... Casi puedes oler el azufre.

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Aquí está la tercera parte de este larguísimo capítulo. Espero que lo disfrutéis, y si veis algo fuera de lo normal (que no sea yo 😌) decídmelo y veré qué se le ocurre a mi batido, digo a mi cerebro) ¡Nos leemos al final! 👇 O 👉

PD: Perdón por los títulos de los capítulos pensados con el cul*

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Un rato después de su charla con Mat, Adán estaba sentado a la mesa de la cocina junto con Gabriel. Ambos estaban comiendo en silencio, cada uno con sus propios pensamientos pesimistas; Gabriel estaba seguro de que Jorge no iba a conseguir nada y que la foto estaría pululando por los teléfonos de un montón de desconocidos eternamente, y para colmo, le había mentido descaradamente a Markku.

Por su lado, Adán estaba seguro de que su relación con Mat tenía fecha de caducidad e intentaba hacerse a la idea. Sin embargo, estaba más seguro que nunca de que quería dar "el paso" con él antes de que todo explotara en sus caras. Después de todo aunque sabía que a Mat le haría feliz, Adán lo hacía por él mismo, para dejar atrás aquello que le había hecho infeliz toda la vida.

-Bueno, bueno, bueno. Jorge lo ha hecho de nuevo -el castaño de gafas entró a la cocina con los brazos abiertos y después hizo una reverencia-. ¿Soy el mejor o no soy el mejor?

Adán y Gabriel levantaron una ceja mirando a Jorge y después miraron a Dasken con gesto interrogante.

-No tengo ni una ligera idea de lo que ha hecho -dijo Dasken.

Cuando llegó unas horas antes, Jorge llevaba un portátil y una bolsa negra, dijo que quería subir al último piso de la casa y que dependiendo de lo bueno que fuera "el otro", podría tardar más o menos tiempo. Nadie entendió lo que quería decir pero, Gabriel le dijo que hiciera lo que quisiera. Entonces, Jorge y Dasken subieron hasta la habitación de Samuel y Teby y allí habían estado unas tres horas.

-Entonces, ¿puedo saber qué has hecho? -preguntó Gabriel.

Jorge hizo un aspaviento con la mano.

-No lo entenderías pero, para que lo sí lo entiendas te diré que un pequeño virus, muy, muy pequeño, casi un virus bebé, ha "perseguido" la foto hasta los teléfonos de todos los que la han tenido.

-Entonces, ¿ya no tengo que preocuparme?

-Mhum -dijo Jorge, agarrando un tenedor de la mesa y pinchando del plato de Adán unas patatas fritas-. Pero lo más importante, es que sé quién y cómo consiguió esa foto.

-¿¡Quién!?

Jorge sacó su teléfono del bolsillo y le enseñó a Gabriel una foto de un tipo con barba y gafas.

-Se llama Santiago Pedroche.

Gabriel levantó una ceja.

-No lo he visto en mi vida.

-Lo más probable es que Hermann le haya contratado -dijo Adán.

Gabriel miró al moreno e hizo un mohín con los labios.

-Es posible... Pero, ahora que lo pienso, ¿de dónde sacó la foto? La borramos hace meses.

Jorge había vuelto a pinchar patatas de Adán y este le había acercado el plato para agarrara todas las que quisiera.

-De la nube. De ahí no la borraste -dijo Jorge después de masticar y tragar.

-Pero, si yo no subo nada a la nube...

-Pff -rió Jorge-. Pero, si tienes cientos de fotos ahí. Algunas tiene fecha de hace varios años. Por cierto, hay unas que son de cuando salías con Rui, o eso creo. Los dos estáis muy cuquis. Con una carita de-

Línea recta (Homoerótica)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin