hace ruido, por favor.

<Voy a tener que enseñarle a quién tengo escondido. Espero que se lo tome bien.> Voy a ver.

Markku salió de la habitación, y pocos segundos después, Gabriel le escuchó preguntarle.

—Gael, ¿cuál es mi sabor favorito de helado?

Línea recta (Homoerótica)Where stories live. Discover now