Hacerse a la idea (3ª parte)

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Espero que os guste 😊

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Después de que Gabriel cruzara por el despacho por segunda vez y se despidiera de su marido con un beso, Markku y Adán estuvieron trabajando un par de horas más para que Markku se pusiera al día de los avances que Adán había hecho con los negocios a los querían ayudar, después del cierre de 'Corporació Rovira'.

Fue Markku quien decidió que habían terminado, ya que Adán no parecía dispuesto a hablar de otra cosa que no fuera el trabajo. Y Markku sabía muy bien porqué: Adán temía que, al terminar los asuntos relacionados con el trabajo, él quisiera preguntarle sobre todo lo relacionado con su hija y la ruptura con su hermano. Así que ahora, mientras miraba como su amigo guardaba los documentos en su maletín, simplemente esperó a que levantara la vista para hablarle de nuevo después de los minutos que llevaban en silencio, como si guardar los papeles requiriera de toda su concentración.

Adán, por su parte, aunque hasta ahora había conseguido su objetivo de no hablar de otra cosa que no fuera negocios, ahora, mientras sentía la mirada de Markku sobre él como un rayo láser, sabía que no tenía escapatoria.

Si había podido evitarlo hasta ahora era porque no había visto a Markku personalmente en toda la semana. Se había limitado a llamadas telefónicas y siempre relacionadas con el trabajo. Cada vez que Markku intentaba cambiar de tema o le pedía que fuera a casa, Adán se inventaba una excusa para negarse, y había funcionado, hasta que Markku le dijo en esta ocasión que sí o sí tenía que ir a verle o él mismo iría a su apartamento.

Si no quieres hablar de ello, no hablaremos. Pero no puedes ignorarme el resto de tu vida... ¿O eso es lo que quieres? ¿Quieres que dejemos de ser amigos? Porque si es así, dejaré de insistir. No te voy a obligar a nada —le dijo Markku por teléfono esa misma mañana.

Después de un suspiro, Adán le dijo que tenía razón y que iría verle. Markku se ofreció a ir él a su apartamento pero, Adán quería darle su regalo de cumpleaños a Mat y era obvio que sólo podría dárselo si iba hasta su casa o se lo enviaba por correo... Esto último le pareció cobarde, así que pensó que era mejor la opción de ir a verle aunque la idea hiciera que sintiera náuseas por los puros nervios... Y por eso, por no ser cobarde, fue hasta el hogar de Gaby y Markku y había tenido un encuentro muy incómodo con Mat y ahora mismo estaba a punto de tener una charla incómoda con Markku.

Cuando guardó el último papel y puso el maletín en el suelo, levantó la vista por fin y vio que Markku tenía apoyados los codos en los reposa-brazos de su silla y seguía mirándole, pero al contrario que él, parecía completamente tranquilo... y eso le ponía más nervioso.

Rascándose la cabeza, se aclaró la garganta pensando en que quizá todavía podía conseguir una oportunidad de marcharse antes de que Markku empezara a hablar.

Ejem. Bueno, creo que debería irme ya, porque-

—Deja tu nerviosismo de una vez —interrumpió Markku—. Te dije que si no quieres hablar del tema pues, no hablaremos. Sólo quiero saber cómo estás.

—Pues... —Adán soltó un suspiro. Si había evitado a Markku era porque tenía miedo de que le dijera que ya no quería ser su amigo por romperle el corazón a su hermanito pero, él mismo le había dejado claro que no era así. Así que, ¿por qué seguía evitándole? Era su mejor amigo, y aunque Dora, Jorge y -sorprendentemente- Dasken le habían ayudado mucho, realmente echaba de menos poder contar con Markku. Así que, si quería conservar su amistad con él, más le valía ser sincero. Recolocó su posición en la silla cruzando una pierna sobre la otra y apoyando los codos en el reposa-brazos de su silla para empezar a hablar con la mirada perdida—. El día que me fui de aquí fue... horrible. Sentí que el mundo se había hundido bajo mis pies y no encontraba nada de lo que agarrarme para no caer... Hum  —soltó una risita sarcástica—. Debería haber estado preparado para eso porque yo sabía lo que iba a pasar, y aún así se sintió como si... Bueno, como ya he dicho, como si el mundo se hundiera bajo mis pies —Adán levantó la vista y vio que Markku seguía mirándole—. Cuando rompimos la vez anterior fue muy duro, pero sabía que yo tuve gran parte de culpa y simplemente lo acepté rápido. Pero esta vez, creo que yo no he tenido la culpa... ¿verdad? —preguntó en tono esperanzador.

Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora